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El héroe de ropas azules estaba más que listo para declarársele al chico que le gustaba, tal vez no le compró nada ni sería algo muy formal, pero lo haría.

Además, él no sabía nada acerca de detalles.

Ahora estaba parado frente a la casa del pelirrojo, con éste mirándole algo confundido.
Porque claro, la mejores declaraciones son así.

—Splendont, tengo que decirte algo... —El peliazul bajó levemente la mirada, nervioso y con un notorio sonrojo.

—Uhm... ¿Qué pasa?

—B-Bueno, yo... —Rascó su nuca—, tú... Nosotros...

—¿Qué hay con nosotros?

—Que somos como... El agua y el aceite —dicho esto se tapó la boca con una de sus manos—. ¡Espera, eso no era!... Yo quise decir que t-tú...

—¡Splendid, habla de una jodida vez!

—... ¡Vine a pedirte azúcar!

Splendont se dio una palmada en la frente y le cerró la puerta en la cara, segundos después se sintió culpable y se volvió a asomar.

—... Ya te la traigo...

—... Gracias.

✾Drabbles; DontDid.✾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora