VIII. Deku y Kacchan

8.7K 1.1K 531
                                    

—Kacchan...

El chico recostado sobre la cama recobró la conciencia justo antes de que el teléfono sonara, por lo que pudo escuchar a la perfección aquel apodo infantil que tantos recuerdos agridulces le traía. 

"Madlito Deku..."

Seguía sin creer su reacción en aquel entonces, mucho menos las consecuencias que ésta tuvo. Ni mencionar lo arrepentido que se encontraba por ello, pero su orgullo le impidió muchas veces el pedir perdón pues en algún momento del camino, creyó que lo mejor era dejar de atormentar a su vecino. Dejarle de hablar le pareció más coherente, a favor de su orgullo y en pro del pronto olvido, pues su corazón seguía latiendo con la misma intensidad cada que le veía, al rememorar aquel primer beso entre dos inocentes almas.

«Es una niña...», recordó aquella frase que casi le vomita a golpes a su madre, justo cuando ella le dio la grata noticia de que Izuku, la persona de la que se declaraba enamorado, no era una niña sino un niño, lo que lo volvía gay.

Para ese entonces había escuchado lo que le ocurría a la gente homosexual. A su corta edad entendió lo que eso significaba. No podía permitirlo, ni para él ni para Izuku. Él tal vez podría soportarlo pero Deku, su Deku, no.

Así que, víctima del excesivo drama televisivo, decidió alejar a Izuku de las maneras más crueles que conocía, ninguna muy efectiva pues Midoriya parecía inmune a todo lo que Katsuki hacía. 

Bakugou se culpó tanto por ello que decidió cortarlo de tajo, si tratarlo mal no daba resultados tenía que romper su corazón con un "boom". Y así lo hizo.

Sus padres y hermana poco pudieron hacer para impedir que su hijo actuara como lo hizo. El daño fue hecho separando a ambos chicos por un buen tiempo. Hasta que, por aras del destino, se volvieron a encontrar...bailando.

Katsuki todavía podía recordar la calidez de la mano de Izuku cuando se dieron la vuelta para cambiar de pareja encontrándose con la mirada. Todo lo que se había jurado no volver a sentir regresó estampándose contra su juicio y el pasado que se esmeró por olvidar hizo acto de presencia.

Ahora, el responsable de tan salvaje sensación le repetía ese apodo infantil. El sólo escuchar ese "Kacchan" pronunciado con tal inocencia lo sacó de quicio. Odiaba sentirse así, sin poder controlarse, sin gobierno alguno sobre su cuerpo y mucho menos sobre su atrabancado latir.

Se levantó de la cama sin muchas ganas de absolutamente nada. Recordar aquellas pecas sobre las mejillas del peliverde, libres del peso de sus lentillas lo dejó sin energías para mucho. Era agotador pensar tanto en ese chico.

—¿Uraraka?—se escuchó del otro lado de la puerta—. Llegué hace rato, muchas gracias por preocuparte.

"Lliguí hici riti, michis gricis pir priquipirti", repitió burlándose de lo fácil que se dejaba engañar el nerd de Izuku.

—¿Ah? Si...

"¡¿Por qué le contestas haciéndote el inocente, bastardo?!", se preguntó ante el leve dejo de vergüenza que delataba el tono de voz de Midoriya al teléfono. Estaba hablando con la pobretona, eso seguro, por lo que portarse así no le agradaba para nada al rubio.

—Gracias por todo...nos vemos mañana. Cuídate—hubo una pausa en la que Katsuki aprovechó para pegarse más a la puerta—. ¿Eh?—el tono de Izuku pareció ser de sorpresa—. ¡No digas eso Uraraka! Yo...o sea...si me "gusta", pero no de la manera en la que piensas, o sea, si pero no tanto. ¿Cómo explicarlo? Es decir, no es para que te preocupes o peor, que te ocupes. Creo que es mejor dejar todo como está, no hace falta que hagas algo al respecto. Decir que me gusta, de gustar gustar, pues si, pero no creo que obtengamos algo bueno de ello, él es-

Roommates [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora