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El reloj marcaba su lento tic-tac, la hora estaba por terminar, el paciente que en ese momento se hallaba hablándole de alguna anécdota de cuando era un crió parecía muy animado, pero para el doctor no era nada relevante lo que le platicase y esperaba terminar con él y llamar al ultimo de su lista, Itachi Uchiha, quería seguir interrogándolo, saber mas acerca de aquel joven al que decía aver salido a visitar, sabia que debía tomarse las cosas con calma, y esperar a que su paciente terminara la historia, pero es que Itachi sumaba tanta información, tantos detalles que una parte suya comenzaba a creer que Deidara era en verdad real aun cuando los padres de este se empeñaran en asegurar que era solo alguna alucinación de su hijo.

Recordó que después de la ultima charla con Itachi había llamado a sus padres para decirles que su hijo parecía estar perfecto, que también aseguraba que había pasado la noche en compañía de un joven llamado Deidara, el señor Fugaku pareció alarmarse, pero después de un momento recobro la compostura asegurando que aquello solo comprobaba la locura de su hijo, pues tal joven no existía, él quiso saber como era que lo sabia, pero Fugaku le dijo que hiciera sus propias averiguaciones y después le encargo a su hijo y colgó.

El doctor volvió la mirada hacia el reloj de la pared, la hora de aquel paciente había acabado hace unos minutos por lo que llamo a los guardias y lo mando a la habitación común pidiendo de paso llamasen a Itachi, este último no hacia falta escoltarlo, un suave toque llamo a su puerta y tras ella apareció aquel joven, las ojeras en su rostro hacían que su mirada tomara un aire de total profundidad, el doctor le indico con la mirada el sillón donde antes estuviera el otro pasiente.

– Y bien Itachi, que me contaras esta tarde?.

– Desea que le cuente mas sobre Deidara?, aunque creo que con lo que le he dicho hasta ahora quedaría mas que claro que él es real, y que por lo tanto yo no nesecito estar aquí, así que doc, puedes darme ya de alta.

– No es tan fácil Itachi, veras, la ves que regresaste tuve que avisar a tus padres, también les he contado que habías pasado la noche en compañía de Deidara, pero ellos parecieron inquietarse mas, de echo tu padre me ha asegurado que aquel chico no existe, yo deseo ayudarte pero también si es que aquel chico no es real sabes que tendrás que quedarte aquí, verdad?.

– Lo se doc, pero le aseguró que existe, si no quiere creer ahora, termine de escuchar mi historia, le aseguro que no miento y que todos y cada uno de los sucesos que le narrare han sucedido en verdad.

El doctor pareció dudar un momento, pero decidió darle otra oportunidad a aquel relato que Itachi le contaba, no se haría ningún criterio, esperaría hasta el final y solo entonces daría su veredicto.

– esta bien Itachi, continuemos, escucharé lo que tienes para decirme.

– Esta bien doc, le aseguró que todo es real.

Después de esos primeros encuentros y de las presentaciones, cada noche tenia una cita con él, puntual como siempre cruzaba aquel muro, yo por mi parte lo esperaba en la fuentecita,había tomado un juego de llaves que nadie usaba así que ahora podía entrar y salir sin tener que usar la ventana, cuando él llegaba siempre traía una sonrisa y yo por mi parte le regalaba una igualla soledad se había ido, y la noche se había convertido en mi momento preferido, solía esperar con gran ilusión a que el sol se ocultara solo para verlo.

EL AZUL MAS PROFUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora