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Las gotas golpeaban mis mejillas, el viento arañaba mi cara, y los charcos de la acera parecían lagos enormes que no podía cruzar.

El tiempo pasaba cada vez más rápido.

Miré mi reloj. Aquel que mi abuela me regaló por mi comunión. Soy atea, pero siempre lo llevo encima. Es el último recuerdo que conservo de ella.

Mierda, las 7:56. Las agujas pasaban a toda velocidad, mofándose de mi mala suerte. Alcé la vista para comprobar cuánto trayecto me quedaba, entonces divisé aquel edificio.

Deseperadamente, agarré con fuerza las asas de mi mochila, apretándolas entre mis dedos, y empecé a correr como nunca.

De vez en cuando miraba que no se me levantara la falda del uniforme escolar. No quería enseñar de más a la mitad de la calle.

Un semáforo en rojo. Genial. Miré a ambos lados. No había coches. Entonces crucé. De repente oí a un coche pitar. Del susto, me tiré para atrás.

El vehículo pasó como si nada. Ni siquiera pidieron perdón por saltarse el semáforo. Al menos que tengan un poco de respeto.

Entonces me acordé que había sido yo la que se lo había saltado. También me acordé de que estaba parada en mitad de un paso de peatones, y de que llegaba tarde.

Retomé mi carrera. ¡No podía llegar tarde! Y mucho menos el primer día de clase, siendo la nueva.

7:59. Me quedaba una calle.

Estaba a punto de cruzar las puertas, cuando me resbalé, seguramente con uno de los millones de charcos que me rodeaban, y me caí.

El suelo estaba mojado por el temporal, y yo estaba empapada. Tenía ganas de llorar. Me había hecho mucho daño.

Desde mi posición logré ver el reloj del instituto. Aquel reloj enorme que sonaba cada vez que una clase terminaba, a la entrada y a la salida, y en el recreo.

Marcó las 8. Y un sonido lo acompañaba.

Iba a llegar tarde y empapada a clase el primer día. Encima con un dolor insoportable.

Estaba pensando en volver a casa, y explicarle a mi madre lo que había pasado. No voy a entrar a clase empapada. No llevaba ropa de recambio encima.

Pero de repente me extendieron una mano.

Alcé mi rostro y mi mirada se encontró con la de un desconocido. Un desconocido bastante guapo.

⎯⎯¿Necesitas ayuda?

⎯⎯Eh... y-yo... no sé... ⎯logré murmurar entre sonidos entrecortados⎯

⎯⎯Yo creo que sí. Toma mi mano.

Agarré su mano, y me impulsó, consiguiendo levantarme. Logré notar que poseía bastante fuerza.

⎯⎯Gracias... ⎯me agaché en forma de agradecimiento⎯

⎯⎯De nada. Quieres que te acomp...

⎯⎯Lo siento, pero tengo prisa. Eeeeh... Gracias (otra vez).

Le di la espalda, mientras retomaba mi carrera. Estaba temblando. Ya había pasado la hora, pero le contaría a mis nuevos compañeros y profesor lo que me había pasado. Me acordé de que seguía empapada, pero ya me daba igual. Sólo quería que terminara ese día.

Pero una pregunta invadía mi mente.

¿Quién era ese chico?








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Hola de nuevo :D. Espero que os esté gustando. ❤

¿Quién será aquel chico? 7u7

ERROR |Jeon Jungkook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora