Querido no tan querido mentiroso:
¿Recuerdas esa vez que intenté suicidarme?
Escuché cada una de tus palabras mientras estaba en esa camilla sin poder abrir los ojos.
¿Cómo podías mentirle a la nada?
A ti mismo. Si se suponía que yo no escuchaba.
"Querida Beth" era lo que decías cuando empezabas, y era ahí cuando te escuchaba buscar las palabras exactas para escribir lo que sentías por mi.
No te veía pero sabía que estabas inspirado, y eso me hacía feliz. Porque cuando despertara leería tus cartas.
Y serían ellas el único recuerdo que tendría de ti.
PD: creeme porque siempre digo la verdad.
