Capítulo 23

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Si viviese en el mundo de los Juegos del Hambre, podría ser perfectamente Katniss porque, al día siguiente de haber robado el ordenador de Liam, la suerte estuvo de mi parte.

Quedé con Jannis 20 minutos antes en la puerta del instituto para dejar a Liam su ordenador en la taquilla. Por lo visto, las series de televisión servían para algo porque, entre las dos, conseguimos averiguar la combinación de su taquilla con la oreja pegada a ella. Dejamos el ordenador y nos fuimos a preparar las cosas de la clase que nos tocaba con toda la parsimonia del mundo pues nos habían sobrado como 10 minutos.

–Hola, señoritas. –Dijo Cody cuando llegó a nosotras. –¿Conseguistéis lo que queríais?

Jannis y yo nos miramos recordando lo que había en el ordenador de Liam. No sé cómo pero conseguimos comunicarnos a través de la mirada.

–Sí. Lo borramos todo y tenemos material de primera. –Respondió Jannis.

–¿Y no habéis encontrado nada comprometido? Seguro que tenía porno donde el actor principal era Mario Bros. –Jannis y yo volvimos a mirarnos. Me mordí el labio para no reírme y ella hizo lo mismo. Cody nos miró con una ceja levantada. –¿Qué me estáis ocultando? ¿Y por qué os estáis riendo? ¿No me jodas que he acertado con lo del porno del Mario Bros? ¿Cada vez que la metía le daban una vida? ¿O para pasarse el juego se tenía que tirar a Bowser?

–Pero... ¿Se puede saber qué piensas tú cuando estás jugando a Mario Bros? –Pregunté horrorizada. –Ahora no voy a poder matar a Bowser sin imaginarle diciendo 'Pero solo con condón'.

–Dicen que si le pegas el SIDA te dan el doble de las monedas que ya tenías.

–¿Y sabes cómo puedo conseguir que me lo peguen?

–Peach tiene el secreto entre las piernas.

–¡Parad de joderme la infancia! –Gritó  Jannis. –Tenéis una mente tenebrosa.

–¿Perdona? –Dijimos Cody y yo al unísono. Nos miramos y nos empezamos a reír. Si hablábamos de mentes tenebrosas, Jannis se llevaría el primer premio por manipuladora y creadora de planes horribles. Íbamos a irnos a clase cuando algo nos paró en seco e hizo que toda la gente mirase al altavoz que estaba en esa parte del pasillo.

Jannis Mikaelson e Ivanna Mulligan. Acudan a mi despacho inmediatamente.

Era otra vez la voz del director. Las dos nos miramos. Yo ya estaba oliendo la expulsión del instituto desde allí. Nos despedimos de Cody y fuimos al despacho rápidamente. Allí ya estaba Liam Cooper con cara de mal humor. El director nos ofreció sentarnos en las otras dos sillas que estaban libres.

Después de haber indagado a fondo en su ordenador, no podía verle de la misma forma. Ese hombre era un acosador de mi mejor amigo. Además, le había visto su cosa fea de ahí abajo. Os prometo que eso tenía forma de seta. Por aquel entonces, no había visto un pene en mi vida, pero tenía claro que el suyo no era normal. Por lo menos, era bastante diferente al que habíamos estudiado en biología.

–Señoritas Mikaelson y Mulligan. Aquí, vuestro compañero, dice que le robastéis el ordenador portátil. –Empezó diciendo el director mirándonos seriamente a través de los cristales de sus gafas. –Un hurto es un delito muy grave.

–Nosotras no hemos sido, pero... ¿Qué hay del bullying y el acoso? –Pregunté entrecerrando los ojos. –Creo que también es muy grave.

–Sí. Es muy grave y algo que no se tolera en nuestro centro, al igual que el hurto. –Intenté no reírme en su cara porque durante años, se habían estado metiendo conmigo en los pasillos y nadie había hecho nada. – Pero... ¿Qué tiene que ver eso con lo que estamos hablando, Mulligan?

Mi Pequeña VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora