Jonathan:
Sherwin me dijo que me amaba. Y luego me caí de cara, empapando toda mi ropa y estando resfriado el resto del fin de semana.
Realmente me hacía sentir bien que él sintiera lo mismo por mí y haya podido contarme sus sentimientos. Pero me hace sentir cobarde el hecho de que él ya me lo haya dicho y yo todavía no puedo pronunciar esas palabras sin desmayarme de la vergüenza o tener un golpe de calor al sentir mis mejillas tan rojas.
Pasé saliva, caminando hacia Sherwin que estaba frente a su casillero y jugueteando con la pulsera que yo le había obsequiado.
- Hola Sherwinnie. –dije, abrazándolo por detrás. Lo sentí estremecerse pero igual se quedó quieto. De todas maneras no había nadie en el pasillo.
- H-hola Johnny. –sonrió y besé su mejilla.
Me separé de su cuerpo para que el volteara y poder ver su rostro, tenía una sonrisa y un sonrojo en las mejillas. Comencé a juguetear con mis dedos para calmar mi nerviosismo.
- Te... -las puertas se abrieron y todos comenzaron a entrar cuándo siquiera pronuncie la primera palabra. Rodé los ojos con molestia.
Tomé mi libro de matemáticas de mi casillero y abracé a Sherwin por los hombros, dirigiéndome a la primera clase. El pelirrojo observaba a todos alrededor con algo de vergüenza, el hecho de que nos estuvieran mirando le incomodaba y yo lo sabía.
- Johnny. –volteé al escuchar la voz de Ian, él me guiñó un ojo y pude notar cómo Sherwin apretaba sus manos en puños a los lados de su cuerpo.
Sus celos me parecían tan tiernos.
Sonreí y me incliné lo suficiente como para besar ligeramente sus labios. El abrió los ojos cómo platos, sonrojándose notoriamente.
Llegamos a la clase y obviamente nos sentamos juntos. Ian se sentó delante con Sarah. El rubio trataba de hablarle pero ella estaba metida en su celular, hablando con una tal "Emily".
- Johnny, ¿te había dicho que me gustan tus ojos? –alcé una ceja ante lo que dijo Ian. – Y tus mejilla –el alargó una mano para acariciar mi mejilla derecha lentamente. Miré de reojo a Sherwin, estaba conteniendo las ganas de morder el brazo que Ian tenía extendido.
- Oh, pues, amm... gracias. –dije, apartando su mano. El rubio me guiñó un ojo y luego se inclinó por sobre la mesa.
- Ian, ¿qué hac-...? –mi oración fue interrumpida.
Ian me besó. Me. Besó. En frente de mi novio.
Lo aparté de inmediato, escuchando cómo la puerta del salón era azotada con fuerza. Sherwin no estaba a mi lado. Miré mal a Ian, dándole un golpe en la mejilla.
Corrí detrás de Sherwin, pero él ya se había metido en uno de los cubículos. Lavé mi boca.
- Sherwinnie. –toqué la única puerta que estaba cerrada, podía escuchar sus sollozos.
- D-déjame. –tartamudeó.
- Supongo que el baño es tu lugar favorito, ¿no es así? –traté de sonar divertido.
- Johnny, déjame. –pidió con voz indefensa. Suspiré, pegando mi frente a la puerta del cubículo.
- Sherwinnie, te amo. –solté, mientras dibujaba círculos con mi dedo en el cubículo del baño.
La puerta fue bruscamente abierta lo que me hizo perder el equilibrio. Un Sherwin con los ojos brillosos, mejillas mojadas y cara de entusiasmo estaba frente a mí.
- ¿En serio? –preguntó, cómo si no pudiera creerlo.
Asentí con la cabeza tímidamente, escuché una risita por su parte antes de sentir sus brazos rodear mi cuello y hacerme retroceder hasta chocar contra el lavamanos.
- Yo también te amo, Johnny. –su boca se pegó a la mía, haciéndome perder un poco el equilibrio hasta caer al suelo. Pero a Sherwin no le importó el estar encima de mí, simplemente continuó besándome.
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