CAPÍTULO 13

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—¿Por qué haces esto?
—Esto es lo que hacen los humanos cuando entran con su mujer a su casa ¿No?
—Ya, pero tu no eres un humano, eres un macho nueva especie y esto no es lo que se dice un matrimonio normal así que ahorrate las absurdas costumbres pasadas de moda, además yo no soy tu mujer.
—No lo creo —sonrió burlón—.
Y el corazón de Callista dejó de latir por un momento.
¿Por qué era tan arrebatadoramente guapo?
—Pues ya se te está haciendo costumbre no creer en lo que digo.
135 se detuvo de golpe, entonces su sonrisa se borró y en unos segundos ya no estaba en sus brazos sino en el sofá frente a él.
Sus ojos la miraron como si buscara algo en ella sin embargo gruñó antes de irse a la habitación dejando a una callista muy desconcertada.
No durmió con él como ya se había imaginado, Callista se dio cuenta que aquel show frente a Leo solo había sido para marcar territorio porque más podía tratarla de aquella manera frente al macho y tan cambiado cuando él no estaba.
A la mañana siguiente se despertó con el nada sutil zarandeo de sus hombros desnudos, ya que él había huido de ella como si tuviera lepra ella había aprovechado para desnudarse ya que esa era su tan acostumbrada forma de dormir, no le importó levantar su torso aturdida y mucho menos que acto seguido los salvajes ojos de 135 miraran sus pechos erguidos  con un deseo abrumador que la hizo soñar mientras se duchaba.
Delirante porque él la tocara se tocó ella misma las zonas doloridas por una atención no prestada buscando un glorioso alivio. Sin embargo que la dejó con más ganas de él.
Si bien era cierto que 135 no había creído en ella aquello no había hecho que su curiosidad por ese macho disminuyera, por el contrario, cada vez que lo observaba más quería saber de él, por su comportamiento sabía que 135 había pasado por mucho, a pesar de que todas las nuevas especies lo habian hecho Callista notaba que en 135 había algo más oscuro, más turbio que el resto de las nuevas especies.
—¿Lista, princesa?
A Callista no le gustó para nada el tono burlón de aquella frase pero menos le gustó todavía cuando por su cara cruzó una sonrisa malvada al ver su ropa.
—¿Lista para qué? —preguntó mordaz—.
Él arqueó la ceja por el tono empleado y su expresión se volvió inescrutable.
—Sigueme.
Y así lo hizo, se movió con recelo detrás de él.
El silencio los abordó por todo el camino hasta que llegaron al hotel de la zona salvaje.
Al llegar una hembra alta y pelinegra se detuvo delante de ellos mirando a Callista desconfiada ocasionando que esta se sintiera incómoda, 135 dándose cuenta de ello llamó la atención de la hembra.
—Ella es...
—Ya se quien es cariño —gruñó con la mirada fija en Callista—.
135 se giró en su dirección entonces ganando su atención.
—Breeze va a enseñarte dónde debes trabajar cariño, yo me voy, te dejo en buenas manos.
Y antes de que pudiera decir algo más se marchó dejándola a solas con la hembra intimidante.
—No sé porque 135 está tan empeñado en que te quedes cerca de él,  no eres su compañera realmente,  él no te escogió por gusto sino por conocer su pasado sin embargo es su decisión no la nuestra pero en lo que a mi respecta mantendré mis ojos fijos en tí y a cualquier error trataré de abrir los ojos a 135 que te lleve a la cárcel, humana traicionera,  camina , te llevaré a donde debes trabajar.
Auch.
De todo lo que Breeze había dicho Callista notó que solo le había dolido cuando dijo que él no la había escogido como su compañera.
135 por otro lado no podía dejar de ver a la pareja frente a él,  Hunter y Tabbee se amaba por sobre todo como el resto de los acoplados.  Permanecían la mayoría del tiempo juntos y cuando un macho se acercaba a ella Hunter gruñía furioso amenazandolo.
Aquello era lo mismo que había querido hacer al ver a Leo ayer cerca de Callista,  quería gruñir y alejarlo de ella de un zarpazo pero afortunadamente pudo controlarse, no entendía nada, aquella mujer lo hacía sentirse posesivo incluso más que cuando creía que Tabbitha era suya,  incluso empezaba a notar que cuando perdía su olor estaba inquieto y sin ser dueño de sus propios actos la buscaba a hurtadillas para nutrirse de su dulce aroma una vez más, en las dos semanas que habían pasado en la zona salvaje su sueño se había reducido absolutamente ¿Y cómo no?  Si tenía a una diosa pagana al otro lado de la puerta,  cada día que pasaba era una infernal tortura,  cuando cerraba los ojos recordaba el día que había visto su par de redondos pechos asomarse por la sábana blanca que anteriormente la había cubrido.  Bajo su constante ceño fruncido estaba un libidinoso deseo que lo estaba consumiendo.
Maldita mujer.
Y maldito él por anhelarla en secreto.
—135 —le llamaron sacándolo de sus pensamientos—, la mujer se ha metido en problemas.
¿Otra vez?
Nunca la llamaban su compañera sino: la mujer. Y aquello era algo que también lo molestaba de sobremanera.
—¿Qué ha hecho esta vez?
Para su sorpresa el macho soltó una risita burlona y lo que dijo a continuación dejó a más de uno frío.
—Le ha dado una paliza a Kit aunque también ella a recibido lo suyo.
—¡Maldita sea! ¡¿Dónde está?!
—Sígueme.
Esta vez no te librarás de tu castigo agapi, estás tratando de enloquecerme y lo estás consiguiendo.

Bien chicas 300 ★ y sigo el capítulo de inmediato ¿vale? Tengo que motivarlas a que me den like de alguna manera 😂😂
Espero les haya gustado el capítulo y también comenten mucho. ¡Las quiero!  ❤❤✨

135 (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora