ENTREGADO - 5 años después (parte 2)

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Advertencia: Este capítulo contiene escenas que pueden afectar su sensibilidad,  violencia y violación. No va a haber una gran descripción, especialmente porque no quiero escribir tanto sufrimiento del personaje. Pero por si acaso, están advertidos. 


Steve tenía miedo. Aún no entendía el porqué de su temor. Pero allí estaba ese sentimiento. Miró al hijo que su marido había tenido años atrás con una omega de un pueblucho: Armin Zola, un alfa. Tenía cierto parecido a su padre cuando era joven, la nariz un poco doblada, ojos de un verde pálido, labios finos y mentón grande. Comprendió que le temía, y de manera pausada y lenta porque no quería que su marido lo notase, dejo el tenedor en la mesa.

Armin estaba hace dos semanas en la casa. Lo miraba demasiado, estudiaba su cuerpo y a veces lo rozaba. Se dio cuenta que la mirada de Johann alternaba entre el y su hijo, de manera calculadora. ¿Pero que calculaba?
- Steve, ¿no te agrada la comida?

- Está delicioso, es que no tengo hambre.

- Igualmente comerás. Me desagradaría que no lo hicieras.

El omega tomó su tenedor y comió el risotto que estaba en su plato. Desde la llegada de su hijo no lo había castigado. Tampoco lo había obligado a permanecer desnudo sobre la cama con las piernas abiertas exponiendo su entrada, atado a los barrotes o de rodillas frente a él, con sus manos sobre su cuerpo, con su boca... Steve sintió que vomitaría.
Escuchó que Johann le decía a su hijo: - No aparenta veintiún años, ¿no?

¿A Armin le importaba su edad? Lo miró y descubrió que este lo miraba fijamente. Su corazón comenzó a latir rápido y sus manos transpiraron.
- ¿Quiere más vino? – le preguntó.

- No, Steve. – Regresó la mirada a su padre. Él lo había recibido de brazos abiertos y eso era sospechoso. Quizás planeaba darle al final el reconocimiento legal que merecía y escribir su nombre en el testamento. Después de todo, no parecía que fuera a tener hijos con este omega.

- ¿Te parece aceptable? – continuó el viejo.

- Claro, es un omega excelente. No lo habrías tomado de no ser hermoso.

Steve solo escuchaba. ¿Por qué le hacía esto?

Cuando la cena terminó Johann le ordenó a Steve tocar el piano.

- A penas si puedo tolerar escucharlo tocar un rato – le decía el alfa a su hijo –. No quiere practicar, es un vago. Así que solo lo escucho de vez en cuando.

El piano era viejo y estaba desafinado, las teclas duras y agrietadas, otras sueltas. Steve lo intentaba realmente, pero sonaba horrible y el nada podía hacer por arreglarlo. Cuando su marido le dijo que terminara, retiró las manos rápidamente apoyándolas en su regazo.
Antes, el dejaba de tocar cuando quería. Y entonces su alfa lo golpeaba.

- Bebamos un poco de té. Tu no Steve. Veté a tu habitación.

Steve se puso de pie velozmente.
- Buenas noches, mi alfa. Buenas noches, señor Zola –. Se retiró.

Necesitaba llegar rápido su habitación, sentir la falsa seguridad de este al menos un rato.
Solo diez minutos después estaba acostado, deseando estar así y disfrutar el único momento de libertad que tenía, pero se durmió muy pronto. Solo una hora después la luz de la habitación le dio en los ojos y sintió que lo sacudían desde el hombro. La voz de Johann dijo: - Steve, es hora de que obedezcas. Ahora, levántate.

El retrocedió en la cama.
No – murmuró –, por favor.

- ¡Haz lo que te ordeno puto omega o te mataré! Y después iré por ese inútil beta.

Steve se puso de pie en un salto y alargó la mano para tomar un saco.

- No lo necesitaras – se lo sacó de las manos y lo tiró lejos –. Vamos.

Entumecido, siguió a su esposo y después atravesaron la puerta continua a la que él ocupaba. Johann estaba vestido. ¿Quería que lo desnudase? Lo había hecho muchas veces, con movimientos lentos y precisos mientras lo acariciaba. Cada movimiento había sido enseñado por el alfa, lo había entrenado. Steve cerró los ojos un momento, diciéndose que debía obedecer, porque allí no había alternativas. Jamás las hubo.

- Es hermoso, ¿no?

Steve se detuvo abruptamente. Allí, de pie frente al hogar, con el cuerpo recortado por las llamas a sus espaldas, estaba Armin. Tenía puesto solo una bata.

- Si, precioso. – Olfateó el aire –, su aroma es exquisito.

- ¿Ya sabes lo que quiero que hagas, Steve?-. Johann rio.

- No – susurró –. No, no puedes. Por favor...

- Steve, puedo hacer lo que quiera contigo, me perteneces. Me fallaste. Tienes que darme un hijo. Como Armin es mi hijo, aunque sea de una omega asquerosa, le dejaré preñarte. Esta noche debes demostrar todo lo que te enseñé. Quiero que el vea tus habilidades. Lo complacerás.

- ¡No! – gritó Steve.

Sé lanzó a correr pero su esposo lo derribó, y continuaba luchando cuando le arrancó la ropa, y seguía peleando cuando lo obligó a retornar a Armin y dijo: - ¿Su cuerpo te complace? ¿O es demasiado alto?

- Es hermoso, extraño que siendo omega tenga tal cuerpo, pero es hermoso – dijo Armin –. Nunca he violado a un omega.

- No tendrás que violarlo. Esta noche te dará placer. Y mañana por la noche se mostrará sereno y dispuesto, y yo lo sostendré mientras tú te anudas.

- Pero un omega no se preña con solo una vez – decía Armin.

- Tú trabajas en su cuerpo hasta que se embarace. Claramente te recompensaré por ello.

Steve sollozaba y las lágrimas corrían por sus mejillas, mientras los cabellos revueltos caían sobre su cara. Johann lo volteó y abofeteó con fuerza.

- Corta con esas estúpidas quejas o tendré que tomar un cuchillo y dejar cortes en tu pálido cuerpo. Muéstrale que estas bien entrenado. Todos los omegas son putos que necesitan un alfa que los cubra todo el tiempo. Lo que pasó contigo es que tuviste que esperar para llegar al momento en que te llenen. Te estoy dando una noche de espera. Armin, quítate la bata. Steve, mira el regalo que tengo para ti –. Lo obligó a arrodillarse.

Steve obedeció. Vio a Armin quitar la única prenda que lo cubría y el miembro erecto apareció apuntando hacia él. Sintió las manos de su marido apretar sus nalgas. Decir algo solo traería más humillación, más dolor, un infinito sufrimiento y problemas para Sam.

- ¿Te agradaría que este alfa te montara? – preguntó Johann en su oído –. No importa, atenderás a mi hijo. Y después te iras a la cama y pensaras en el placer que te espera mañana.

Y Steve hizo lo que le ordenaron. Al terminar cayó al piso y se quedó estático, con la cara apretada contra el piso.
- Bien hecho. Ahora, vete.

El omega se puso de pie y se pasó la mano por la boca. Oyó la risa de los alfas mientras atravesaba la habitación.
Corrió hasta el baño de su habitación, se lavó la boca con desesperación y después vomitó.

Era demasiado.
No podía soportar más.
Miró los barrotes en las ventanas, colocados silenciosamente el siguiente día de su primer intento de escape a la casa de Bucky. Sabía que la puerta ya estaba cerrada por fuera. Johann ya no corría riesgos con él.
Si se suicidaba, ese viejo ya no tendría motivos para lastimar a Sam. El problema de Steve era como lograrlo. Vio un pequeño adorno de cristal sobre la mesita de noche. Rompiéndolo los bordes tendrían filo. Miró el adorno y después sus muñecas.

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A la mañana siguiente su marido le ordenó a Sam retirarse de la habitación de Steve y lo arrancó de la cama. Lo observó bañarse, secarse, vestirse y lo acompaño a la planta baja. No le permitió estar solo.
Y durante la cena de esa noche, Johann Schmidt se atragantó con una espina de arenque y murió ahogado, frente a su esposo e hijo.

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1 año después.

Oyó otra vez ese gemido. Tony comprendió que venía de su garganta.
No estaba con Steve. Estaba en el campo de batalla, bajo los escombros de una casa y tenía una herida en el pecho. El dolor era profundo y le daba latigazos, se acentuaba y lo hacía apretar los dientes por aguantar el impulso de gritar.

- ¡Tony! Al fin te encuentro.

- Rodhy – dijo Tony sorprendido –, sabía que vendrías por mí.

- Espera, regresaré con ayuda.

Una larga hora después, al fin se encontraba en su tienda, acostado en una cama improvisada. Rodhes estaba sentado a su lado, cuidándolo.

- El doctor dijo que debes tomar tus medicamentos y descansar. – Su amigo se inclinó un poco –. Perdiste mucha sangre y tienes que recuperarte, así que no quiero excusas – Rod acomodó mejor la manta que lo cubría.

- Si – murmuró Tony –, pronto me recuperaré.

Dos horas después oyó a James llamarlo, intentó regresar al pasado, a Steve,pero no pudo.

- El comandante está aquí Tony, quiere verte – le informó.

- No quiero verlo – respondió claramente.

Tony intentó abrir los ojos, estaba tan cansado. El general estaba parado frente a él, con su uniforme inmaculado.

- Señor – trató de levantar la mano.

- Silencio Stark. Solo quiero informarle que ha cumplido su tiempo aquí, con su ayuda hemos podido desmantelar las instalaciones de estos terroristas de Hydra y tenemos al resto a punto de caer. El médico dijo que usted sanará pronto, así que regresará a casa.


Más tarde Tony pensó que sí, al fin había terminado.
Actualmente Steve tendría veintiún años. Edad suficiente para enlazarse, edad suficiente para Tony. ¿Y si había sido marcado por otro alfa?
No, se negaba a aceptar esa idea. Los últimos años su madre le había estado mandando cartas informativas. Quizá esta ya sospechaba por qué pedía novedades sobre uniones o noticias importantes sobre amigos.
En la última carta que recibió de Steve, este le contaba que su madre había muerto. Ellos no podían responder a nadie mientras estuvieran sirviendo allí. Suponía que el omega no volvió a escribir por el dolor de la perdida, comprendía eso.
¿Qué habría estado haciendo el omega estos seis años? Su madre le había mencionado las uniones de todos los conocidos y nunca nombro a Steve. Quizá lo estaba esperando.
Era una idea que lo complacía y lo ayudó a recuperarse antes de lo esperado.

Su hermoso Steve... pronto estarían juntos. 

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Hola a todos!!! 
¿Qué les pareció? Yo sufrí escribiéndolo. T-T 
Vuelve Tony!!! Para el próximo van a volver a encontrarse ¿Cómo imaginan el encuentro? ¿Que creen que pasará?
Les agradezco muchísimo el apoyo y buena onda =) Espero que me sigan haciendo saber que piensan y que esperan.
Nos estamos leyendo. Muchos besos!!! :3


Solo ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora