호르몬 전쟁

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Conforme se iba acercando al territorio central de la manada, Jungkook pudo identificar los característicos olores de sus amigos y uno desconocido que se mezclaba entre ellos. No le dio mucha importancia, al fin y al cabo aquella manada existía para acoger a otros cambiaformas.

Taehyung fue el primero en ver al lobo del menor entrar en la pequeña comunidad, sabía que el menor era consciente de que su pelaje azabache y aquella cicatriz que cruzaba desde su ojo izquierdo hacia el morro era más que suficiente para inspirar un sentimiento adverso en las personas. Sentimiento muy lejano a lo que de verdad inspiraba el maknae de la manada cuando se manifestaba en su forma humana.

Jungkook también vio a Taehyung y cómo este recogía sus aparatos de la huerta, trotó hacia la verja de esta para así saludar al menor tras aquel tiempo en el que no se habían visto.

  — ¡Bienvenido a casa Kookie! —   exclamó subiendo ambos brazos y Jungkook supo que de no haber una verja de por medio el chico más delgado estaría ya colgando de su cuello. 

Ladrando respondió a la bienvenida de este. Era bastante cómodo el que su amigo pudiera entenderle desde su forma canina por lo que continuó con aquella conversación preguntando acerca de aquel nuevo olor.

  — Ah sí, es Jimin, llegó hará cosa de una semana, le están cuidando en la enfermería. Aún no me he decidido a conocerle, pero a través de la ventana parece buena persona.

Su humano interno rió haciendo que  su forma de lobo moviera la cola. 

  — ¡No te rías! Sabes que conocer gente nueva me cuesta mucho— Se enfurruñó ante la reacción del menor y cruzó los brazos a la altura del pecho.

Jungkook sollozó suavemente para disculparse con el mayor mientras agachaba las orejas.

Está bieeeeen...  — chasqueó la lengua y rápidamente volvió a sonreír. — Iré a avisar a Namjoon-hyung, ve a ducharte, apestas.

Tras las palabras hirientes del Beta, Jungkook puso rumbo hacia su cabaña, donde retomó por fin su forma humana. Realmente no le entusiasmaba pasar mucho tiempo en su forma de lobo. 

Gracias a Jin su cabaña estaba tal y como la había dejado el día que se marchó, e incluso más limpia. Sin esperar demasiado tiempo tras aquel vistazo a su hogar, fue directo a darse una larga y caliente ducha, realmente necesitaba eso. Se notó el pelo más largo y podía jurar que sus bíceps habían aumentado un par de centímetros. "No está mal, soy ya todo un Alfa." Pensó para si mismo una vez fuera de la ducha, mientras se miraba en el espejo empañado por el vaho.

Namjoon esperaba al menor de la manada mientras revisaba los documentos de la próxima construcción que tendrían para la comunidad cuando un par de golpes de nudillo en su puerta le desconcentraron y alzó la cabeza para mirar esta, indicando que pasara con un tono alto.

Jungkook entró en el despacho de Namjoon con una sonrisa en los labios que fue cortada cuando escuchó las primeras palabras del mayor hacia él.

  — ¡Vaya! No has cambiado nada.

Adiós a sus centímetros extra en sus bíceps.  

  — Bueno,  ¿qué tal tu viaje? Cuéntame sobre lo que has vivido. — Indicó al menor que se sentara en una de las sillas al otro lado de su escritorio y antes de comenzar su relato este se acomodó.

Jungkook sabía que esa había sido una de las mejores experiencias de su vida. El tiempo que había pasado a solas no sólo le había servido para conocerse a si mismo sino todo el entorno que le envolvía. Había aprendido las rutinas de los animales y cuando era mejor cazarlos, había visitado bosques mucho más grandes de los que estaba acostumbrado, había aprendido a colaborar con otras personas cuando la presa era grande y había aprendido a aceptar un poco más a su lobo interno.

  — ¿Conociste a alguien?—  Preguntó con curiosidad ante aquella parte de sus vivencias.

Sí, Yoongi-hyung, es un lobo solitario. Me encontré con él un par de veces. 

Namjoon se frotó la barbilla ante las palabras del menor y finalmente esbozó una leve sonrisa. 

Ya veo, es bueno que te hayas relacionado con otros lobos fuera de la manada. Son buenas experiencias para el futuro. 

Asintió orgulloso de que el líder estuviera contento con su viaje.

Tras relatar un par de cosas más triviales de su viaje, se levantó para despedirse de este cuando se acordó de aquel aroma nuevo.

Ah, por cierto... ya he oído hablar del nuevo.  He pensado en acercarme para que nos conozcamos. Supongo que debe estar algo inquieto al percibir mi olor de la nada.

Quizá fue la imaginación que le jugó una mala pasada pero podía jurar que de pronto su líder parecía incómodo ante aquel tema. Su cuerpo lucía más tenso y su expresión parecía en alerta, aunque esto había sido algo momentáneo.

  — Estaría bien. Hoseok está allí con él, por si hay algún problema.

El menor se despidió del Líder y se dirigió hacia la enfermería. Una vez llegado a esta llamó por cortesía aunque no se paró a ser recibido sino que abrió él mismo la puerta.

Como poseído por una extraña sensación, el vello de sus brazos se erizó y notó como su corazón se encogía ante aquel fuerte aroma de fresas y vainilla que envolvía la enfermería haciéndolo un lugar mucho más dulce de lo que recordaba.

 Tanto Hoseok como el chico que yacía en la cama miraron con actitud consternada hacia la puerta donde por autorreflejo volvió a cerrarse sin abrir palabra alguna.

Jungkook podía sentir cómo unas perlas de sudor decoraban su frente y se le intensificaba la respiración sin saber por qué. Al otro lado de la puerta alguien trató de abrir y Jungkook apretó los dedos en el pomo impidiéndole. No sabía qué era esa sensación y no sabía si estaba preparado para volver a sentirla. Sin embargo Hoseok pudo acabar abriendo y le dejó expuesto ante los ojos de aquel Omega que no conocía pero le hacía temblar el pulso. 

Antes de que el Beta pudiera preguntar por su reacción, Jungkook soltó el pomo y dio un par de pasos hacia atrás. 

  — Lo siento, tengo que irme. 

[Jikook] Betting EverythingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora