LA NOCHE DONDE NUESTRAS ALMAS SE DESNUDARON

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Nos dejamos llevar por la lujuria, por el alcohol y el deseo,

nuestras ropas terminaron en lo profundo de la habitación.

Confesiones de amor brindadas por la embriaguez que nos abordaba en el momento,

algunos cuantos -te amo- que salieron de nuestras bocas sin previo aviso,

y nosotras, con nuestros cuerpos desnudos, estábamos en un viaje de amor y placer.

Tus labios sobre los míos se fundieron como si fuesen uno,

mis manos delicadas tocando todo tu cuerpo,

como si fueses la obra de arte más hermosa del planeta

-y es que lo eres-.

Estuvimos creando el amor bajo la luz de la luna,

acabando en un éxtasis incontrolable de placer.

Mis ojos se toparon con los tuyos, y aun con la oscuridad de por medio,

pude verte.

Vi tu alma y tu espíritu danzando en un sinfín de sinfonías extraordinarias.

La noche pasó, y sin darme cuenta,

me entregué a ti.

Toqué mucho más que un cuerpo,

sentí tu aura sobrevolando la habitación.

No existía tiempo, ni personas, ni el mundo.

Éramos solo dos almas colisionándose,

creamos el mundo en esa pequeña habitación.

Pude palpar el cielo con mis dedos,

derramaste tu gloria en mi boca,

te escurriste de placer.

Nos hicimos el amor, nos besamos las ganas.

No me hizo falta nada más.

Eres perfecta, gracias por esto. 

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