CAPÍTULO XII

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Gracias por la paciencia. Aqui el proximo cap.

En mi despacho revisaba todos los informes sobre la finca como siempre hacía desde la muerte de  mi marido. Ahora más que nunca debería mantener el control de todo, pues no podía arriesgarme a perder, otra vez, mis tierras. A pesar de saber que no tuve la culpa por las deudas adquiridas anteriormente.

Sin embargo, en mis pensamientos iba y volvía, una y otra vez, la plática que tuve con Hector. Tanto me ama a punto de aceptarme enamorada y embarazada de otro?

- Quien ocupa los pensamientos de mi esposa para que esté tan concentrada?

- Alejandro, no percibir su presencia.

- Entonces, me dirá en que estabas pensando?

Cristina lo miró asustada buscando en su mente una disculpa creíble.

- Pensaba... (miró alrededor), pensaba en nuestro hijo (llevó las manos al vientre). Luego tendremos que comprar sus cosas, preparar su cuarto...

Él la miró enamorado. Esto estaba siendo nuevo para él y cada detalle le encantaba. Caminó hasta Cristina y unió sus manos a las de ella, paso seguido besó una por vez sin dejar de mirarla a los ojos.

- Suele muy agradable esto (dijo él sonriendo).

- Qué?

- Que digas nuestro hijo... Esto me hace olvidar lo que nos unió hasta ahora. Ya no estoy unido a ti solo por una simple hoja... Hay una vida que nos mantendrá atados por siempre.

- Lo hiciste a propósito, verdad? Planeaste desde el inicio todo esto. Sí (soltó las manos y se alejó unos pasos), quiere mantenerme atada a ti hasta el fin de mis días para torturarme. Sabías que por un contrato no podrías prenderme por mucho tiempo. Atrevería negarme?

- No. Y ni tendría porqué hacerlo. Sí, planeé todo desde que supe nuevamente de ti. Tendría que asegurarme que no te perdería de vista de nuevo.

- Admite sin ningún remordimiento...

- Y porqué habría de tenerlo si todo lo que hago es por...

- Venganza (completó ella).

Alejandro se calló tratando de tragar la palabra "amor* que estuvo a punto de salir por su boca. De pronto llevó una mano a su cabeza y desvaneció en el suelo ante los gritos de desesperación de Cristina.

Estaba se sintiendo mareado, las cosas alrededor parecían moverse, oía unas voces conocidas, reposó una mano en su frente y susurró el nombre de Cristina.

- Aquí estoy (poniéndose a su lado en la cama). Que bueno que despiertas... Ya mandé llamar al doctor para que te revise.

Cuando ella dijo que mandó llamar al doctor, Alejandro se dispuso a levantar.

- No es necesario. Estoy bien (mintió).

- No, no, no levante. Sigue mal y se nota. Quedaste minutos inconsciente, esto no puede ser normal.

- En qué momento subí a nuestro cuarto?

- Los empleados tuvieron que cargarte.

Mientras Alejandro se acomodaba en la cama, entró la empleada con el teléfono en manos.

- Señora, el doctor en línea.

- Dile que no es necesario que venga (ordenó Alejandro).

Cristina lo miró reprochando su actitud, pero no intervino.

- Porqué me miras así?

- Alejandro, no debes jugar con tu salud.

- Por que? Te importo?

EL CONTRATOOnde histórias criam vida. Descubra agora