XVII. Los fantasmas del pasado

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En el Santuario, el Patriarca Arles era informado por su asistente, Gigas, sobre que Alluriana había recuperado la Armadura Dorada, aunque solo le hacía falta una pieza, pero que en cuestión de minutos la recuperaría.

Arles: —Pronto tendré la armadura bajo mi poder, sin embargo, esa Caballero de Arcángel representa una amenaza para mis planes, quiero que Alluriana la asesine, y me traiga sus alas como trofeo, díselo de mi parte.
Gigas: —Así será maestro, no tiene de que preocuparse.
Arles: —Si ella y los demás caballeros mueren, podré actuar libremente y como se me de la gana, además, podré dominar el mundo entero.
Gigas: —Como usted lo ordene.

El Patriarca se dirige a su trono, y se sienta en el.

Arles: —Una cosa más, dile que si triunfa, será recompensada como se merece, y como acordamos.
Gigas: —Enseguida lo haré.

Gigas abandona la sala del Patriarca, este se gira a su derecha, observando unas gigantescas alas de arcángel colgadas en la pared.

Arles:"Esta vez me desharé de ese engendro enfermizo, Nefertari, tu debiste ser mi esposa, y no de ese infeliz de Ícaro, ahora tu hija sufrirá lo mismo que yo hice contigo, solo que ella no vivirá para contarlo, y también me encargaré de Alluriana".

Ícaro y Marin caminaban cerca del Santuario, de pronto, escucharon a unos hombres conversando acerca de Seiya y Yume.

Hombre 1: —Escuché que los Caballeros de Pegaso y Arcángel pronto morirán.
Hombre 2: —No tendrán posibilidades de salirse con la suya, a ambos se les caerán las alas.

El Caballero de Lechuza y la Amazona de Águila estaban en shock al escuchar dicha conversación, temían que a sus discípulos les llegaran a hacer daño. Los Caballeros de Bronce se encontraban en el planetario de la Mansión Kido.

Kiki: —¿Y entonces que piensan hacer?.
Seiya: —Iremos al coliseo, si Saori muere, jamás me lo perdonaré.
Shiryu: —Estoy de acuerdo.
Hyoga: —Yo también.
Shun: —Y yo.
Yume: —Yo no iré. Agacha la cabeza
Seiya: —¿Por qué no?, ¿Acaso tienes miedo?.
Yume: —No se trata de eso, es solo que me inquieta el hecho que Alluriana quiera asesinarme, y estoy desesperada por saber en donde podría estar la armadura. Cruza los brazos

El pequeño muviano se pone a pensar, llegando a su mente el lugar donde habían estado últimamente.

Kiki: —¡Tal vez pueda estar en el Valle de la Muerte!, Donde se encuentra la roca con cabeza de león.
Seiya: —¿Estás seguro?.
Kiki: —Solo es una hipótesis.
Seiya: —¡Más vale que no te equivoques!, ¡Por que si lo haces...!. 😠
Kiki: —¿Qué harás?.

Yume: —¡Ya basta!, Vayamos de una vez, no me importa si debo morir, al menos me recordarán por algo bueno

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Yume: —¡Ya basta!, Vayamos de una vez, no me importa si debo morir, al menos me recordarán por algo bueno.

Mientras tanto, en el coliseo, Saori estaba atada con varias cuerdas, y de pie, Alluriana se le acercó.

☆ Saint Seiya ◆ El Sueño de un Arcángel ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora