Como todas las mañanas de aquel frío invierno, el sol aunque alumbraba, lo hacía de una forma tenue sin llegar a derretir el rocío cristalizado en sus ventanas.
Hoseok dejó escapar un gruñido cuando finalmente su despertador le avisó de que debía comenzar su tarea diaria; como Segundo al mando su deber consistía en explorar cada mañana las tierras de la manada y comprobar que todo estuviera en orden.
Tras una rápida ducha y un café demasiado corto, se quitó su ropa interior mientras sentía la misma excitación que solía sentir su lobo interior los momentos antes de la transformación.
En apenas unos segundos el cuerpo del hombre se transformó al de un lobo marrón con el pecho y las orejas blancas, no llegaba a más de un metro cincuenta y aunque su pelaje le otorgaba cierta voluminosidad se veía que realmente era un lobo delgado.
Las cabañas seguían apagadas a excepción de la del pequeño Taehyung que se preparaba para comenzar su jornada. El bosque yacía tranquilo mientras paseaba por él, cada camino le resultaba tan familiar como siempre, cada nido animal en su sitio correcto y cada sendero, intransitado por alguien ajeno.
El paseo llegaba a su fin, como siempre nada nuevo a reportar, o al menos eso había sido hasta aquel Miércoles.
En el lago, su última parada, había un hombre en las piedras planas donde solían recostarse cuando hacía día de buen sol. Temblando, este bebía agua estirado hacia el lago. No era un olor familiar, su olfato de Beta le indicó que aquel chico débil se trataba de un Omega. Un Omega que había vivido días mejores pero que ahora estaba al borde del colapso.
Trató de acercarse lo más sigilosamente posible al chico para no asustarle, aunque tuvo la mala suerte de que unas ardillas pasaran corriendo cerca de él.
El Omega sin nombre, atemorizado, se giró hacia él. Sus ojos marrones rápidamente se fijaron en el lobo a escasos metros suyos, pero como si hubiera visto un fantasma, acabó cayendo desmayado sobre las rocas. Hoseok pensó en llamar a la Manada antes de nada, pero el estado de las ropas, la urgencia de sus movimientos y el temor en los ojos ajenos le hicieron decidir que debía llevarle ante Namjoon lo más pronto posible.
Con un par de saltos gráciles llegó junto al cuerpo humano tendido en el suelo, agazapado, metió el morro bajo el estómago del chico y consiguió reptar hasta dejar su cuerpo sobre su lomo, la vuelta a casa iba a ser un poco más ajetreada tratando de que no cayera el inquilino al suelo, pero el día iba a ser más interesante que de costumbre.
Ante el olor desconocido que acompañaba la fragancia familiar de Hoseok, Jin dejó caer su tostada sobre la mesa, haciendo que su compañero de por vida, Namjoon, inmediatamente se pusiera en alerta al ver su comportamiento.
— Viene alguien. Con Hoseok. — Habló únicamente el chico más delgado de la mesa, para que acto seguido ambos se levantaran y fueran hacia la entrada de la cabaña.
Al ser la casa del Alfa de la Manada, su cabaña estaba céntrica presidiendo la pequeña comunidad, y dejaba a la vista la entrada por la que Hoseok desfiló con un humano desconocido en su lomo.
Namjoon se adelantó para poner su brazo sobre el pecho ajeno en señal de protección a su Omega al salir por la puerta, como Alfa de la Manada debía ser él quien comprobara que no se tratara de peligro alguno. Jin, al ver el cuerpo sobre el lomo de su amigo, apoyó la mano en el hombro más cercano de Namjoon y negó suave ante su expresión dura.
— Debemos ayudarlo, ese Omega está malherido.
Namjoon dudó un par de segundos para, finalmente, bajar el brazo y dejar que fuera a encargarse de aquel chiquillo.
Jin contaba con la fuerza suficiente como para levantar al chico del lomo ajeno y llevárselo hacia la pequeña enfermería para tratarle. Mientras le llevaba, pudo escuchar a su líder hablar con tono severo hacia su Mano derecha.
— Vístete y ven a verme, tengo que saber acerca de ese chico.
Jin se preguntó durante un instante si Namjoon veía más allá que él y presentía un futuro problema, pero en aquel momento él sólo observó a un chico con problemas. Le acostó con cuidado en la camilla y despojó al menor de su ropa maltratada por la lluvia y lo que parecía ser arañazos. Jin pudo ver sin necesidad de esforzarse que estaba huyendo de algo, probablemente de alguien, pero su trabajo consistía en cuidar a la gente, ya tendría tiempo para expresar sus temores a solas con Namjoon.
El cuerpo ajeno estaba pálido por el frío incesante y tuvo que envolverle en paños húmedos caldeados para hacerle entrar en calor. Con paciencia, Jin consiguió hacerle subir la temperatura mientras le curaba las heridas que había descubierto en el cuerpo y la cara ajenas, vistiéndole con ropa propia. Le quedarían grandes, pero era lo mejor que podía hacer por él.
Hoseok llamó con los nudillos de la mano derecha, abriendo tras un "Pasa." que le sonó más autoritario que de costumbre. Tras colocarse el jersey, entró y tomó asiento frente al chico. No tuvo que esperar más, ya que con un gesto de la mano derecha le incitó a hablar.
— ¿Y bien? ¿De dónde has sacado a ese...?
— Omega, es un Omega. Lo encontré en el lago, estaba ya demasiado exhausto y cayó desmayado según reparó en mi presencia.
— ¿Qué te pareció?
— Está asustado, y huele a más personas, pero en los alrededores no huele a nadie más...
— ¿Estás seguro de eso? ¿No será una trampa?
— Namjoon, créeme, me conozco rincón a rincón este bosque, no había nadie más allí...
— Está bien, solo quiero que estemos seguros...
— ¿Qué vamos a hacer? — Inquirió Hoseok mientras se echaba hacia delante para saber qué iba a pasar con el pequeño Omega.
— De momento... — Namjoon llevó una mano a sus sienes y masajeó estas mientras tomaba la decisión adecuada.— que Jin le cure, después montarás guardia hasta que despierte, lo que haremos con él lo decidiré después de escuchar su historia.
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[Jikook] Betting Everything
Fanfiction"Ambos se miraron a los ojos tras lo que había acontecido, ninguno de los dos quería romper el silencio que por fin llenaba el bosque, aliviados. Y fue en ese momento en el que cobró sentido que nunca se dejara a nadie atrás, porque eso es una famil...