9. Misionero

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Los chicos iban en un taxi hacia el departamento del menor —no se arriesgarían a que los interrumpieran de nuevo —y algo muy raro le pasó; estaba nervioso.

Hace mucho que no se sentía nervioso por estar con alguien y se preguntaba si eso fuera una mala señal pero decidió ignorarlo porque en verdad quería estar con el rubio, que también se notaba distante.

—Tranquilo guapo, no te voy a hacer nada que no quieras. —le habló de forma seductora y él sonrió.

—Ya sé —se acercó y lo besó de manera dulce, Félix se alejó porque odiaba cuando hacía eso, cuando se mostraba tan lindo con él.

—Ya llegamos —el menor le pagó al taxi y se dirigieron hacia los departamentos.

Spring miraba el blanco lugar sin atreverse a tocar nada hasta que llegó a un buró lleno de fotografías del menor con las dos chicas que siempre lo acompañan y en otras tantas salía abrazando o sólo junto al chico de ojos azules que a veces estaba con él; ver esas fotos, de alguna manera molestó al rubio. El otro se acercó y lo abrazó por atrás mientras veía también las fotos.

—Fede es el mejor amigo hetero que un gay podría desear, me protege, me regaña y me deja utilizarlo para darle celos a ciertos conejitos indecisos. —mientras decía esto empezaba a besar el cuello de Springtrap.

—¿No es gay? Espera... ¿lo hiciste a propósito?

—¿Vamos a seguir hablando de él? —el menor parecía un chiquillo malcriado que quería toda la atención del mayor y este no dudaría en dársela; aparte de que no quería confesar que todo lo hizo para darle celos.

Se encaminaron a la habitación de Félix y empezaron a besarse con desesperación; la ropa les quemaba y no veían el momento para deshacerse de ella, las manos chocaban con pedazos de piel. Félix detuvo aquél frenesí de lujuria que llevaban para ir por lo necesario.

Caminó hacia el baño y, ya que estaba sin camisa, el rubio pudo ver en su espalda algo que no le gustó nada. Cuando el otro llegó, con una sonrisa vio al otro un poco pensativo, que lo esperaba como Dios lo trajo al mundo.

—¿Pasa algo? —pero el mayor lo jaló hacia la cama y lo puso de cara contra el colchón, sin decir nada. —Tú sí que eres desesperado.

—¿Y estas marcas? —empezó a delinear las largas y pálidas cicatrices que atravesaban la espalda de Félix.

—No preguntes —susurró de forma muy seria—¿Te molestan?

—No,es sólo que... no me imagino quién sería capaz de dañar un cuerpo tan hermoso.

¿Cuando fue la última vez que le dijeron eso con tanto cariño y veneración? Tal vez nunca lo habían hecho. A la mayoría le desagradaban o le excitaban sus cicatrices; en cambio, Springtrap parecía sufrir por cada una y un escalofrío le recorrió el cuerpo,era su alarma interna, no debía intimar con nadie, no así.

Se giró para ver de frente al rubio que estaba claramente consternado, ¿por qué debía ser tan transparente con sus emociones? Eso hacía que se le oprimiera el corazón.

—Si te portas bien, te lo contaré algún día ¿vale? Pero hoy no, hoy sólo somos tú y yo.

El mayor lo acercó para besarlo, lo empezó a tocar con delicadeza, como si fuera de cristal, terminó de desnudarlo y empezó a besar todo su cuerpo; recorrió su pecho, pasó su lengua por los rozados pezones, acarició sus piernas y continúo explorándolo, conquistando cada parte de su piel.

Esto está mal, esto se sentía diferente, Félix no podía dejar de pensar que era él, que era Springtrap el que tocaba cada parte de su cuerpo, no podía simplemente ignorarlo, no podía dejar de sentir como siempre lo hizo en el pasado. Se estaba entregando a este momento.

El rubio tomó el lubricante que había traído el otro y, con una cantidad generosa empezó a lubricar la entrada del menor. Fueron movimientos suaves y profundos, a pesar de la obvia experiencia que tenía el de ojos dorados en eso; Springtrap lo preparaba con el mismo cuidado y delicadeza como si fuera su primera vez.

La primer estocada entró completa, dura y ardiente para ambos, Félix le sonrió al mayor para indicarle que estaba bien y volvió a hacerlo con la misma fuerza; el menor soltó un gritito, levantó las piernas y las envolvió en la espalda del mayor. El de ojos grises la tomó y entró en él tantas veces como su resistencia se lo permitió; al inicio lento y después rápido, acelerado, desesperado.

Ambos jadeaban, apenas y podían respirar y el orgasmo llegó tan refrescante como arrollador. Estaban satisfechos, muy sudorosos y Félix quizás afónico pero el ambiente indicaba que algo había salido mal, ambos lo sentían.

Springtrap se separó del otro, casi como si quemara y el menor lo agradeció internamente aunque le dolió. El mayor empezó a vestirse en silencio y no dijo nada hasta que estaba listo para irse.

—¿Te veo después?

—¡Claro que sí, guapo! —aunque Félix sonreía, se notaba que estaba igual de confundido.

Springtrap no pudo evitarlo y lo besó, lo besó tan profundamente como si de eso dependiera su vida y salió del lugar.

—Estoy jodido.

30 días de OTP Splinglix (+18) [Springtrap x Félix] #WYAMAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora