Capítulo XXIII
Porque yo quieroSamantha
Suelo manejar las situaciones de estrés de la mejor manera, pero cuando ves a tu madre desplomada en el suelo simplemente te paralizas; eso me ha pasado a mí, cuando entró a la cocina y veo a mi madre en el suelo simplemente me quedo ahí parada por quizás un minuto entero, tratando de asimilar que estoy viendo.
Cuando por fin mi mente parece asimilar la escena delante de mí, el desespero se aglomera en mi pecho y la angustia cierra mi garganta.
《No, no, no.》
Corro hacia ella e intento despertarla, pero no reacciona, el miedo no aclara mis ideas por ello me lleva más tiempo de lo normal llamar a una ambulancia, cuando lo hago simplemente me quedo ahí en el piso a su lado abrazándola.
Los paramédicos llegan y me hacen mover para poder subirla a una camilla, se que estoy llorando, lo que no sé es cuando empecé a hacerlo. Estoy asustada, las manos me tiemblan y respondo con desespero.
Cuando veo a Bastián parado en la puerta es que recuerdo que hoy iba a ser un día feliz, lo he olvidado por completo, pero de alguna manera él siempre logra sorprenderme.
Durante el viaje al hospital siento que el tiempo va muy lento y mi mente solo repite una y otra vez, que no la puedo perder.
De alguna manera luego de que llegamos al hospital las cosas pasan ante mí en cámara lenta, Bastián me tomo de la mano y me llevo a la sala de espera y a partir de ese momento los minutos han sido una tortura total porque no salen a darme noticias.
El miedo es una horrible emoción y aunque sentirlo nos hace saber que estamos vivos, la verdad es que también nos bloquea la mente y nos hace solo crear escenas catastróficas de lo que pueda pasar; este es mi caso.
《¿Que pasa si la pierdo?》
Creo que una parte de mi corazón moriría con ella. Pero mamá es joven y fuerte, podrá con esto y más.
El dolor en mis ojos es palpable, los siento hinchados de tanto llorar. La imagen que debo estar dando no debe ser la mejor, pero no me importa, yo solo quiero noticias de mi mamá.
Deseo que los doctores aparezcan y me digan que todo está bien, pero también me da pánico que lo hagan para darme malas noticias.
Una gran figura se coloca frente a mí, sé quién es, también sé que no debe estar acá porque no tiene porqué hacerlo, pero Bastián siempre me sorprende.
El hombre frente a mi me ofrece un vaso lleno de café, levanto mi mirada y lo veo a los ojos, se ve tan guapo e imponente. Mi estómago parece tener un nudo donde no puede ingresar nada, pero aún así lo recibo con manos temblorosas, este es su intento de reconfortarme y aunque aún me cuesta asimilar que está a mi lado, su apoyo me ha mantenido en pie.
-Gracias -susurro, acercó de forma lenta el café a mis labios y sopló un poco para así poder darle un pequeño sorbo.Aunque mi estómago parece estar cerrado con llave, la cafeína parece tener un efecto calmante en mi organismo, de alguna manera me regala; un suspiro enorme sale de mis labios, no voy a mentir estoy muriendo de miedo.
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Renacer
Romantiek¿Creés en las almas gemelas?, Para Bastian y Alexandra es difícil no creer cuando han vivido con su alma gemela presente toda su vida. Son dos jóvenes enamorados que se conocen desde que tienen uso de razón, su vida ha estado rodeada siempre de feli...