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YoonGi


Abusos, gritos y cualquier clase de agresión se convirtió en algo habitual desde el primer día que llegué, algunas veces podía evadir mi realidad bebiendo lo que compraban los clientes para mí o consumiendo las drogas que me daba Jin a escondidas, en algunas otras ocasiones estaba lo suficientemente intoxicado para disgustarle a los clientes y aunque me costaba una paliza, lo prefería. Todas las noches al menos diez clientes visitan mi habitación, si mis cuentas aun son correctas han pasado cerca de seis meses, las primeras semanas resistí y ataqué a varios clientes, pero solo gané que mis pies y manos fueran atados, a esta altura no tengo mas esperanzas lo único por lo que espero es morir pronto.

Como cada viernes nos entregaron un vestuario nuevo, mi piel debido a los moretones y las marcas ya no era tan blanca como al principio así que para no incomodar a los clientes solo me daban una bata negra para cubrirme, después de prepararnos se le permite la entrada a los hombres mas ricos e influyentes de la ciudad, por no decir lo peor de lo peor.

Colocándonos en fila uno a uno comenzamos a subir por una pequeña pasarela en donde simplemente teníamos que quedarnos quietos para que los clientes pudieran vernos bien, poco a poco las personas a mi lado se convirtieron en solo espacios vacíos, no creía en dios y menos después de toda la mierda que me había caído encima, pero aun así rezaba para que nadie quisiera comprarme. Lastimosamente cuando creí estar a salvo mi brazo fue tironeado para bajar de la pasarela, levanté la vista tratando de buscar una salvación, pero solo me encontré con la mirada aterrada de Jin.

—Al fin nos desharemos de ti.— Celebró Byung Hee.—Ahora serás el problema de alguien mas.

—¡No pueden dejar que se lo lleven!—Gritó Jin.—Haré que sea obediente.

—Pagaron muy bien por el, traigan sus cosas y llévenlo con su nuevo dueño.—A la fuerza Byung Hee beso mis labios.— Ya que son tan unidos puedes acompañarlo hasta la salida.—Le dijo a Jin.

—Perdóname.—Mi amigo me abrazó con fuerza.—No pude hacer nada por ti, soy tan inútil.

—Soy el único inútil aquí, tu lo dijiste desde un principio no tenia escapatoria, pero me sobreestime, creí que encontraría una solución.— Aunque no quería salir de sus brazos tuve que empujarlo ligeramente, no quería causarle mas problemas.

—Nosotros nos encontraremos mas tarde. ¿Si?— Jin lloró sin contenerse.— Jugare con tu sobrino, cocinare para Jimin y su hermano cuando volvamos a encontrarnos.

—Y yo tocare el piano para ustedes.—Prometimos falsamente, pues sabíamos que no volveríamos a vernos o al menos no con vida.—Solo has todo lo que te digan y estarás a salvo.—Jin me abrazo rápidamente por ultima vez.

Luchando para no llorar atravesé el burdel hasta salir de el, en la entrada frente aun auto de apariencia lujosa nos esperaban un par de hombres, pude intuir que uno era el chofer y el otro mi comprador.

—¿Estas listo?—Preguntó el hombre ofreciéndome su mano.

—Si señor.—Respondió Jin en mi lugar y tomó mi mano para unirla con la del sujeto frente a mi.

—Sube por favor.—El chofer abrió la puerta y después de una ultima mirada a mi amigo, entre al auto.—Llévanos a casa Namjoon.

El hombre a mi lado no dirigió palabra o siquiera una mirada para mi, estaba asustado y aun mas cuando el auto por fin se detuvo, aun sin hablar el hombre bajo primero del auto, completamente inquieto solo me quede sentado apretando mis rodillas.

—Sal de ahí.—Dijo el chofer, recordando las palabras de Jin rápidamente obedecí, al levantar la mirada no pude esconder mi asombro, la casa frente a mi era hermosa y enorme.

—Namjoon puedes irte a casa y toma libre el día de mañana.

—Entendido señor Jeon, que pase buena noche.— Con una sonrisa amable, el recién nombrado señor Jeon tomo mi mano para llevarme al interior de la casa.

I Hate You [KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora