Giraseok

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Yoongi entró junto a su madre a algo que identificó (con sus muchos conocimientos para un niño de seis años) como una florería. Rápidamente se dirigió a observar todo a su alrededor, flores aquí y allá, unas más lindas que otras, incluso unas parecidas a los que su padre le regalaba a su madre en cada aniversario. Quiso seguir mirando pero su madre lo llamó, pues temía que con su hiperactividad terminara rompiendo algunas de las macetas que habían en esa sección, a regañadientes el niño obedeció, ¿qué le costaba a su mami dejarle mirar más flores?

Su madre se encontraba frente al, esa cosa que su mami llamaba m-mostrar, bueno el lugar donde su mami entregaba su dinero. Del otro lado de la-cosa-donde-su-mami-entrega-el-dinero había un señora que aparentaba ser de la misma edad de su madre, pero qué sabía él sobre eso.

—Yoon —le llamó—, esta señora es una amiga mía, ven a saludarla —le hizo gestos con la mano para que se acercara.

—Hola dulzura —le sonrió, para el pequeño fue una de las sonrisas más radiantes que había visto después de la de su mami. Seguro era una buena persona, pensó—, ¿te llamas Yoongi, no? —él asintió—. ¿Cuántos años tienes, cariño?

Él mostró sus dos manos escondiendo cuatro dedos.

—Tengo un hijo de tu misma edad,  ¿sabes? —se rió, el niño era adorable, seguro su pequeño se llevaría bien con él.

La mujer iba a llamar a su hijo pero la puerta se abrió, anunciando un cliente, la mujer se disculpó con su amiga y se dirigió a la señora que venía acompañada con un pequeño con ojitos brillantes y unos dientecitos que sobresalían gracias a que el niño se encontraba sonriendo. Sí que le gustaba ir allí, después de todo ahí estaba su amigo.

—Mami,  ¿esa flor cómo se llama? .—Yoongi preguntó, señalando a un pequeño que se encontraba escondido detrás de la dueña de la florería, había salido a recibir a su amigo, Jungkook, pues sabía que siempre iba con su madre esos días y a esa hora. Jungkook frunció sus labios en un gesto de disgusto, Hobi era su amigo y de nadie más, las tres mujeres rieron de ternura y el aludido enrojeció hasta las orejas.

—Cariño, él se llama Hoseok —su madre le dijo, al fin, después de reír un poco más.

—Mami,  ¿podemos llevarnos esa flor?

Las mujeres volvieron a reír y Jungkook se acercó a él, con un gesto de clarísima molestia.

—Él es mi amigo —sentenció, haciendo énfasis en mi.

Su madre iba a reprocharle por esa mala actitud pero el niño que estaba siendo el centro de atención habló.

—Jungkookie podemos ser amigos de él,  ¿sí? —le sonrió a los dos, Jungkook se sonrojó y Yoongi confirmó, ahora, que era la sonrisa más radiante que haya visto jamás. Ni su mami le ganaba. Jungkook aceptó al fin y fueron a jugar a la habitación del niño (ahora Yoongi sabía)  llamado Hoseok.

—Mi hijo se va a casar con él y lo sabes —la madre de Yoongi habló, dirigiéndose a la madre de Jungkook. La otra mujer que ahí se encontraba sólo soltó una risita.

—Mi bebé lo conoce desde hace más tiempo —refutó.

—Me gusta más Namjoon, si me preguntan a mí —la dueña de la florería dijo, y se ganó una mala mirada de las otras dos mujeres.


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