Capítulo 3

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El vuelo transcurrió con tranquilidad, al menos para mi, ya que mis padres discutieron todo el viaje, por el romance de mi padre con su secretaria.

Al llegar al aeropuerto,subimos a un taxi desocupado.

Mi padre propuso que nos alojarnos en un hotel hasta el día siguiente,pero mi madre se negó alegando que no quería perder un día más de trabajo.

Me centre en la carretera,mientras que "When i was your man" inundaba mi sistema auditivo.

Luego de aproximadamente veinte minutos, el vehículo en el que íbamos, se adentro a una especie de bosque.

Cuando comenzaba a creer que mis padres me abandonarían a la intemperie, pude divisar un edificio.

Al llegar mi padre le da indicaciones al chofer de que espere en la entrada, ellos no tenían pensado estar mucho tiempo aquí. Tome mi equipaje y bajamos del auto.

El edificio era digno de una película de terror. Estaba rodeado por muros muy altos, con alambre de púa sobre ellos, tenia aproximadamente cinco pisos, era de color blanco pero,al parecer, la pintura de este no fue retocada en años, también tenia muchas grietas acompañadas por musgo.

En la entrada nos solicitaron nuestros datos, una vez todo arreglado, ingresamos a mi nuevo "hogar".

Una vez dentro, mientras mis padres hablaban con una mujer regordeta de cabello castaño, que supuse se trataba de una de las encargadas del lugar, me dispuse a observar la habitación en la que me encontraba. Como era de esperarse, esta era muy espaciosa,había dos ventanales inmensos que daban al jardín, donde grupos de jóvenes realizaban diversas actividades, también había dos sillones tipo familiar que formaban una L alrededor de una pequeña mesa con revistas sobre ella, una escalera en cada lado de la habitación y en el centro un ascensor.

–Ya esta todo arreglado–me sobresalto al escuchar la voz de mi madre.

–Bien hijo, si en algún momento te sientes incomodo o no te gusta como te tratan, no dudes en llamarnos, sabes que sin impor...–dice mi padre cuando es interrumpido.

-–Si,si,no quieras meterle ideas en la cabeza para que vuelva a la casa ¡Por Dios! Pero si acaba de llegar, relájate Edgard,estoy segura que nuestro terroncito de azúcar esta en las mejores manos–mi madre toma mis mejillas y las aprieta–¿no es así cariño?.–

–Si,si,como sea–alzo mi muñeca izquierda,simulando mirar la hora en un reloj que no tengo–¡Pero miren que hora es! Creo que es hora de que vuelvan a casa.–

–Tienes razón.–mi padre me mira con duda,como si algo de lo que esta pasando no le gustara–Que estés bien hijo–de un momento a otro, me envuelve entre sus brazos, yo solo me quedo quieto,sin saber como responderle–Ignora a tu madre, si necesitas algo, no dudes en llamarme– Susurra en mi oído antes de romper el contacto entre nosotros. Yo solo asiento con la cabeza, mientras tomo mis maletas y camino detrás de la encargada, que anteriormente hablaba con mis padres.

El ascensor se detiene en el cuarto piso, la mujer regordeta comienza a caminar y yo simplemente la sigo. Dos grandes e interminables pasillos se extiende ante nosotros.

–Este piso es el único mixto de todo el lugar.–Me comenta la mujer.–El pasillo de la izquierda les corresponde a los hombres y el de la derecha, a las mujeres.–Explica mientras señala cada pasillo con su dedo índice y comienza a adentrarse al pasillo izquierdo, no me queda más que seguirla.–Esta de más decir que no se puede ingresar a las habitaciones del sexo opuesto por las noches, y si lo hacen durante el día, las puertas deberán permanecer abiertas, cada integrante de este centro tiene su propia habitación.– Nos detenemos en la puerta que tiene el numero 824.– Aquí esta la suya, joven Mccall– Asiento con la cabeza y me aproximo a la puerta para abrirla.– El desayuno se sirve a las 8:30,el almuerzo 12:15,la merienda 17:00 y la cena a las 20:30, todas tienen un lapso de quince minutos para solicitarlas, de no hacerlo en el horario indicado,perderá su ración correspondiente.– Vuelvo a asentir.

–Ehm...no me a entregado la llave señorita...–

–Elizabeth.Pero puedes llamarme Eli o Lizzy.– Me muestra una sonrisa amigable y yo trato de corresponderla, pero en lugar de eso, una mueca se forma en mi rostro.– Y con respecto a lo de la llave, los integrantes de este centro no tienen acceso a ellas, como entenderás, no podemos permitir que los jóvenes cometan una imprudencia estando bajo nuestra responsabilidad.– Asiento con una mueca de fastidio.— Bien,que tengas un buen día.– Sin más, gira sobre sus talones y recorre la distancia hasta el ascensor, para luego adentrarse en él y desaparecer.

Por lo que veo,quizá no sea tan fácil acabar con mi vida aquí, pero eso no quiere decir que sea imposible.

Ethan© •|Sin Editar|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora