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Una vez que Itachi hubo salido del consultorio, permanecí allí, en silencio, seguía sentado en aquella butaca que utilizaba cada que tenia alguna sesión con un paciente, las palabras de Itachi seguían frescas en mi cabeza, aquel relato era algo asombroso, no había titubeos o contradicciones en el, parecía ser algo tan real, pero al mismo tiempo estaban las afirmaciones de su familia que aseguraban eran meras alucinaciones y no solo su familia, si no también mis colegas que lo trataron antes aseguraban que padecía esquizofrenia, y que todo era producto de su mente, aunque ahora que había escuchado el relato completo a mi me parecía algo imposible, tantos detalles, tantos recuerdos, si eso era una alucinación significaba que mi paciente había creado no solo a una persona, si no también toda la vida de esta y muchos sucesos que parecen imposibles de crear por una mente dañada, Itachi no parecía vivir en otra realidad, de echo si no mencionara a Deidara nadie has dudaría de su cordura.

Deje mis cavilaciones para después, lo que debía hacer ahora era investigar todo cuanto pudiera sobre el caso, ya que Itachi esperaría mi respuesta, estaría esperando a que le ayudara a salir de aquí, tal vez el día de mañana,si el día de mañana iría a visitar a sus padres.

A la mañana siguiente llame al hospital para avisar que no asistiría y aun cuando el director no me la puso fácil, al final logre convencerle, echo esto me aliste y me dirigí a la mansión Uchiha.

...

– Buenos días señor Uchiha,  de ante mano quisiera agradecerle por el tiempo prestado.

– No se preocupe doctor Sarutobi, también tenia ganas de conversar con usted, quiero estar al pendiente de los avances de mi hijo.

No espere mas y comenzamos la charla, su esposa también nos acompañaba, ambos escuchaban en silencio mientras hablaba sobre las terapias de su hijo, llego el momento donde les tuve que mencionar sobre todas las revelaciones de su hijo, y como aun después de tanto tiempo él seguía insistiendo en la existencia de Deidara, tanto así que había llegado a asegurar que el chico le había visitado en el hospital, esto pareció alarmarlos pero les asegure que no había entrado nunca en la instalación, si no mas bien que su hijo decía haberlo visto caminar sobre los muros que rodeaban dicho lugar.

Sus padres no parecían felices de un momento a otro el señor Uchiha paro el relato.

– Basta doctor, lo que usted cuenta son solo delirios, al parecer mi hijo no mejora y si ese es el caso tal vez lo mejor sera que lo cambie de psiquiátrico.

– Pero señor Uchiha, su hijo parece tan cuerdo debe creerme en todos mis años de experiencia jamas había visto a alguien como él, todos los enfermos en algún momento dejan al descubierto aspectos de sus padecimientos, en cambio Itachi es alguien tan cuerdo, tan consciente de su entorno, y de todo lo que allí sucede, es incluso un genio me atrevería a decir.

– Doctor agradezco mucho su interés, pero le reitero lo antes dicho, mi hijo alucina a alguien que no existe, creame, yo mismo busque a ese chico, tengo todos los documentos de la investigación y aun cuando mi hijo fue internado esta siguió, pero no hay nada, el joven nunca existió.

– Señor, si usted me lo permite desearía poder leer dichos documentos.

– No lo se doctor, tal vez lo mejor sea internar a mi hijo de por vida, o subirle la dosis de medicamento, pero esto no puedo dejar que siga así, ya que gracias a lo que usted me ha dicho puedo darme cuenta que el no mejorará.

– Señor, permitame leerlos, le prometo que si descubro que todo es producto de su mente yo mismo me encargare de subirle la dosis así como de internarlo indefinidamente.

El padre de Itachi pareció pensarlo unos momentos y al final accedió, cuando salí de aquella mansión llevaba en mis manos un grueso folder, con todo lo que nesecitaban saber.

Era media  mañana por lo que me encamine a una cafetería cercana, tome asiento y ordene un café y unos huevos revueltos, mientras esperaba a que me trajeran mi orden comencé a leer aquellos documentos, eran copias, no me había prestado los originales, pero no importaba, había actas de nacimiento, de defunción, comprobantes de domicilio y muchos mas, al parecer se había realizado una investigación muy detallada, también había un resumen echo por el detective que había llevado a cabo la búsqueda, y un par de fotos.

Comencé a leer, había bastante información sobre la mujer que decía Itachi era la madre de Deidara, pero tal como su padre me había asegurado no se encontraba nada sobre el joven, ni acta de nacimiento, ni la hoja prenatal del hospital donde se mencionara que había dado a luz, ni siquiera una receta medica, lo que me pareció de lo mas extraño, pues si al joven lo habían diagnosticado con porfiria severa, debía hallarse alguna receta medica, pero no había nada, Deidara prácticamente no existía, y para acabarla de rematar en las fotografías que eran de la mujer y sus padres se mostraba a todos ellos de cabello castaño y ojos del mismo color, ni un pequeño parecido con el joven que describía mi paciente, ya que según Itachi este era rubio y de ojos azules, comencé entonces a pensar que los padres de Itachi tenían razón, al final de aquellos documentos halle una acta de defunción, al parecer la mujer había muerto el año pasado en un accidente de trafico con lo que la investigación se dio por cerrada.

Guarde los documentos, y tome mi café que para mi mala suerte se había enfriado, pague y salí de allí, aun no podía creer que todo aquello fuera una mera alucinación, ya solo me quedaba un lugar el cual visitar, pare un taxi, y me dirigí a la vieja casa que se hallaba aun costado de la mansión Uchiha, al llegar allí pude ver que todo era tal cual Itachi me lo había descrito, el patio resquebrajado por el sol, y la vieja casa que parecía un borracho a punto de caer, camine hasta ella y le di varias vueltas, las puertas estaban cerradas, las empuje un poco y parecían estar atrancadas, pegue mi oreja a la vieja madera y no escuche nada, ningún sonido que me advirtiera que había alguien allí, busque el agujero por el que según Itachi tomaba la mano de Deidara, mas no pude acertar cual sería, pues toda la parte baja parecía haberse podrido por el pasar del  tiempo, me tumbe  boca abajo para mirar por aquellas rendijas, adentro todo parecía abandonado hace mucho,no había rastro alguno de que alguien estuviese viviendo allí.

Me levante de aquel polvoso suelo, me sacudi y camine de vuelta a la calle, tome un taxi y me dirigí al hospital, una vez allí, me encerré en mi consultorio, guarde los documentos y me deje caer en el diván, no podía dejar de pensar en todo lo que había visto hoy.

Sentía pesar, yo jamas en toda mi carrera me había equivocado en algún diagnóstico, jamas había cometido un solo error,  entonces ¿ por que  no pude darme cuenta que todo era producto de la mente de Itachi?, ahora tenia que hallar la forma de decírselo sin que empeorase las cosas, no sabia bien como lo tomaría él, cual seria su reacción, había prometido ayudarlo y al final seria igual a todos los anteriores, inclusive peor ya que me encargaría de mantenerlo medicado y encerrado para siempre.

El día había acabado,para cuando salí de mía pensamientos me encontré con la luna brillando en lo alto, todos se habían marchado ya, y solo la enfermera de guardia estaba en la habitación continúa.

Salí entonces, decidí pasar a echar un vistazo al dormitorio de Itachi, ya mañana le diría la dura verdad, al entrar a la oscura estancia lo primero que vi fueron las hileras de camas, donde los demás pacientes llacian dormidos, se escuchaban algunos ronquidos, y una que otra conversación, de esas que aveces suelen tenerse en los sueños, pero Itachi no dormía, estaba parado frente a la ventana mirando fijamente hacia afuera, me acerque a él pero pareció no notarlo, estaba inmerso en su mundo, dirigí la mirada hacia donde estaba la suya, grande fue mi sorpresa al ver aquello que lo mantenía ahí tan inmóvil.

Un joven de cabellera larga y rubia caminaba sobre el muro de el hospital, con lo poco que la luna alumbraba pude darme cuenta que encajaba perfectamente con la descripción que Itachi había echo de Deidara, aquel joven llegó a la altura de donde nos hallamos y se sentó en la barda, moviendo su mano en señal de saludo, Itachi contestó al instante, yo por mi parte no salia de mi asombro, si Deidara era real ¿como es que nadie lo había encontrado? .

Salí a toda prisa de ahí, debía hablar con aquel joven,  una vez fuera del edificio le grite, pero apenas me escuchó se dio la vuelta y bajo, corrí entonces a las afueras del hospital pero para mi mala suerte el joven había desaparecido.

Tome entonces la decisión, al día siguiente iría a hablar con los padres de Itachi, Deidara era real, Itachi no merecía estar encerrado.


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