Rumores

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Tony aún no se sentía cómodo en su hogar, además la herida del pecho todavía tenía que terminar de sanar. Ahora era el nuevo CEO de Industrias Stark, tras la muerte de su padre en su ausencia. Si bien no podía decir que lloró la perdida, si dolió, era su padre después de todo. Más que nada lo lamentaba por María, que en serio sufrió.
Se encontraba recorriendo la mirada por la sala que su madre había redecorado, sillas blancas con bordes dorados, una mesa larga de madera de roble liso y pulcro con un mantel bordado a mano, también blanco con ligeros toques de un color cremoso. A unos cuantos pasos los sillones marrones y la mesita baja negra donde estaba sentado. Las paredes tenían cuadros de bellos paisajes sobre la pintura azul, algunos estantes cargaban fotografías familiares y otros estaban ocupados  por libros, todo iluminado por un gran ventanal de marco marrón, con las cortinas corridas que dejaban pasar su luz.


 Frente a él estaba su elegante madre junto a Hill y Wanda, hijas de su primo Loki, que estaban de visita en la casa.


 - Tío Tony, ¿vendrás a jugar con nosotros? – preguntó Hill.



 - Quizás – murmuró Tony –, ¿y a que jugaríamos?


 - A la guerra – dijo Wanda –, quiero ser el sargento y matar soldados.


 - Dios mío – se agitó Tony desconcertado –. ¿No jugaremos al té? ¿Hablar con muñecas?


 Las preguntas le hicieron ganar una mirada de desagrado de las niñas, por lo que miró a su madre y María suspiró.


 - A mí no me preguntes, no sé porque estás niñas son tan sanguinarias.


 - Yo sí, son hijas de Loki–. Dirigió la mirada a las pequeñas-: jugaremos a la guerra niñas


 Estas se fueron corriendo mientras gritaban contentas.


 - Tony, supongo que has vuelto para quedarte, ¿verdad? – preguntó María.


 - Si, al fin terminó esa etapa.


 - Excelente, es bueno tenerte cerca otra vez, hijo. Ya quiero ver como llevaras la empresa adelante.- Lo miró con dulzura.


 Tony sonrió, su madre no había cambiado, no había cambiado en lo absoluto a pesar de todos estos años lejos. ¿Steve habría cambiado? De lo único que podía estar seguro es que ahora era un hombre. Y pronto se convertiría en su pareja.

Mientras su madre le contaba algunas cosas que había hecho durante su ausencia, Tony pensaba en el largo tiempo que había pasado lejos, había considerado buscar algún omega para saciar sus ganas, pero descubrió que sencillamente no podía, no quería otro omega. Quería a Steve y solo a él. Ya había elegido.


 - ¡Tony! ¿No escuchaste nada de lo que dije? Bien, aquí esta Jarvis con el café.


 Cuando él recibió su taza, se acomodó mejor en el sillón y adoptó una perfectamente actuada actitud indiferente.


 - Háblame de nuestros amigos y conocidos – pidió a su madre.


 Y María así lo hizo, habló hasta el hartazgo. Cuando al fin terminó, Tony dijo: - ¿Los Rogers? Steve me escribió que Sarah había fallecido.


 - Eso fue hace muchos años Tony.


 - No tantos. ¿Y el muchacho?


 - ¿Te refieres a Steve?


 - Si. – No advirtió que se inclinó hacia delante, olvidando el café, con los ojos fijos en María.


 - Te escribí sobre el – dijo María mirándolo suspicaz –. Lo recuerdo.


 - ¿Qué me escribiste? ¿Cuándo?


 - Eso también fue hace muchos años. Steve se casó.


 La taza de café rodó por el piso con la mirada de Tony siguiéndola. El vio como el líquido marrón se esparcía por el piso y recorría las juntas de las baldosas formando pequeños ríos en distintas direcciones. Se sentía aturdido, no podía pensar.


 - ¡Tony! ¿Qué sucede? ¿Te duele la herida?


 - No, no, estoy bien mamá. Solo me siento un poco torpe. – En realidad sentía que le faltaba el aire, que no podía respirar. Constantes punzadas donde estaba su corazón. Su parte alfa se retorcía enfurecido. No estaba en condiciones de aguantar. Se humedeció los labios resecos -. ¿Cuándo? ¿Con quién?


 - Bien, enviudó hace un año aproximadamente... no habla con nadie. Se casó con Johann Shmidt cuando solo tenía dieciséis años.


 Tony miró fijamente a su madre, no podía ser cierto. ¡Johann Shmidt! Maldición, ese sátiro viejo y lascivo, ya era conocido por su perversión durante la infancia de Tony. ¿Casado con Steve? Negó por un momento con la cabeza y preguntó: - ¿Y la madre de Steve permitió algo así?


 - Oh, no. Con la muerte de Sarah, su padre se ocupó de la boda. Todo con mucha prisa. Y por supuesto, después el viejo Shmidt murió de modo tan misterioso. Todos comentaron el caso.


 - ¿Steve vive en la mansión Shmidt? –. La propiedad estaba solo a veinte kilómetros.


 - Claro, heredó todo.


 - Mamá, hablaremos luego– dijo Tony, y se puso de pie.


 - ¿A dónde vas?


 - Necesito descansar. Nos vemos para cenar.


 Cuando Jarvis terminó de cambiar los vendajes de la herida, Tony se acostó y quedó mirando el techo de su habitación. Él se había casado con Johann Shmidt cuando tenía dieciséis años. ¡Por favor, ese hombre debería tener por lo menos cincuenta años! Y él lo había acariciado, marcado, anuda... Tony tenía que pensar en otra cosa. No podía cambiar el pasado. Tenía que aceptar lo que pasó o bien olvidar a Steve. Esto era sencillo.

Y durante tantos años él no había sabido, no había pensado en otro alfa... La única carta perdida. Pero ahora Steve era viudo, por lo tanto eso poco le importaba. Nada importaba, excepto verlo, cortejarlo, enlazarse. Tony no podía permitir que el pasado interfiriera.
No le había preguntado a María si Steve había tenido hijos, así que preguntó esa noche.

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 - No, no los tuvo – dijo María –. Por eso el viejo Shmidt se casó con él. Deseaba desesperadamente tener un heredero. Pero no hubo hijos. ¿Por qué te interesa el asunto, Tony?


 - Recuerdo que él era muy agradable – dijo con los ojos clavados en su plato -. ¿Volviste a verlo después del casamiento?


 - No, ni una vez. Todo fue muy extraño. Desde que se casó fue como si lo hubieran enviado a otro país. No volví a verlo. Por supuesto uno oye rumores, aunque yo creo que nunca hay que confiar en lo que hablan por ahí.


 - ¿Qué rumores?


 - Por ejemplo, que Johann lo mantenía encerrado en la mansión y no le permitía ir a ninguna parte, ni ver a nadie, o hacer nada...


 - Tu dijiste que no lo habían visto después del matrimonio.


 - Si, pero no creo que ese viejo haya podido retenerlo como una especie de prisionero, ¿o sí? También, no sé si oíste hablar de Joseph Rogers, el padre de Steve, pero no tenía ni tiene buena reputación. Oí decir que obligó a Steve a casarse con Shmidt a cambio de una enorme suma. No se si habrá algo de verdad en todo eso.


 - Muchos rumores...


 - Poco antes de morir, tan misteriosamente como dije, un hijo no reconocido del viejo vino a visitarlo.


 - ¿Por qué dices que fue misterioso?


 - Tony, atragantarte en la cena no es algo que pase todos los días. De acuerdo con la versión de los sirvientes de la casa, el hijo y Steve sencillamente permanecieron sentados, y lo vieron morir ahogado.


 - ¿Viste a Steve después de la muerte de Shmidt?


 - Una vez, cuando estaba visitando a tu primo, Loki y Thor junto a las niñas fuimos a comer a un bonito restaurante de la ciudad. Lo vi a la distancia, paseando supongo.


 - ¿Cuándo fue eso? ¿Cómo se veía?


 - Tres meses después de la muerte de su marido. Creo que tenía buen aspecto. Bien, quizá no tan bueno. Diferente. Delgado. Aunque siempre lo fue. Estaba más alto. Era extraño. – María inclinó su cabeza y preguntó-. ¿Por qué tanto interés en Steve?
Antes de que Tony pudiese inventar una buena excusa, María dijo con una sonrisa suave: - Cuando lo veas salúdalo de mi parte, me agradaba mucho su compañía cuando era más joven.    

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Lo se, lo se, lo seeee! En el capítulo anterior dije que Steve y Tony volverían a encontrarse, pero me faltaba contar algunas cosas antes de eso. Mil perdones! 
Muchas gracias a todos los que me apoyan en esto, de verdad son geniales. 
Amo leer sus comentarios, me dan muchos ánimos para continuar. 
Nos estamos leyendo prontito! besitooooos!

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