CAPÍTULO 32.

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―Necesito que me digas todo, Sarah ―pidió Stilinski sentado frente a la chica―. Sé que es difícil, pero prometo que estarás bien.

―Lo sé, es solo que es raro ―se excusó la chica, sobando su brazo con incomodidad mientras esquivaba la mirada del sheriff.

―¿Qué cosa?

―Hablar sobre Clay. Jamás hice esto ―musitó y señaló con sus manos la situación―, y ahora...

―¿Por qué nunca hablaste sobre él?

―Me amenazó ―confesó luego de varios segundos, encogiéndose en su lugar. Un escalofrío recorría su espalda al hablarlo―. Dijo que si hablaba, me iba a matar. En un principio no lo creí, pero una vez hablé con la consejera de la escuela, y... y ella le contó a mi papá...

―¿Él tomó represalias contra ti? ―Sarah asintió levemente. Su mirada se apartaba constantemente del sheriff. Su cuerpo se estremecía de tan sólo recordarlo. Stilisnki notó que la chica no quería hablar más, pero era necesario que lo hiciera―. Sarah, la vez que estuviste en coma... no fue por un accidente, ¿cierto?

Sarah recordaba esa vez. 

Armándose de valor contra su padre, había decidido asistir con la antigua consejera de la escuela. Le había contado todo, que su padre la castigaba, golpeaba e incluso no la alimentaba. Que bebía todos los días y había amenazado con asesinarla, incluso desaparecerla si hablaba sobre eso con alguien.

Temblores y sudor frío recorrían su cuerpo de tan sólo acordarse.

La consejera escolar, creyendo que ella mentía, citó a su padre en la escuela y le contó todo. Reynolds se había excusado con que Sarah era una chica con problemas conductuales, y estrechando la mano de la mujer salió del instituto, y aguardó a su hija a metros de la salida.

Acorralándola en una calle poco transitada, la golpeó reiteradamente en todos los lugares que pudo encontrar, en especial en su cabeza. Cuando ella había caído inconsciente, Reynolds la dio por muerta y la abandonó.

Estuvo cerca, demasiado cerca de morir.

Como enviados del cielo, una pareja que iba por el lugar la encontró moribunda en el suelo. Habían reportado a la ambulancia, y la asistieron. Su cuerpo estaba casi irreconocible.

Cayó en coma por un mes.

Al ser llamado por la policía, Clay había negado cualquier conocimiento sobre el daño de su hija, y propuso que probablemente la habían asaltado. Ellos le creyeron. Cuando Sarah milagrosamente despertó, no le había quedado más opción que reafirmar la versión de su padre.

El destino le había entregado una segunda oportunidad en su vida, y debía aprovecharla. Jamás volvería a cometer semejante estupidez, y guardando silencio, soportó por años los maltratos del hombre.

➊𝐅𝐫𝐚𝐠𝐢𝐥𝐞╢𝐓𝐄𝐄𝐍 𝐖𝐎𝐋𝐅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora