Capítulo 9

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Auschwitz, 7 de mayo de 1943

La madrugada del día 7, solo se oían pasos, gritos y golpes. Las cámaras de gas y los hornos estaban a pleno rendimiento. En el barracón número 7, todos estaban muy nerviosos, pensando en cuando les llevarían a ellos. La única que parecía mantener la calma era Jo, que estaba en la entrada del barracón, como esperando a que llegase alguna ayuda. Pasadas un par de horas, el silencio reinaba en el campo. Salieron todos al embarrado camino, y vieron el cielo plagado de estrellas, que eran engullidas por el humo de los hornos.Un grupo de guardianes los vio y los arrastraron hasta la entrada de las cámaras de gas. Mientras estaban en la fila, Louis le tiró de la manga a su padre:

-Papá, me mentiste. Me dijiste que no vendrían a por nosotros-


Ralf no pudo más que forzar una sonrisa. Caroline le dirigió una mirada desesperada a Liesel, pero ella se encogió de hombros, como diciendo"no puedo hacer nada". Subieron unas escaleras y los hombres fueron por un lado y las mujeres por otro. Los niños lloraban y los ancianos rezaban, esperando un último milagro. Erika consiguió darle un beso de despedida a Ralf, "el último beso". Algunos prisioneros rompieron filas e intentaron escapar, pero los guardianes los golpearon hasta matarlos y los llevaron a los hornos o a las fosas comunes. Ya dentro de las cámaras, Erika tomó de las manos a la pequeña Ilse y a Caroline.

-Nos vemos-dijo a modo de despedida.



Caroline sonrió y supo que no soltaría la mano de su hermana por nada del mundo.

Ángeles entre las cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora