Querido no tan querido mentiroso:
Recuerdo aquélla velada, donde tomaste un micrófono y empezaste a cantarme.
Cantas horrible.
Pero no importa fue el gesto más romántico del mundo.
Nunca te lo dije, pero me encantó.
A pesar de que pasé meses riéndome de ti.
Y tu refunfuñando por mis risas.
Aprecié y valore cada detalle y acción que hiciste por mi.
Lástima que no pueda decir lo mismo de ti.
¿Tu de verdad me amaste alguna vez?
En tu última carta afirmas que no.
Pero en tu acciones y cartas pasadas me dices que si.
PD: creeme porque yo siempre digo la verdad.