Regalo II

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—¿Un anillo? ¿Es lo que creo? —Hoseok tanteó, queriendo saber si es que acaso se le estaba proponiendo, justo el día de su cumpleaños.

—No seas tonto —le dijo, el menor sintió un poco de decepción—, soy más original que eso. Si te propusiera casarte conmigo no sería en tu cumpleaños, porque además de cliché, esa fecha eclipsaría la propuesta —comentó, aunque parecía meditarlo en el fondo.

—Um —asintió, todavía desilusionado—, es muy bonito, hyung —comentó, examinándolo. En verdad era lindo.

—Falta que veas algo —advirtió—. Mira la inscripción.

Hoseok no sabía cómo reaccionar, no tenía idea. Mezcla de emociones asaltaron su interior; felicidad, emoción, y un cúmulo más. Un largo etcétera de sensaciones. Y es que no había una reacción prescrita de cómo reaccionar a semejante acto, tan lindo e inesperado. Tan propio de Yoongi, siempre con sorpresas increíbles que le hacen sentirse amado como nadie. Puede ser tonto para algunos, pero para él es tan importante que le hace querer llorar, deshacerse en la más pura felicidad. Y lo hace.

—¿Por qué lloras, Seok? —preguntó divertido—. Sólo dice 'Sope', no es la gran cosa.

—¡Lo sé! —admitió, aunque para él sí era la gran cosa—. Idiota, por supuesto que lo sé. Es sólo que... Tonto... Es porque te amo tanto que lloro por tonterías —reprochó, mirando mal a su novio. El otro soltó una risita, realmente orgulloso de la reacción de su pareja. Para él en realidad sí era importante, la sub unidad creada únicamente para ellos dos, donde podían demostrar todo su amor sin limitaciones (aunque sí habían, después de todo no podía besar a su novio frente al público), donde podía salir su lado más feliz gracias a Hoseok. Hablaba tanto de esa sub unidad que a veces Namjoon debía darle avisos para que no sea tan obvio. Por supuesto que era importante, pero debía mantener el estilo.

—Me alegra saber que me amas mucho —dijo— y también que te haya gustado, Seok. Yo también te amo... Como para hacer algo tan cursi —meditó—, te debo amar bastante, me estimo.

—¿Tienes que ser idiota ahora? —le retó—. Sólo felicítame y dame un beso, tonto.

—Sí, sí.

Yoongi procedió a hacer al pie de la letra todo. Lo besó con ternura casi impropia de él, pues cuando besaba a su novio se le olvidaba ser gentil, usualmente.

—Para el próximo año te regalo un diccionario de sinónimos —se burló—, te tienes que aprender nuevos insultos.

—Con lo idiota que eres seguro que sí —replicó el menor, sacándole la lengua. Yoongi aprovechó para besarlo, esta vez sí, con fiereza. Tenía un regalo más para hacerle. 



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