"El mundo es una travesía llena de rocas, lo bueno es que a algunas rocas le salen flores."
Engel
Tomo el celular por quinta vez en diez minutos que an pasado, tengo un terrible presentimi- ento, ademas de que tengo una hambre espantosa y es extraño pues comi hace menos de media hora.
Andreí juega con un mechón de mi pelo, tiene el iPad en su mano derecha y yo estoy sentada en su lado izquierdo como dijo ya hace unas horas, hubiéramos llegado a Bora Bora como a las 4 de la tarde, ya estaba anocheciendo.
Al llegar lo primero que hicimos fue llamar a todos, avisando que llegamos bien, pero la diferencia entre todas esas llamadas fue la de April.
Su voz entrecortada me dijo solo dos palabras que literalmente, me dejaron muy mal.
- Solo cuidalo.
No entendi nada. La verdad era que Andreí me cuidaba a mi, era una de las pocas personas que se conocían perfectamente y estaba consciente de que yo solo sabía cuidar mucho a los demas, no de mí.
Lo tenía altamente visto y calculado.
Sabía que era lo que el quería, o mejor dicho, es lo que me e dado yo a creer. El queria una persona para jugar, para adiestrar a su antojo y que mejor que una chica tan visible como yo. Aunque de otro punto de vista, era una completa estupidez.
Tantos pensamientos erróneos me tiene la cabeza al estallido.
Me levanto con un desliz suave de el sillón que nos encontraba-mos el y yo. El celular lo dejo en la mesita. Camino con un paso suave hacia la habitación mientras acaricio mis cienes, siento que la cabeza me explotara en algun momento.
- ¿Donde vas? - Su voz se escucho un poco pastosa al pasar todo este rato sin haber dicho nada.
- La recámara.
En estas pocas horas de pasarlo juntos, me hubiera dado cuenta de algo muy importante, le gustaban las respuestas que calmasen su curiosidad al momento, no le gustaba darle muchas vueltas a las cosas, y por otro lado, siempre pero siempre, tiene la razón.
El se levanta, le da al botón de apagar al iPad y se escucha el usual sonido de cierre, toma mi mano y nos encaminamos a la habitación.
Al entrar a la habitación lo primero que vez es una cama matrimonial con sabanas blancas con un verde pálido, dos mesas de noche, un gran armario y un baño que cuesta mi salario del año completo.
Tomo mi bolso, el cual estaba arriba de una de las mesitas de noche, tomo la cajita de mis calmantes y saco uno, Andreí se me acerca y me pasa una botella de agua. Dice que de ahora en adelante solo debo tomar agua mineral, no se por que dioses.
Pongo la pastilla abajo de mi lengua y me bebo tres tragos de agua bien grandes. Pongo mi bolso donde estaba y me recuesto.
- ¿No quieres tomarte un chapuzónen la piscina?
Su voz rompe la tranquilidad de la habitación.
Prefiero estar metida en el agua, que aqui pensando que mi vida es una mierda, así que si.
Tomo una de mis maletas, y trato de encontrar un short pero me sorprendo al encontrar varios bikinis, el que me parece mas bonito y sexy, es uno de dos piezas rojo de tanga y la parte de arriba es muy pequeña con unos tirantes finos, decido ponerme ese.
Hay mismo en la habitación y con su fuerte mirada sobre mi, me quito la ropa, me quedó completamente desnuda y me pongo el bikini, escucho su fuerte respiración, de alguna manera me tengo que cobrar todas las que me a hecho.
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Andreí
RomanceEra increíble su manera de ser, me podía destruir con solo mirarme, desarmarme con una sola caricia, no podía estar con nadie pero no estábamos juntos, era suya pero él no era mío, el hacer algo sin su consentimiento me aturdía, nunca fui sumisa y...