XIX. El secreto de una amazona

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Shiryu y Kiki corrían por el Valle de la Muerte en busca de la armadura, pero lamentablemente, un helicóptero se alejaba del lugar, dando a entender que esta había caído en manos equivocadas.

Shiryu: —¡NO PUEDE SER!.
Kiki: —¡Llegamos tarde!, ¡Esto es muy malo!.

Al día siguiente, todos los caballeros estaban reunidos en la Mansión Kido, y como era de esperarse, Tatsumi comenzó a gritar.

Tatsumi: —¡¿CÓMO PUEDE SER POSIBLE QUE SEAN UNOS INCAPACES?!, ¡¿PORQUÉ SE LIBRARON DE ESA MUJER SIN ANTES HACERLA HABLAR?!, ¡TUVIERON LA OPORTUNIDAD DE AVERIGUAR EN DONDE SE ENCONTRABA LA ARMADURA DORADA!, ¡Y AHORA ESTROPEARON TODO!. 😠
Yume: —¡NO VOY A TOLERAR TUS ESTÚPIDOS REGAÑOS NI UN POCO MÁS!, ¡TENGO UN LÍMITE PARA AGUANTAR SITUACIONES COMO ESTA!, ¡PERO ESTO LLEGÓ A SU FIN!.

El hombre calvo se sintió aterrado ante la mirada penetrante de la peliazul, quedándose sin habla, e intentando ignorarla.

Saori: —Era una cuestión de vida o muerte, no tenían otra opción, además, esto me dejó algo muy en claro.
Seiya: —¿Y qué es?.

La pelimorada deja una máscara sobre la mesa.

Saori: —Que hay alguien detrás de Agnes, o Alluriana, como sea que se llame, y ese alguien la está manipulando con el fin de obtener lo que quiere.

Todos se quedaron dudosos al ver la máscara de la chica, pero esto solo era una pequeña pista para dar con el verdadero enemigo. En el Santuario, la amazona de Mantícora se encontraba en su habitación semi-vacía, ya que solo tenía su cama, un armario y un espejo, estaba recostada, miraba el techo, y recordaba su cruda realidad antes de convertirse en lo que era.

Flashback

Tras escapar del orfanato, una pequeña azabache caminaba por un bosque, pero debido a que la noche había caído, no sabía hacia donde dirigirse.

Agnes: —Estoy perdida, pero debo seguir, tengo que volver con mi papá, estará muy preocupado por saber como me encuentro. Escucha ruidos —¿Qué fue eso?. Susurra —¡Hola!, ¡¿Quién está ahí?!, ¡Salgan!, ¡Por favor!, ¡Ayúdenme!.

Los ruidos aumentaron, al grado de atemorizarla, y para empeorar las cosas, unos hombres misteriosos la secuestraron. Al cabo de un buen tiempo, abrió los ojos lentamente, dándose cuenta que estaba en el piso, y escuchó a unas personas discutir.

Arles: —¡IDIOTAS!, ¡ELLA NO ES LA NIÑA QUE BUSCABA!.
Hombre 1: —¡Pero Gran Maestro!.
Arles: —¡PAR DE INÚTILES DESPISTADOS!, ¡LES DIJE COMO ERA LA NIÑA!, ¡AHORA DEVUELVANLA A DONDE LA ENCONTRARON!.
Hombre 2: —¿Qué tal si sabe algo?, Puede que la conozca.
Arles: —¡De acuerdo!, ¡Pero yo seré quien la interrogue!.

Los hombres abandonan el lugar, pero el Patriarca Arles se acerca a la niña, ella sentía un escalofrío recorrer su cuerpo, no podía moverse, solo observaba a su alrededor.

Arles: —¡Vaya!, ¡Por fin despertaste!.

La pequeña sentía miedo y suma desconfianza hacia el hombre que tenía enfrente, tragó en seco y lo miró fijamente.

Arles: —No tengas miedo, no tengo intenciones de hacerte daño, mis hombres te confundieron con la persona que verdaderamente busco.
Agnes: —¿Ah?, ¿Quién es usted?.
Arles: —Yo soy el Gran Maestro Arles, también conocido como el Patriarca del Santuario.
Agnes: —¿Patriarca?, ¿Santuario?, No comprendo nada, ¿Por qué me trajeron aquí?. Se levanta despacio
Arles: —Eso no importa, ¿Tú conoces a una niña llamada Yume?.
Agnes: —¡Sí!, Sí la conozco, es una de las personas que tanto odio, me quitó a quien yo tanto quería, al igual que la Fundación Graad me separó de mi padre. Suspira —Desearía tanto estar con el en este instante.

☆ Saint Seiya ◆ El Sueño de un Arcángel ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora