6. Lo más adorable del mundo

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Para Otabek Altin, lo más adorable del mundo, tiene nombre y apellido: Yuuri Katsuki.

Y es que el kazajo nunca imaginó que lo que empezó como una tarde acompañando a su moquillento mejor amigo, terminaría con él intercambiando su número telefónico (el mismo que solo tenían un cierto y privilegiado grupo de personas), con el adorable primo japonés de Yuri.

Eres un cursi Otabek, un jodido cursi.

Eso último en palabas de su amigo ruso, y que no dejaban de ser ciertas.

Porque el moreno, sacó toda su caballerosidad y galantería.

Desde darle la mano para ayudarlo a ponerse de pie, hasta acomodarle los lentes y preguntarle con la voz más cordial...

-¿Estás bien Yuuri?

Y el nipón, en ese momento se preguntaba quién es Yuuri, hasta por fin recordar que no era otro  
que él mismo.

-Sí, Ota –respondió con una fresca sonrisa.

-¡Es Beka, idiota! –intervino el ruso, aburrido de estar pintado ahí.

Otabek, esbozó una linda sonrisa.

-Descuida, si quieres llamarme Ota, está bien para mí.

-¡Pero Beka! –el rubio chilló indignado.

-Yuri, ¿No querrás que tu primo me llame igual como lo haces tú o sí?

-¡Mierda! Buen punto –gritó y se dio vuelta molesto.

Ante ese breve berrinche de Yuri, Otabek y Yuuri rieron disimuladamente.

-Ota, yo… no quiero… causar más… problemas –comenzó a decirle nervioso.

-No eres ningún problema Yuuri –habló con firmeza.

Palabras que  causaron un adorable sonrojo en el nipón que no paso desapercibido para el moreno, como tampoco el bolso que estaba bien puesto en el canasto de la bicicleta amarrada a la reja del portón exterior.

-¿Eso es tuyo? –preguntó indicando la bicicleta.

Y recién en ese momento, Yuuri se acordó del motivo por el cual estaba en casa de su primo.

-Sí, traje katsundon para Yurio.

-¡KATSUNDON!

El grito chillón del ruso los dejo sordos.

-¡Por qué no lo dijiste antes!

Y tanto Yuuri como Otabek fueron testigos de cómo el menor corría con una gran sonrisa hasta la bicicleta, desamarraba con toda confianza el bolso y lo llevaba en sus brazos como si fuera un trofeo.

-¿Van a entrar o no? –les preguntó cuando noto que ellos no se movían.

Ambos se rieron y acompañaron al hambriento rubio.

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-Oie cerfdo esrta deliciofso –Yuri hablaba con la boca llena y comiendo como si no hubiera un mañana.

-¿Yuuri tú no te vas a servir? –Otabek le preguntó amablemente, porque el mencionado no habia probado bocado alguno.

-No gracias, ya comí en mi casa –dijo con una gran sonrisa.

Yuri tragó para hablar con claridad.

-¡Oie Katsundon, no te hagas el señorito porque está Beka! Si todos sabemos que eres un cerdito ajaja –lo regañó en tono burlón.

Lo que hizo que se sintiera avergonzado.

-Tenemos pastel de chocolate con naranja ¿Quieres? –le ofreció al kazajo.

-Sí, Por favor –respondió ansioso.

-¡Beka! Ese pastel es mío –protesto el ruso.

-Yura, no te portes como un niño.

Y si hay algo que molestaba a Yuri, es que su amigo usara la palabra niño para referirse a él.

-¡Ash está bien! Pero tooodoo el katsundon es mío –enfatizado cada palabra, y echándose un gran pedazo de carne de cerdo a la boca.

Malditos raros.

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Continuará...

En el próximo capítulo.

-Yurio... creo ... que me ... gusta tu ...mejor amigo.

NO SOY UN P%T# CUPIDO!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora