Durante mucho tiempo había soñado con aquel momento, deseó todos los días este hijo, sin embargo, cuando finalmente logró lo que tanto anhelaba, hizo una estupidez desconfiando de Cristina.Seguro no lo perdonaría tan fácil. Ella se había convertido en una mujer dura y orgullosa así como él se convirtió en un hombre frío con el pasar de los años.
Salió a caminar, pues necesitaba encontrar valor para pedirle perdón, además aún le daba muy trabajo absorber el hecho de que iba ser padre.
Se preguntaba si sabría qué hacer o cómo hacer... si sería un buen padre. Todo era nuevo.
Había firmado demasiados contratos en su vida, algunos tan importantes que le causaban insomnio, pero nada comparado al que él estaba viviendo y sintiendo en este momento. Un contrato que hizo por venganza, por despecho y que ahora se convirtió en su todo.
Sí, porque no tenía duda que amaba a Cristina y la familia que habían construido, aunque bajo un acuerdo.
En la casa
No puedo dejar de pensar en lo que me ha dicho Hector, que el incendio haya sido provocado. Quería estar engañada, pero hay algo en esto que me hace sospechar de Alejandro. Quizá, porque es el único con motivo para hacerlo. Hector no tiene conocidos en este lugar y menos un enemigo. No, no, no... Alejandro puede ser un egoísta, imbécil y muy duro cuando se propone, pero no un delincuente. O sí? Habría sido capaz de algo tan horrible?
Cristina tuvo sus pensamientos interrumpidos por la llegada de alguien indeseable.
- Donde está Alejandro?
La señora Maldonado, que reposaba en un sillón, miró a la rubia con desdén antes de contestarla.
- Creo que la secretaria particular eres tú, entonces, es tu obligación conocer la agenda de su jefe.
- Sabes, Cristina... no tienes curiosidad de saber lo que ha pasado entre mí y Alejandro en el viaje?
- No (dijo fría).
- Entiendo... estabas muy ocupada con su amigo, este (fingiendo no recordar su nombre)... Hector.
Cristina levantó de pronto furiosa.

- Ha sido tú, verdad? Pusiste en la cabeza de Alejandro que Hector es mi amante? Dímelo!Raiza sonrió.
- Y quien más sería? Pero confieso que tú solita has hecho todo. Yo me limité en hacer Alejandro dudar.
La mano derecha de Cristina terminó en la mejilla de la joven, esta intentó retribuir la cachetada, pero la señora la tomó por los brazos con fuerza amenazándola.
- Esto no se quedará así! No me conoces y no sabes de lo que soy capaz, Raiza (soltó la joven y se largó de allí).
En el campo
- Qué haces ahí tan solo?
El hombre volteó para mirar la niña.
- Pensando...
- Hnn... a mi también me gusta.
- Pensar?
- Y quedarme a solas con la naturaleza. Mi má habla que en esto me asemejo a mi papá, pero no es verdad (Alejandro la miró curioso). Mi papá pasaba la mayor parte de su tiempo en el despacho trabajando o haciendo apuestas por algún lado. Las riendas de la finca siempre estuvo bajo el manejo de mi mamá.
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EL CONTRATO
Romance¿Hasta que punto estaría dispuesta(o) a llegar por dinero, por amor o por el ódio? ¿Aceptaria una propuesta a cambio de lograr lo que deseas? ¿Firmaría El contrato?