[ part 4 ]

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Salí del salón en cuanto el examen terminó. Por suerte había recordado todo lo que Cas me había enseñado ayer.

Aunque, para ser sinceros, no podía concentrarme con todo lo que recordaba del día anterior. Creo que ni siquiera se había dado cuenta de que lo observaba cuando tomó aquella siesta. Se veía tan adorable y tranquilo, hasta que tuvo su problemilla entre las piernas.

Me hubiese gustado saber qué habrá soñado y si yo hubiese tenido la oportunidad de haber sido el protagonista de su sueño.

Mi cuerpo y mente se sentían exhaustos, a pesar de lo poco que había hecho esa mañana. Me encaminé hacia al comedor en busca de Cas, ya que no sabía de su paradero desde que habíamos llegado a la escuela.

Algo vibró dentro de mi bolsillo, seguida de la melodía de Highway To Hell que salía desde mi chaqueta. Fruncí el ceño y busqué mi celular hasta que me percaté que era él.

—¿Cas?

—Hola, Dean —contestó con un tono suave.

Busqué entre todas las caras visibles del lugar, hasta que dirigí mi mirada hacia el frente y estaba allí, en una mesa desierta, sosteniendo el móvil mientras unas pequeñas risitas se escuchaban por el auricular cerca de mi oreja, como si se tratara de un pequeño niño.

—¿Cómo te ha ido? —preguntó cuando me acerqué a él, sentándome a su lado.

—Bien... O eso espero —bufé— Necesito comida.

Y como arte de magia, un emparedado apareció en las manos de Castiel sin ni siquiera darme cuenta de cuándo lo había sacado.

—He venido preparado esta vez.

Es que amarlo es muy poco.

Después de casi devorar el bocadillo, noté que esos lindos ojos azules estaban fijos en mí. Ya me estaba inquietando un poco, a decir verdad. Sentí que mis mejillas poco a poco se entibiaban.

—¿Pasa algo?

Siguió mirándome lo más natural posible.

—Nada —respondió— Supongo que me gusta verte.

Oh, Dios.

Tarde o temprano una diabetes acabará conmigo. Sí.

    • • •    

04:00 p.m. y los resultados ya estaban listos. Yo no.

Estaba tan nervioso respondiendo porquerías en ese maldito papel, aunque nunca pensé que esperar por el resultado sería peor.

—¿Quieres que te acompañe? —su voz sonaba tan ansiosa como lo estaba yo en estos momentos.

Y es que no podía fallar ahora, no. Odiaría decepcionar a Cas, después de todo lo que hizo por mí. Gracias a él supe escribir más que mi nombre, maldición.

—Prefiero ir solo, Cas. Espera aquí, ¿sí?

Se acercó a mí y mis labios sintieron los suyos creando un casto beso en medio de la multitud cercana. Era la primera vez que nos besábamos en la escuela públicamente, con todas las miradas puestas en nosotros como si nunca hubiesen visto algo parecido. Y, a decir verdad, se sintió jodidamente bien.

too close to you | destiel ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora