ESTRELLA ORION

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Una semana había pasado desde que Chester se había enterado del estado de salud de Mike y lo único que habían hecho en ese tiempo fue pasar tiempo juntos, la mayor parte en silencio.

Mike volvió a su casa, estaba seguro de que no era una buena idea porque no quería terminar dependiendo de Chester pero no pudo evitarlo, de verdad necesitaba estar con él de nuevo más allá de su plan.

Casi cada día se la pasaron juntos, sólo un día Chester llegó más tarde del trabajo. Mike quería volver a la universidad para ayudarlo a pagar las cuentas y otros gastos de la casa, pero Chester se negó. De todas formas, Mike tenía dinero ahorrado que iba a usar para su viaje a Los Angeles que ahora podría usarlo en ellos dos.
Chester despertó alrededor de las dos mañana y lo vio a Mike durmiendo a su lado. Parecía tan tranquilo, como si todos los problemas se hubiesen esfumado por un momento. La luz de la luna que entraba por la ventana lo iluminaba dándole el aspecto de un ángel.

Lo miró durante unos segundos, sin poder creer la realidad de la situación en la que estaba viviendo. Pensar que se estaba dejando morir lo hacía estremecerse hasta la médula.

Una lágrima recorrió su mejilla pero la ignoró. Levantó la mano y acarició la mejilla de Mike quien suspiró ante al tacto, todavía dormido. No podía creer como este hombre que ahora dormía tan pacíficamente lo estaba haciendo miserable y al mismo tiempo feliz de al menos tenerlo a su lado.

Mike abrió lentamente los ojos y sonrió al ver a Chester a su lado mirándolo, con una mano apoyada en su mejilla, “Hey” dijo.

Chester sonrió también, “Perdón si te desperté”.

Está bien” dijo suspirando, cerró los ojos y posó su mano sobre la de Chester que seguía en su rostro.

¿Te sientes bien?” preguntó Chester, sabía que el estado de Mike no iba a empeorar de un segundo para otro, pero ahora sentía la necesidad de comprobar que se sentía bien, que todavía podía soportarlo.

Mike abrió los ojos y vio la preocupación en los de Chester, “Mejor imposible” dijo. Chester sonrió.

Siento que no te merezco” dijo Mike casi sin darse cuenta, realmente no estaba pensando en sus palabras, “Debo ser la persona que más te lastimó en la vida y aun así te preocupas por mí, me quieres contigo. Estoy haciéndote miserable. Creo que no hay una persona en este mundo que te merezca, eres demasiado perfecto para ser real” admitió.

Una parte de él sabía que haría lo mismo si estuviese en la situación de Chester, pero tal vez no lograría hacer que se sienta tan amado, “¿Cómo puedes amar a alguien que te hace esto?”.

Chester escuchó cada palabra sin decir nada, suspiró y sonrió levemente, “Porque ese alguien también me hace la persona más feliz del mundo” dijo con simpleza.

Honestamente no había otra respuesta, si Mike era feliz entonces él también lo era. Si Mike estaba bien, entonces él también lo estaba. Sentía un amor tan profundo por él que jamás soportaría verlo mal, algo probablemente imposible de explicar con palabras.

Mike tragó grueso y se inclinó hacia él encontrando sus labios. Chester se sorprendió ante el repentino movimiento pero obviamente no se opuso, le devolvió el beso con completa ternura.

Mike hizo el beso más profundo, más apasionado, tomando a Chester por debajo de la oreja con su mano, trayéndolo más cerca a él todavía aplicando presión con las yemas de los dedos.

Chester suspiró en su boca y lo tomó a Mike por la cintura, poniendo el cuerpo del otro casi encima del suyo.
Continuaron besándose  durante minutos. Encontrando ambas lenguas una y otra vez, suspirando de vez en cuando.

LA LUZ DETRÁS DE TUS OJOSWhere stories live. Discover now