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HARRY

Sábado por la mañana, Styles estaba vestido con pantalones cortos y una camiseta que decía 'Goal Scouts'.

Durante la temporada de fútbol de marzo hasta octubre, entrenaba a un equipo de niños de escasos recursos. Fuera de temporada, jugaba al fútbol sala con los grandes. Una gran fuente de terapia.

Él ancló sus espinilleras en su lugar, se ató las botas y miró el reloj - 8:59 am, justo a tiempo.

Alisó las arrugas en su cobertor, se aseguró de que la tapa de la cesta de la ropa sucia estuviese cerrada y se encaminó a la cocina para batir tres batidos de proteínas.

—Hey, hombre. —Jase entró doblando la esquina, vestido y listo para el juego.

Tanto Jase como Beck optaron por formar parte del equipo de futbol sala en lugar de ver la acción desde las gradas.

Jase jugaba de portero. Tenía el cuerpo de un tanque, y nada lograba rebasarlo. Además, los otros equipos tendían a ensuciarse sus pantalones con solo echarle un vistazo.

Todo, desde los picos en su cabello oscuro hasta el feroz brillo salvaje en sus ojos verdes decía jódeme y paga el más alto precio.

No era exactamente una amenaza vana.

Después de haber pasado casi una década tras las rejas, tenía algunos problemas y un montón de rabia reprimida.

Yyyyy así como así, la culpa ardió a través de Styles como ácido.

— Hey. —No podía encontrarse con la mirada de su amigo mientras le deslizaba uno de los batidos a través del mostrador. —A bebérselo todo.

—¿En serio? —Jase se puso frente a su cara, lo que lo obligó al contacto visual.

—¿Esta es la forma en que vas a comenzar la mañana?

—¿Desde cuándo tienes tal resentimiento con la proteína?

—No me importa la proteína, y lo sabes. Me preocupo por la forma
en que me estás mirando ahora. O tratando de no mirarme.

Correcto. Jase en realidad esperaba que Styles  se perdonara a sí mismo por el papel que había jugado en su condena de prisión. Y por un tiempo, lo había intentado.

Pero la culpa era el monstruo al fondo de su armario mental, siempre estaba ahí, siempre al acecho, esperando la oportunidad perfecta para atacar. Su amigo había sufrido horrores inimaginables, ¿y para qué? ¿Para qué Styles  lanzara su vida por la borda?

Así que no, Styles no se perdonaría a sí mismo en ningún momento próximo.

—Tú eres la razón por la que soy lo que Brook Lynn llama un amante de ensueño salido de una novela de romance. Reformado y rico, — dijo Jase. —Estoy agradecido.

Styles inició SOH simplemente para mantenerse ocupado durante su recuperación, pero la afición se convirtió rápidamente en una fuente de ingresos.

—No habrías ido a la cárcel en absoluto si hubiera reaccionado de manera diferente con la... de Tessa.

No podía decir la palabra.

La noche en que aquello había pasado, él era un chaval de dieciocho años de edad, recién salido del sistema de adopción. Estaba viviendo con sus chicos y tenía los ojos puestos en el premio: un felices para siempre.

Tessa le había invitado a una fiesta, pero en el último minuto había optado por quedarse en casa y jugar con una nueva motherboard.

Podía venderla, ganar dinero y comprarle a su chica el mundo. Ella había ido con su prima, en su lugar. Beck había ido a una cita con una chica que había conocido ese mismo día, y Jase, un carpintero, todavía había estado en el trabajo.

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