Ha pasado antes, es como un ciclo. Su vida como profesor le ha ofrecido esto y no se queja, a decir verdad; todo porque tiene a Hoseok con él. Bendito Hoseok.Como profesor tiene la obligación de dar discursos de vez en cuando, y por más años que lleve con esa profesión los nervios lo invaden cada vez como si fuese la primera, en esos momentos siempre ha estado Hoseok para él y siempre ha sabido cómo hacer que esa asquerosa sensación de pesadez en el pecho se vaya.
Esta es una de esas veces, tiene que dar un discurso de bienvenida por un nuevo comienzo de año y los nervios calan sus huesos. Tratar con adolescentes que no escuchan nada más que chismes sobre quién se tiró a quién no es algo que ame pero quizás sí es algo a lo que se acostumbró, todo gracias a Hoseok. Otra vez, bendito Hoseok.
Ahí está Yoongi, escuchando todo lo que su esposo le dice como si fuese palabra divina, mientras él le arregla la corbata que seguramente (y por los nevios) se colocó mal, la cercanía de Hoseok hace que los nervios desaparezcan y es que, ¡cómo no! Si tiene esos hermosos hoyuelos cerca suyo, y su bien perfilada nariz y sus ojos, tiene a Hoseok. ¿Qué mejor que eso? Hoseok arreglando su corbata: una escena tan de matrimonio perfecto que ¿cómo podría dejarse llevar por lo estúpidos nervios?
Sin embargo, lo hace. Porque los nervios son el peor enemigo suyo y de Hoseok, lo han enfrentado varias veces, ¿creían que sólo Yoongi batallaba contra ellos? ¡Pues, no! Hoseok, como bailarín, también le tenía que hacer frente, el chico era la definición de talento, se lo habían dicho su familia, sus amigos, profesores y, por supuesto, él. Pero el chico era tan necio que se negaba a entender que aquello que decían los que no tenían nada mejor qué hacer con su vida no valía nada.
Pero con los años y de a poco, los dos implementaron un ataque especial para vencer los nervios; él tendría que vestirse con su casi olvidado traje negro (casi olvidado porque en casa ni al salir lo vuelve a usar), se olvidaría de lustrar sus zapatos, de lavarse el rostro y así terminaría por ponerse mal la corbata, entonces Hoseok intervendría y le ayudaría a arreglar su fea corbata, le abrocharía los botones que olvidó abrochar de su camisa, le hablaría de cosas triviales y le sonreiría las veces que hagan falta hasta que lo note más calmado para cerrar con el ataque final: un beso. Entonces él ya no sentiría nervios y le correspondería de a poco, porque saben por experiencia que esa clase de besos son lo necesario para que los nervios no aparezcan por un tiempo, porque esos besos perduran en sus labios todo lo que dura su discurso y no permite que lo invadan otra vez. Y él hace lo mismo, quizás no hayan trajes ni corbatas de por medio pero siempre lo ayuda con algo, como acomodar su cabello, o sugerirle qué ropa debería usar (muchas veces y adrede, le ha dado mal vestuario para que no llame tanto la atención) y al igual que el contrario, termina dándole un suave beso en los labios para que guarde su calor y suavidad cuando los estúpidos nervios quieran sabotearlo.
A ese movimiento especial Hoseok le ha llamado beso calma nervios y, quizá algunas veces y por Hoseok, él también le ha llamado así. Bendito Hoseok.