≫ Capítulo #4 ≪

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(°᷄°᷅)(>؂•̀)テヘ

La tarde transcurrió con normalidad; el moreno se quedó dormido en el sillón mientras veía un programa de cocina y su amigo se encontraba en la habitación recuperándose del resfriado.

La programación fue interrumpida por los típicos anuncios de propaganda haciendo que el número cuatro despertara de su sueño y con un bostezo apagó la televisión; se estiró en su lugar para terminar por dejar el control remoto a lado de él.

Con su vista buscó su celular, el cual no estaba por ningún lugar y recordó dónde lo había dejado por última vez.

«Bolsa. Cocina. Habitación».

Una vez que su memoria descubrió donde lo abandonó, se dirigió hacia la cocina para preparar un poco de café, lo dejó reposando en la cafetera y salió en busca del aparato a la habitación.

Antes de entrar, se dio cuenta gracias al ventanal que ya era de noche, Iwaizumi supuso que no pasaban más de las diez y con un suspiro entró a sus aposentos.
No le importó despertar al armador, caminó con paso decidido a su mesita de noche y ahí encontró lo que buscaba. Lo tomó y dio la vuelta para salir, pero se detuvo al escuchar un estornudo seguido de un quejido.

Se detuvo y observó mejor al número uno mientras se acercaba.
Estaba boca bajo durmiendo plácidamente con la almohada en sus brazos; se dirigió hasta él y tocó su frente. No había rastros de temperatura, así que se limitó a observarlo y terminó por tapar el cuerpo del chico con la cobija.

Una vez asegurado de cobijarlo correctamente, salió de la habitación para dirigirse a la cocina.
Sirvió su café en la taza que fue regalada por parte de su capitán, había sido por su cumpleaños; sopló y sorbió el líquido, el cual no tardó en calentar su garganta, tráquea y demás órganos del aparato digestivo.

—Supongo que dormiré en tu habitación, idiota. —bufó seguido de otro sorbo de su bebida— Quién te manda a enfermarte. —terminó por suspirar.

Fue a la habitación del castaño y chasqueó la lengua después de entrar a dicho lugar; su capitán, al ser fanático de los ovnis y platillos voladores, tenía un "desorden" tanto en su cama como en las repisas y paredes. Póster de Star Wars, E.T. entre otros eran los adornos en los muros, su cama tenía un peluche en forma de ovni y otro en forma de platillo volador; en las repisas tenía sus figuras de acción de todos los personajes de las películas en donde participan los alienígenas.

—Y dices que yo soy el friki. —depositó la taza en la mesita de a lado y tiró la cobija, peluches y una almohada al suelo para terminar por acostarse boca arribar— Hasta tienes estrellas en el techo... infantil y estúpido Basukawa.

Ignoró tanta niñería volteándose de lado mientras cerraba los ojos y esperaba que el sueño lo llevará fuera de la realidad y así fue.

La noche transcurrió con normalidad, sin ningún percance; ambos chicos descansaban en la habitación del contrario y fue Oikawa quien despertó de su ensoñación a causa del resfriado, los malestares regresaron haciendo que se quejara.

—¿Iwa... chan...? —esperó la respuesta del moreno, la cual jamás llegó y se sentó en la cama para alcanzar su medicamento.

Pequeño DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora