Andreí
Las enfermedades más peligrosas son las que hacen creer que estamos bien.
Ella lucia una sonrisa despampanante se por inercia que ella pensaba lo mismo que yo, llevaba más de media hora solo sosteniendo nuestras miradas, en sus ojos inundaba la lujuria y los míos no se quedaban atrás su pelo estaba suelto en ondas tranquilas no portaba mucho maquillaje pero lo necesario y ese vestido al estar sentada se subía y sus piernas y muslos estaban a la vista de cualquiera, pero, solo yo tenía la oportunidad de verlas.
Al entrar conmigo a este lugar, es una pequeña muestra de que nadie puede acercársela. Entre todos los accionistas nos respetamos, somos socios pero cuando una mujer es tulla ya nadie puede acercarse a ella, el club a sido y es como nuestra casa llevamos tiempo con el, mi madre lo compro cuando a penas se había casado con mi padre y adquirió el club que antes era una fábrica abandonada, y a menos de un año ya era uno de los mejores club de Londres cuando mi padre murió yo comencé a hacerme cargo de él, y al pasar el tiempo ya teníamos más socios y Moons se convirtió en la casa de más de uno, claro que a tenido sus altos y bajos pero an sido muy pocos.
- ¿Planeas durar toda la noche con tu fuerte mirada en mi cuerpo?
- ¿Planeas no decir nada sobre ti? - Respondí.
- Mi nombre completo es Engel Mariel Robles, tengo 18 años, somos 4 hermanos , tengo dos hijos, trabajo en una librería y un restaurante y comencé a estudiar fotografía con diecisiete en la universidad, la terminare en un año pues me quitaron materias, no e tenido novio hace más de un año, tengo tres amigas Sam, Lana y Juli, se cocinar todo tipo de platos pues hice unos cuantos cursos - Soltó.
Era un poco cómico escucharla hablar pues estaba un poco ebria y su rigidez al hablar era extraño; toda una travesía.
- ¿Eres virgen? - esa gran duda me carcomía.
Ella se sonrojó notablemente que ni el maquillaje mismo logró esconder.
- No soy ninguna santa.
La miro a los ojos y puedo leer perfectamente lo que piensa, me desea más o igual que yo. Pero eso no detenía que en ella el miedo de que la rechazara la detuviera a dar otro paso, sus acciones eran suaves pero al mismo tiempo prácticas y un poco sensuales. Me retractó. Demasiado sensuales, diría yo.
No podía decir quien deseaba más a quien, pues era algo imposible, sus miradas y acciones decían tanto, mientras que un solo movimiento de mis labios llamaba completamente su atención, veía como sus ojos me escaneaban y sus vellos al erizarse me decían que su mente estaba haciendo todo tipo de cosas.
- ¿Porque me miras como si yo fuera la manzana y tu Eva? - Se sobresaltó al escuchar el pequeño susurro de mis labios con todo y la música alta no estábamos muy lejos y ella podía escuchar perfectamente mi voz.
- Eres la peor tentación que existe sobre la tierra, ¿sabias? - Respondió con otra pregunta, yo la mire con media sonrisa a su gran franqueza, las copas estaban haciendo su función.
Y eso a mí me convenía muchísimo.
- Porque será que tu franqueza no me sorprende en lo más mínimo, querida Engel no crees que la noche es comprometedora – Le transmitía todos mis sentimientos y deseos con un sola mirada.
Ella se levantó de su asiento y se acercó a mí, se sentó en la mesita que estaba enfrente mío, y poso sus manos en sus rodillas y se echó para adelante, yo por igual.
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Andreí
RomansaEra increíble su manera de ser, me podía destruir con solo mirarme, desarmarme con una sola caricia, no podía estar con nadie pero no estábamos juntos, era suya pero él no era mío, el hacer algo sin su consentimiento me aturdía, nunca fui sumisa y...