CAPÍTULO 11

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-¿Qué piensas hacer con ella? -preguntó Katryna desviando la mirada hacia la morena sentada a unas mesas lejos de ellos sola-.
135 pareció meditar su pregunta y antes de responder dio un largo sorbo a su bebida.
-No voy a hacerle daño si es lo que crees -Respondió con voz ronca mirando a la rubia-, voy a hacer que se lamente por lo que causó y que ella misma me pida que la lleve a la cárcel.
Rossie y Katryna se miraron frunciendo el ceño.
-No estoy de acuerdo 135, deberías romper los papeles de compañeros, llevarla a la cárcel y hacer que pague lo que ha hecho -dijo ahora su hermana-, no me fío de ella.
135 negó con la cabeza.
-No, por ahora no haré eso, es mi decisión.
-No lo sé, hay algo extraño -apuntó Katryna-, no tengo idea de que pero lo hay.
-De lo único que estoy segura es que ella es una perra sin corazón y pienso hacerle la vida imposible también.
-No te metas en esto Rossie, permanece alejada de ella, no sabemos lo que es capaz de hacer.
Ella arrugó los labios antes de hablar otra vez.
-No le tengo miedo a esa humana, me voy, he dejado a los chicos con Rain y debe estar volviéndose loca.
Rossie se levantó depositando un beso en la mejilla del macho para luego despedirse de Katryna e irse.
-No lo sé, yo creo que...
-Eres muy buena y no vez la maldad en la gente Katryna, pero hay gente mala y ella es una de ellos.
La rubia negó vehemente como si hubiera algo que la motivara a creer.
-Ya, pero hay que darle un voto de confianza, después de todo sigue siendo tu esposa.
135 gruñó consciente de sus palabras y miró de refilón a la mujer que debía ser su compañera para siempre, eso sí él lo permitía, iba a hacerla pagar por lo que le habían hecho a él y a su madre por su culpa.
¿Cómo podía una mujer tan bella y tan pequeña como ella tener una mente tan retorcida?
Él reconocía que era preciosa, incluso la noche anterior estuvo a punto de olvidar de quien se trataba y follarsela. Afortunadamente se dio cuenta a tiempo de lo que estaba pasando y se detuvo, aunque su recuerdo y su dulce olor no lo abandonó ni un segundo durante la noche.
Giró su mirada encontrándose con Katryna quien sonreía con astucia y picardía.
-Te gusta, ¿Lo vez? Una razón para darle una oportunidad.
-No lo creó.
Katryna suspiró visiblemente con pesar.
-Desde que te casaste con Wild crees mucho en las historias de amor.
La vio fruncir el ceño y no pudo evitar sonreír.
-¡Claro que no!
-¡Claro que sí! Te crees Cupido -añadió burlón-.
-Da gracias a Dios que no esté armada ahora con mi arco y flecha ¡Te dispararía en el trasero!
-De la que me he salvado entonces.
-¡Oye, consigue tu chica bastardo, esta es la mía!
Katryna sonrió como idiota una vez que Wild se sentó a su lado y le dio un beso.
Mientras que 135 se removió incómodo.
-Creo que tienes un problema -aseguró Wild mirándolo con una sonrisa socarrona-.
135 arqueó una ceja de la misma forma que su amigo.
-¿Contigo?
-No, con él -dijo señalando detrás de él-.
El macho giró la cabeza encontrándose con una imagen que lo hizo gruñir de furia, se levantó del asiento y empezó a caminar hacia donde estaban ellos, frente a él Callista se sonrojaba por algo que Mockery había dicho uno de los machos que había sido liberado a la par con él.
No le gustaba nada eso, que él estuviera tan cerca de ella. El macho era un peligro para las hembras de su especie mucho más para esa humana, a pesar de todo ella no estaba sola y él no dejaría que nadie la tocara, eso no era parte de su castigo.
-Largo -dijo una vez que llegaba al lado de la mujer-.
Callista lo miró perpleja por el tono de su voz aun más por la postura tensa que mantenía frente a uno de los suyos.
Mockery por el contrario de 135 Lucía relajado y una sonrisa burlona se deslizó por sus carnosos labios.
-No deberías dejar a tu compañera sola en un lugar donde hay tantos machos, podrían robartela.
-Y tu no deberías hablar con una traidora cuando hay tantas mujer por elegir.
Su voz hizo temblar a Callista y Mockery la vio pálida por aquel comentario que había soltado su esposo a quemarropa.
-Estás lastimandola.
-No es tu problema lo que haga con mi mujer, alejate de ella.
Nuevamente el macho mostró su sonrisa.
-Eso suena más como un compañero celoso, me voy, lo he entendido.
Y antes de que 135 pudiera decir algo se marchó.
Los ojos de él fueron automáticamente a ella y Callista pudo ver como apretaba la mandíbula furioso antes de hablar.
-Vamos.
Ella tuvo que morder sus labios para no chillar histérica sus verdades en la cara pero al ver a todos mirar en su dirección con el ceño fruncido se contuvo.
Lo siguió sin hablar hasta que estuvieron considerablemente lejos del comedor.
-¿Cómo te atreves a hablarle así a Mockery?
El macho se giró a ella con sus ojos en llamas, ¿Por qué estaba enojado cuando la que debería estar furiosa era ella?
No le había creído que ella no sabía nada ni de su tío ni de su hermana y en la mañana al llegar al comedor la había dejado en una mesa sola para irse con un par rubias que de vez en cuando le lanzaban miradas frívolas y envenenadas, sin contar que cuando había ido a pedir su comida ni siquiera las cocineras le habían dirigido la palabras, todas la habían esquivando como si tuviera algo contagioso y cuando finalmente alguien se acercaba a ella llegaba él llamándola traidora.
-Camina.
-Estás comenzando a fastidiarme.
135 arqueó una ceja y un poco de su furia aplacó en su mirada.
-Oh, no he empezado todavía cariño.
Callista tembló levemente porque sabía que era real, 135 no amenazaba en vano.
-Alista tus cosas, vamos a vivir en la zona salvaje, espero no te moleste -lo último lo dijo lleno de sarcasmo-.
-Supongo que no te importa mi opinión, así que me la reservo.
-Cuanta razón tienes.
Callista lo fulminó con la mirada pero enseguida fue a su habitación en busca de sus pertenencias.
El viaje a la zona salvaje fue corto y lleno de silencio para ella, 135 se dedicó a ignorarla justo como la pareja que iba con ellos y una adolescente que de vez en cuando le lanzaba miradas de irritación.
Nunca se había sentido tan fuera de lugar.
Por fin llegaron y Callista se sintió aliviada, 135 la ayudó a bajar las maletas y las subió en el carrito de golf, finalmente se giró a mirarla entregandole un mapa. Lo miró con el ceño fruncido y 135 habló.
-Ve a donde está marcado, iré a llevar a Gabriella.
Callista dirigió su mirada a la jovencita detrás de él y no le dio buena espina, pero no dijo nada, se encogió en hombros y entrando en el carrito partió.
¿Por qué tenía que dejarla sola? La zona salvaje era peligrosa para los humanos aunque ella era la compañera de un macho nueva especie.
Claro, un macho que me evita.
Porque claramente 135 estaba evitandola, sin embargo ella no lo permitiría más, ella no era una traidora como él la había llamado y se lo iba a demostrar a él y a todos los que no creían en ella.

Siento no haber actualizado la semana pasada, estaba trabajando en un proyecto personal, deseenme suerte!
Espero les guste este capítulo.

135 (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora