—Hola—saludé con una enorme sonrisa en mis labios.
—Hola Harry. —respondió mientras caminaba hacia su habitación, sin mirarme a los ojos en ningún momento.
— ¿Cómo has estado? Parecen meses desde que no hablamos.
Ella se detuvo enfrente a la puerta de su habitación y lentamente se dio vuelta para decirme.
—Bien. ¿Y tú?
—Igual. Te veo mucho con Zack últimamente, ustedes están saliendo ¿verdad?
— ¿Qué pasa si estamos saliendo?—sus cejas se unieron en una fina línea, su expresión era totalmente seria.
—Yo solo me estoy preocupando por ti ____________, soy tu mejor amigo. Prometí cuidar de ti.
—Será mejor que no vuelvas a hacer promesas que no puedes cumplir, Mejor amigo. —su tono de voz era amargo.
— ¿Promesas que no pueda cumplir? He cuidado de ti desde que llegamos a Nueva York, siempre lo he hecho. No me puedes decir que no. Todas las promesas que te hago, las cumplo _____________.
—Prometiste estar siempre ahí para mi, Harry, dijiste que estaría conmigo cada noche que tenga pesadillas. ¿Qué estuviste haciendo la última noche? ¿Hablando con tu novia?
Pesadillas. No, no, no. Ella tuvo una pesadilla, y no estuve ahí para ella. Probablemente eso explica porque en este momento su mirada solo me trasmite odio. Ella viró los ojos y sonrió.
— ¿Sabes qué? Olvídalo. No eres nada mío. No tengo derecho a decirte todo lo que te estoy diciendo.
La puerta de su habitación se cerró de un fuerte golpe dejándome con la mente en blanco. No podía ni siquiera moverme. Le había fallado, no había estado con ella es el momento en el que ella más débil y sola se sentía: en sus pesadillas.
Flashback.
— ¿Qué estas haciendo aquí en mi habitación, Harry?—preguntó Bubbles cubriendo su pequeño rostro con sus mantas.
—Te oí llorar, salí por la ventana de mi habitación y entré por tu ventana.
— ¿Cómo me oíste llorar?—preguntó ahora sonrojada.
—Esto, ¿recuerdas?—señalé los parlantes de bebé que habíamos comprado con nuestros ahorros, pensamos que eran walkie talkies, cuando se los mostramos a nuestras mamás ambas se rieron de lo “adorable” que éramos al habernos confundido.
—Tengo miedo, Harry. No quiero volver a dormir. —sollozó.
— Esta bien, Bubbles. Voy a quedarme contigo.
— ¿Y tu mamá? Si mi papá viene…no quiero que te vea, Harry.
—Somos un equipo, ¿recuerdas? Me iré mañana temprano. Además nos quedaremos despiertos hasta que estés más tranquila.
— ¿Qué haremos en todo ese tiempo?
—Contaremos todas las estrellas del cielo por tu ventana si es necesario. No te voy a dejar nunca sola, Bubbles.
— ¿Lo prometes?—dijo mostrándome su pequeño dedo meñique.
—Lo prometo. —dije entrelazándolo con el mío.
Narra____________:
—Odio las sorpresas, Zack. ¿Cómo no sé que me estas llevando a un acantilado?
—Tal vez porque no hay acantilados en Nueva York. —respondió riéndose.
— ¿Dónde me llevas? ¿Ya dije que odio las sorpresas?
—Como 999 veces antes de que lleguemos aquí. No te desesperes, ya vamos a llegar.
Zack se detuvo. Lo supe en el momento en el que me atrapó fuertemente con sus brazos.
— ¿Estas lista?—susurró en mi oído.
—Desde hace miles de años. —respondí riéndome.
Las manos de Zack bajaron, permitiéndome ver donde estábamos. Una hermosa mesa estaba enfrente a un lago, la mesa estaba alumbrada con un fino candelabro que tenía tres velas en él. Todo era tan elegante, y yo estaba en…jeans.
—Pudiste decirme que veníamos aquí. Es hermoso, Zack.
—Y ya no seria una sorpresa. Además con esos jeans te ves hermosa.
Zack tomó mi mano, ambos caminamos hasta la mesa. Él me ayudo con mi silla, y después se sentó.
—Yo cociné así que…
— ¿Sabes cocinar? Esos es asombroso.
—Gracias. Aunque lo único que se hacer es pasta, así que adivina que vamos a comer.
—No lose, ¿tal vez pasta?
—Eres una genio.
La comida ya estaba servida, así que ambos comenzamos a comer apenas nos sentamos. Zack tomó la botella de vino en sus manos, y sirvió un poco en cada copa de cristal, cuando termino volvió a su lugar.
— ¿Esto no es solo porque quieres ser mi amigo, verdad?
—Yo no quiero ser solo tu amigo, quiero más que eso.
—No tengo novio desde hace mucho tiempo, no se como funciona esto. Pero realmente me gusta, Zack.
—Yo nunca he conocido una chica con la que quiera salir enserio.
—Eres tan cursi, Zack. —dije riéndome.
—Trataba de ser lindo, gracias.
—Ya eres lindo. Y me gusta el chico rudo y divertido, no el cursi.
—Rudo y divertido, anotado.
—Entonces… ¿estamos saliendo de verdad, de verdad?
—Estamos saliendo de verdad, de verdad. —dijo dando un suave beso en mi mano derecha.
Continuara…