Querido no tan querido mentiroso:
Nos encontramos, de frente.
Tus ojeras estaban muy marcadas.
Tu tez más pálida de lo habitual.
Nos miramos durante unos largos segundos.
No te importó que tu novia estuviera a tu lado, te permitiste mirarme y detallar cada pequeña peca que cubría mi cara.
Me permití observar tus ojos miel, que lucían tan cansados.
Podíamos mirarnos pero no tocarnos.
Se nos permitía observarnos pero no amarnos.
Ella tomó tu brazo y te sacudió.
Te alejaste rápidamente de mi.
Y, volví a nuestra realidad.
PD: creeme porque yo siempre digo la verdad.