어디에서 왔는지

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Abrió sus ojos aunque el cuerpo le pedía más descanso, pero su lobo le quería alerta. Se descubrió en una superficie suave, y mientras se aclimataba a unos rayos de luz traicioneros que golpeaban sus aún medio cerrados ojos, decidió juzgar por su olfato. Olía a alguien, aquel olor le resultaba algo familiar aunque no llegaba a entender por qué, no era un olor que asociara a una cara y mucho menos le ayudó la voz, que parecía contenta de verle moverse.

  — ¿Oh? Pero si el bello durmiente se ha despertado.

El chirrido de la silla coincidió con que el pequeño Omega recuperara su vista, teniendo ante él a un apuesto chico, con una sonrisa más grande de lo que pensaba que pudiera ser una. Sin embargo no fue hasta que no unió su mirada a la de él, que supo por qué ese olor le era reconocido. Aquel chico era el último lobo que vio antes de que todo se volviera negro.

Su cuerpo quiso incorporarse rápidamente ante un peligro desconocido, pero su costado chilló en agonía ante el movimiento inesperado y le obligó a retroceder con un gemido de espanto de vuelta a la cama. En lo que el chico desconocido se acercaba a una mesa camilla con vasos y una jarra de agua con cubitos de hielo, alzó la voz todo lo que podía, llevándose una mano a su costado, notando ahora que estaba vendado y posiblemente rotas sus costillas al dolerle hasta respirar. 

  — ¿Quién...quién eres...dónde estoy...?

Tranquilo...- Alzó las manos, cargando aún el vaso y la jarra cuando hizo aquel gesto — Nadie va a hacerte daño...Me llamo Hoseok y estás en Sanctum... puede que no lo conozcas porque es una zona pequeña, pero tenemos un bonito lago, te encontré allí —  A medida que este hablaba, Jimin recordó la escena en el bosque, con él saciando su sed en un lago y descubriendo a un lobo ante él. 

Inconscientemente su cuerpo se relajó un poco, y el chico ajeno estiró su mano para ofrecerle el vaso de agua. 

  — ¿Por qué me has traído aquí?

¿Por qué no iba a hacerlo? Estabas herido, necesitabas ayuda.— Volvió a estirar el brazo, haciendo hincapié en que tomara el vaso. Reticente, lo cogió para beber de este al sentirse tan sediento. —  Llevas dormido dos días y medio, bebe despacio, tendrás aún la garganta cerrada.

Jimin bebió tan rápido como le era posible, y después tendió el vaso pidiendo más. El llamado Hoseok no tardó en entender el gesto y volcó nuevamente el contenido de la jarra en su vaso.

—  Y dime... 

Jimin. 

...Jimin...¿Cómo llegaste a nuestro lago?

Los dedos de Jimin tamborilearon en el cristal frío de su vaso, concediéndose unos segundos para pensar en su respuesta mientras bebía.

Yo...— El mero hecho de hablar de ello le hizo temblar hasta la voz, apretando los dedos en el vaso.

Está bien, no tienes por qué contarlo ahora, ¿Mh? Pero voy a necesitar que hables con Namjoon... Él es nuestro Alfa, ya verás,  te va a gustar mucho, es muy buen Alfa, ¿Mh? Pero le gusta saber quién entra en nuestras tierras.

Hoseok dejó escapar una sonrisa mientras hablaba sobre su Alfa, sabía que no le quedaba más remedio. Le habían recogido, mantenido con vida y vendado cada una de sus heridas. Les debía eso al menos, una charla con Namjoon. Jimin asintió levemente y Hoseok volvió a mostrar su sonrisa kilométrica, dejando la jarra en la mesa camilla a sus pies.

  — En seguida vuelvo, si necesitas algo, Jin está detrás...es quien te ha cuidado estos días. 

Y sin más explicaciones, salió del cuarto, dejándole a solas con sus pensamientos.

No pasaron muchos minutos hasta que el silencio de la habitación se rompió con unas llamadas a su puerta. Tras un escueto ''Adelante'' seguido de un gruñido pues había vuelto a intentar ponerse en pie, se abrió la puerta del lugar y tras el rostro ya conocido de Hoseok, entró un chico con aspecto más duro. El nombre de Namjoon le volvió a cruzar por la cabeza, y ya estaba pensando que la descripción de Hoseok no era la adecuada cuando de pronto el Alfa le dedicó una sonrisa tontorrona y llena de un cariño innato a todo ser viviente. Incluso a él que no le conocía. Jimin se quedó descolocado con aquella vista mientras ambos chicos tomaban asiento, Hoseok al borde de sus pies y Namjoon en la única silla de la habitación. 

  — Espero que te encuentres mejor, Jin estará contento si le dedicas un gracias después...pero no he venido a hablar de eso, ¿Verdad? Mi nombre es Kim Namjoon y soy el Alfa de esta manada, ¿Puedo saber a qué manada perteneces, Jimin?

La familiaridad en el trato de aquél Alfa era algo nuevo para él, no mencionó que quería que le trataran de Usted, no regañó a Hoseok por estar sentado en la cama mientras movía las piernas atendiendo a la conversación y su forma de hablar no era autoritaria.

Ya no pertenezco a ninguna.— Su voz, llena de odio se dejó asomar antes de que tratara de arreglarlo carraspeando la garganta. Ninguno de los dos chicos pasaron por alto aquel gesto.

¿Te fuiste o te echaron? Sé que puede ser duro, pero entiende que tengo gente de la cual encargarme, Jimin. 

Me fui, para no volver. Nunca sentí que fuera mi manada.

¿Y esos arañazos, Jimin, de quién son?

De ellos. Ellos sí que creían que eran mi manada. 

La conversación no iba a ir a más, Namjoon lo supo, Hoseok lo supo y Jimin lo sabía mejor que ninguno. Se habían portado bien, pero no quería hablar sobre su pasado, no ahora mismo.

Está bien...ya veo que no vamos a saber quién son ellos, puedes quedarte hasta que te recuperes, luego ya decidirás si quieres quedarte más o no. Mientras tanto que te recuperes será nuestra prioridad, ya irás conociendo al resto de la manada.

Namjoon se levantó, aún con esa peculiar sonrisa en los labios y le hizo un gesto a Hoseok, el cual se levantó tras él para que ambos salieran de la habitación, dejándolo a solas con sus pensamientos mientras miraba por la ventana.  

[Jikook] Betting EverythingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora