II. Deku, el inútil

12.6K 1.4K 1K
                                    

Sus manos percibieron de nueva cuenta esa viscosidad blanquecina mientras trataba de eliminar el aroma de su piel. Cambiarse era lo de menos pues no pudiendo evitar tocar aquel líquido, éste había quedado impregnado en él con el olor típico de una eyaculación.

Su instinto le pedía limpiarse ya que sus neuronas trataban de dar razón a lo ocurrido. No podía. No todos los días Katsuki Bakugou se masturbaba en los baños de la escuela. No todos los días un hombre dejaba salir semen encima de uno. Y no todos los días Midoriya terminaba con su récord de asistencia perfecta por estar cubierto de esperma.

Caminó tan solo como de costumbre hasta el lugar del club. Se olfateó confirmando que ya no apestaba. Respiró profundo. No sabía cómo mirar al susodicho o cómo actuar al encontrarse con él. Lo cierto era que debía enfrentar la situación sin importar el resultado.

Nada podía ser peor que ser el blanco de un "salpicón", ¿o si?

Llegó al salón de baile diez minutos después de haber sonado la campana. Nadie lo creía pero tampoco les importaba. Todos seguían en lo suyo, sobre todo Katsuki. El culpable de tan horrible día.

No se conformó con ignorarlo olímpicamente, sino que además tuvo que criticar sus pasos como los peores propuestos para la nueva coreografía. Y al tratarse de una opinión del gran Katsuki "soy el Dios del baile y cada que piso el suelo me ensucio", todos lo apoyaron dejándolo fuera del comité organizador, que a propósito, el presidiaba. 

Durante toda la práctica le intimidó con la mirada sin desperdiciar oportunidad alguna. Con cada nuevo encuentro le recordaba que de soltar la lengua advirtiendo lo que había sucedido en el baño acabaría en los titulares de las noticias amarillistas de todo el país, como la víctima de un caso de asesinato desalmado.

Temblaba ante la posibilidad. Estaba más que claro que él no diría nada pero Katsuki no parecía creer lo mismo; por lo menos no ante la percepción de Izuku.

En los siguientes días, Katsuki se dedicó a humillar al peliverde de todas las maneras posibles. No sólo era dejado de lado, sino que comenzó a recibir reprimendas por parte de los profesores por todos los rumores que comenzaron a salir a la luz tras descubrirse su orientación sexual, que si bien ya era tema de años atrás, por aras del destino éste volvía como el pan de cada día de toda la comidilla del campus.

Izuku comenzó a sentirse más y más miserable. Y el único responsable seguía tan apacible como siempre. Ese hombre empezó a ganarse el desprecio del muchacho pecoso que no dejaba de preguntarse qué había hecho mal para ser el blanco de tantas injusticias.

Toda la admiración que Midoriya sentía a pasos agigantados por el rubio comenzó a teñirse con cada burla, insulto y mirada de desprecio que le dedicaban a causa de Bakugou.

"Katsuki Bakugou", el mejor bailarín de la escuela y la estrella del club de tiro con arco. Ese chico, ese adolescente con un cuerpo bien trabajado, tés blanca, ojos como océanos de fuego, altura sobre el promedio, sonrisa blanca y bien definida, cabellera rubia, ceniza y algo corta totalmente lacia, toda una explosión de la definición de apuesto.

Ese era Katsuki ante los ojos de muchas mujeres y de algunos chicos, de entre todos ellos había uno que resaltaba. Ese, ese era Midoriya Izuku, le admiraba más que a nadie en todo el mundo. 

Para describir a Izuku en una sola palabra no había otra mejor que: el nerd gay. Y es que así era. El pobre peliverde lucía sus dientes antes chuecos retenidos entre frenillos, siempre murmurando para sí mientras escribía igualando la velocidad de sus labios que estaban partidos por falta de hidratación o por el excesivo pasar de sus dientes por encima de ellos; sin tomar en cuenta su falta de estilo para elegir ropa, calzado, peinado y hasta el cuidado en su persona, el era la perfecta cacofonía de la fealdad en persona.

Roommates [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora