CAPÍTULO 13.

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El bosque de Beacon Hills guardaba siempre bajo la penumbra del anochecer los secretos del mundo sobrenatural.

Iluminados por la luz de la luna, en el auto de la cazadora, ambos enamorados pasaban los pocos momentos juntos que la suerte les permitía cuidando a Jackson, el cual yacía secuestrado por su propio bien en una camioneta policial.

―Stiles fue a ver a Lydia. No lo ha perdonado por prometer hablar con ella y luego dejarla plantada en el auto ―le explicó el lobo a su novia.

―No es fácil de explicar.

Y vaya que no lo era. 

Ninguno de los tres chicos había hablado con la pelirroja sobre lo que hacían sin ella en su "tiempo libre".

―¿Cómo supo tu papá dónde ir anoche? Estaba en el callejón junto con Gerard.

Anoche, mientras que Scott perseguía al Kanima por las calles, los Argent interceptaron el camino de los dos hombres lobos para pelear contra la criatura. Pero ¿Cómo sabían ellos dónde estaba?

―Tienen contactos que monitorean todas las cámaras del pueblo, cajeros, semáforos. ¿No viste las que pusieron en la escuela?

Él asintió.

―¿Creíste que le dije? ―interrogó Allison, casi acertando en lo que Scott llevaba pensando, aunque él jamás sospecharía de ella realmente.

―¡No! ―se apresuró el beta a responder, pero luego se corrigió―. No lo sé, sólo... No lo sé.

Ella le miraba entendiendo la situación. 

Pese a que su novio estuviese desconfiando aunque sea un poco de ella, Allison no se ofendió. Lo entendía. Estaba aterrado. 

En medio de todo, Scott McCall, su gran amor, intentaba salvar al pueblo de una pronta guerra.

―Estoy de tu lado Scott ―le aseguró ella, intentando tranquilizarle―. Siempre lo estaré.

―Lo sé ― le contestó el, y alzando sus cejas puso esa cara de cachorro arrepentido que derretía el corazón de la chica―. Lo sé, lo siento. Perdón. Creí que las cosas volverían a la normalidad. O al menos lo suficiente como para aprobar las materias.

―Las aprobarás.

Scott con una sonrisa en el rostro extendió el brazo hasta su novia, y rodeándola le abrazó. 

Allí, incómodos y separados por los cambios del auto, parecían ser felices ambos. Disfrutando de la mínima tranquilidad que la noche les brindaba.

O al menos eso pensaban.

Desde la camioneta, un Jackson confundido de los cambios que su piel experimentaba comenzó a creerle a Stilinski acerca de su verdadera naturaleza.

➊𝐅𝐫𝐚𝐠𝐢𝐥𝐞╢𝐓𝐄𝐄𝐍 𝐖𝐎𝐋𝐅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora