Cristina estaba sintiéndose cansada de tantos problemas; la financiera se negaba a concederle más dinero. Estaba emergida en deudas y más deudas. No sabía qué hacer. La única esperanza que surgía en su mente era pedir clemencia al hombre que estaba cerca de llegar para cobrarle las deudas.Esperaba que no pareciera con su difunto marido: egoísta y miserable, que lo único que hizo de bueno en su vida fue amar la hija. Deseaba que estuviera quemando en el infierno. Solo de pensar en él sentía una rabia. Era un desgraciado!
Sacudió su cabeza, borrando aquellos pensamientos. No valía la pena! Miró al espejo en la parede y arregló su peinado. Estaba perfecta. Respiró despacio, decidida.
En este momento, la empleada llamó a la puerta para anunciarle que el hombre que ella esperaba había llegado y aguardaba en la oficina.
Alejandro estaba incómodo. Aquel nombre "Cristina Maldonado" lo hacía recordar de su Cristina. No! Ella no! No más!
De pronto, sintió la puerta abrirse, entonces volteó quedándose frente a la hermosa mujer. Sí! Era ella! Cristina! No tan joven como antes, habían más formas en su cuerpo, cierto aire de seguridad, sin duda que los años la habían hecho muy bien. Podía decir que estaba apreciable.
A pesar de estar nervioso, no estaba tan sorprendido, pues en su interior existía una pequeña esperanza de verla de nuevo.
- Eres tu?! - ella jamás imaginaba que podía ser Alejandro. Él estaba bien distinto de la última ves que se vieron, los cabellos ahora mayor y la barba por hacer. Él respiraba con dificultad, quizá por el momento, pero no más que ella que seguía sin entender - Qué haces aquí? Como? Qué?
Él recuperó el control, varios pensamientos tomaron su mente.
Alejandro: Entonces eres tu la esposa de aquel viejo? Como pudiste?
Cristina delante del reproche, ella volvió a si actuando como una mujer fuerte que siempre ha sido.
Cristina: tu no eres nadie para hacerme exigencias. Después de años, volve a mi vida queriendo respuestas como si aún tuviera algun derecho sobre mí. Te volviste loco o qué?
Alejandro: Te casaste por dinero, no es así? - él estaba furioso, parecía que estuvieron lejos tan solo una semana y no más de 22 años, y, además, estaba allí exigiéndole respuestas.
No escuchaba nada de lo que ella le decía, pues seguía intentando comprender lo que había sucedido.
- Como pudo llegar tan bajo, Cristina? Sexo por dinero? Dímelo!
Cristina no suportó la ofensa, avanzó en contra de él y lo cacheteó.
- Callate, imbécil! Tu no sabes de nada y sal de mi casa ahora - señaló la puerta, pero él la ignoró mientras pasaba la mano en el lado del rostro donde ella lo cacheteó - Sal de mi casa! Te ódio!
Estaban tomados por las emociones. Años sin encontrarse. Los dos creían que había muerto aquel amor, pero la proba estaba allí... aún había mucho dolor y resentimiento en la historia de ellos.
- Por favor, vete! - pidió y bajó la mirada - Estoy esperando alguien para tratar de asuntos importantes y no quiero echar todo a perdí.
-Este alguien soy yo - dijo él aún recuperándose de la cachetada. Sonrío mirándola, y ella le parecía frágil, pequeña, dulce, pero tinha una fuerza increíble - He venido exigirte lo que me pertenece.
Cristina sintió en sus palabras una connotación especial.
- Usted? Con tantos hombres en el mundo tendría que ser usted, Alejandro Mendoza? - ironizó - Pues bien, toma asiento - señaló la silla para él y luego tomó asiento también.
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EL CONTRATO
Romance¿Hasta que punto estaría dispuesta(o) a llegar por dinero, por amor o por el ódio? ¿Aceptaria una propuesta a cambio de lograr lo que deseas? ¿Firmaría El contrato?