Capítulo XIX

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Capítulo XIX
Copas de Vino

Samantha

Esta mañana amanecí en una nube hermosa de la cual no me quería bajar, el día anterior había firmado con la empresa de mi sueños y además el hombre que me gusta me estaba empezando a notar, lo que yo nunca imaginé cuando abrí los ojos en la mañana es que hoy Bastian me iba a invitar a cenar.

Cuando me lo dijo esta mañana pensé por un segundo que era una jodida broma, porque cómo tomarlo enserio si por meses ni me miró, pero ahora parece notarme.

《Mierda estoy en una cita con Bastián Alarcón 》

Apenas llegamos al restaurante dónde Bastian reservó una mesa, me excusé y me fui al baño. Ahora estoy aquí mirándome en el espejo como idiota mientras mis manos tiemblan y siento un nudo enorme en la boca del estómago.

Son los malditos nervios lo sé, pero como voy a comer cuando siento que ni una gota de agua quiere entrar en mi organismo por el nerviosismo.

Es tan extraño estar en una cita y más extraño aún que sea con él, joder nunca pensé que tomara la iniciativa tan pronto, es tan raro; no sé, se siente extraño todo esto.

Con el poco tiempo que llevo en la empresa noté, que los años y el dolor causado por la vida lo han convertido en alguien cerrado al mundo, él creó su propio caparazón dónde no deja entrar a nadie con miedo a ser lastimado, y es entendible la vida le dió una bofetada fuerte con mi pérdida, por ello me es extraño encontrarme aquí en una especie de cita para celebrar mi ascenso, desde cuándo él hace este tipo de cosas; según Liz es una anomalía.

Cuando duermo la niña de mis sueños, Alexandra, sabe perfectamente cómo actuar junto a él, se conocían desde muy pequeños y era algo común para ella, pero para mí no, por ello muero de nervios, mi nuevo yo la tiende difícil Bastián no es él de antes, tiene miedo y lo entiendo por tenerlo.

Cuando la vida te patea y te castiga es normal no querer sufrir, por ello no juzgo su actitud seria y sus comentarios fuertes, él ha aprendido durante estos años y mucho, sí siente que debe protegerse de cualquier daño que pueda causarle a su corazón, es entendible.

Pero entonces ahí entro yo, como me protejo yo de no caer como una tonta y no sufrir si esto no llega a funcionar, porque aunque es solo una cena no me puedo hacer la inocente, Bastián nunca invita a nadie, si lo hizo es porque quiere ver a dónde lleva esto, ¿Y si no funciona? Creo que me toca entrar sin paracaídas y solo toca tener fe para que no duela la caída, si es que llega haber caída.

《No empecemos esto pensando negativamente》

Miro mi reflejo por última vez y tomó fuerza para ir nuevamente a la mesa, no me puedo seguir ocultando.

《Esto es lo que querías, tú puedes solo se fue misma》

Camino de forma lenta hasta donde está sentado y al llegar me siento frente a él; obviamente no me recibe con una sonrisa, pero si me mira fijamente, como evaluandome ¿Me tardé mucho en el baño?

—Pedí vino para los dos, mientras esperamos nuestra cena —asiento con una suave elevación de labios logrando una pequeña sonrisa, no estoy acostumbrada a tomar ningún tipo de alcohol, pero una copa de vino no caería mal para estos nervios.

La voz de Adrián invade mi cabeza, puedo oír claramente un se tú misma y no seas una tonta nerviosa.

—Perfecto muchas gracias por la invitación señor —digo por milésima vez y le veo hacer una mueca, la estoy cagando y si llevamos cinco minutos de cita, no quiero hacer que se enfadé solo que no sé qué carajos decir y eso es lo único que me viene a la mente, y para no quedarme callada lo digo.

RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora