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Apenas abandone la mansión Uchiha saque mi móvil para comunicarme con el director del hospital, sabia que Fugaku lo había echo ya, pero aun así debía hablar con él a toda costa, debía convencerle de que lo que decía era real, no podía darme por vencido así nada mas, no podía abandonar a Itachi, no cuando sabia que él se hallaba perfectamente, apenas tomaron la llamada me apresure a explicar la situación, pero para mi mala suerte era demasiado tarde, él padre de Itachi le había convencido de que yo no era de ayuda para su hijo, si no todo lo contrario, trate de razonar con él recordándole lo cuerdo que me encontraba por lo que no podría inventar algo así, pero no tenia posibilidad de convencerle, Fugaku era alguien de mucho peso, motivo por el cual nadie quería llevarle la contra.

Al final después de tanta palabra inútil me sentía tan molesto que le asegure que firmaría mi renuncia, no quería tener nada que ver en esto, no podría soportar el saber que manteníamos encerrado a alguien que merecía su libertad, el director ni siquiera se sorprendió de echo creo que le pareció lo mejor, pero en algo se equivocaba yo no pensaba dejar a Itachi allí.

Contaba con la ventaja de que el director no se hallaba, por tal motivo podría aprovechar el que nadie sabia de mi renuncia, con esto en mente me encamine hacia el hospital, al llegar allí salude al personal con el que me topaba, entre en mi consultorio e hice pasar a mis pacientes para ese día, uno a uno tal como lo hacían normalmente y como era costumbre Itachi fue el último, cuando la puerta se abrió y lo vi entrar lucía tan feliz, tan radiante, sabia que era por que confiaba en mi, en la promesa que le había echo, y si por un momento había sentido duda, esta se había alejado en cuanto él cruzo la puerta, se merecía ser feliz, vivir junto a quien amaba, todos los seres lo merecían.

- Hola doc! - saludo con una radiante sonrisa.

- Hola Itachi, sientate por favor, he ido a hablar con tu familia - su rostro cambio de uno feliz a uno de pura angustia.

- Y ¿ qué le han dicho? - se podía sentir el miedo en sus palabras, supuse que era por que él sabía muy bien que su padre no creería en nada de lo que le dijera.

- Me creé loco, piensa que mi aprecio hacia ti me hace ver cosas que no existen, me ha prohibido verte mas.

- Pero doc, usted había prometido sacarme de aquí, no puede abandonarme, nadie mas me creería, y no puedo demorar mas, él me espera, usted mismo lo ha visto - la desesperación se notaba en cada palabra salida de su boca - lo sabia, sabia que ir con mis padres no era una buena idea.

- Calmate por favor, se que lo que te voy a decir es una locura, pero creo que es la única manera, te he prometido ayudarte y lo haré, tú solo confía en mí, entre esta noche y mañana arreglaremos todo, te lo prometo - Itachi me miraba fijamente como dudando de cada una de mis palabras después de un corto silencio por fin hablo.

- Esta bien confiare en usted, doc.

- Ahora vuelve a la sala común y no te preocupes te sacaré de aquí.

Apenas Itachi salio me puse a redactar mi carta de renuncia ya la entregaría mañana, una vez echo eso salí del consultorio, di una ultima vuelta por el jardín, especialmente por la zona donde Deidara se colaba, la barda era alta sin ayuda no se podía subir, pase mi vista por los alrededores, había unos rosales que se habían sembrado el año pasado, estaban tan descuidados que habían crecido enormemente, mas adelante había gran variedad de plantas pero todo de menor tamaño, gire en torno al edificio y vi que en la segunda planta algún paciente había roto el cristal y para poder cambiarlo habían puesto una escalera de esas que se plegaban, pero según parecía quien fuera él que cambio el cristal se había marchado sin llevarla de vuelta a la bodega, si esta fuera alguna otra institución seria un descuido impensable, pero ¿ quien en su sano juicio entraría por voluntad a un manicomio?, camine hasta ella con sigilo, y una vez estuve seguro que nadie me veía la tome y la lleve hasta la parte del rosal, donde una vez plegada la oculte entre la pared y la maraña que era aquellas rosas, cuando termine mi labor salí de allí despidiendome de uno que otro colega con los que me topaba, una vez en la calle no tome el taxi como normalmente lo hacia, quería ver por donde subía aquel chico pues la barda era muy alta, por lo que recorrí el muro por el lado de la calle, de pronto lo descubrí, me dio risa el no haberlo descubierto antes pues era de conocimiento general que el lugar antes de ser hospital era una gran hacienda y su entrada principal quedaba justo hacia ese lado, cuando se convirtió en psiquiátrico decidieron mover la entrada hacia donde se hallaba la carretera principal y la otra entrada fue sellada quedando de ese lado la bodega, pero las ventanas no fueron retiradas si no solo tapadas con bloc, y sus salientes y barrotes aun se hallaban del lado de la banqueta, así que resultaba fácil trepar por alguna de estas, supuse que así había echo aquel joven y una vez arriba solo había caminado al azar por el muro, había sido mera coincidencia que en su primer intento se topara con la ventana de Itachi y que este estuviera viendo hacia afuera, de no ser así le habría dado vuelta a toda la propiedad y alguien mas lo habría notado.

Una vez descubrí aquello me dirigí a mi casa pues aun había mucho que hacer, no podía dejar ningún detalle al ahí se va ya que de ello dependía el que pudiese cumplir la promesa echa.

EL AZUL MAS PROFUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora