La leyenda del Rey Hiryuu era conocida por todo Kouka y Yona era la reencarnación del Dragón Rojo. Precisa de la ayuda de los dragones y va en su búsqueda. Los encuentra, pero sin esperarlo se tropezarán con una chica casi idéntica en apariencia a l...
Todos estaban sorprendidos por lo sucedido. ¿Cómo podía ser que Akane hubiera vuelto a ser una niña? No había explicación alguna. De mientras que todos meditaban, observaban con semblante serio como la pequeña corría y se paseaba por cada rincón de la estancia. Parecía que no solo había cambiado físicamente, ya que a parte su personalidad se había vuelto infantil y despreocupada. Se paró frente al dragón azul y dijo:
- Shin-Ah-onii-chan, ¿me podrías enseñar tus ojos? Nunca los he visto y tengo curiosidad - el peliazul negó y la niña hizo un pequeño puchero con lágrimas en los ojos, comenzando a llorar.
- Vaya, Seiryuu, has hecho llorar a la pequeña Akane - dijo Jae-Ha tomando a Akane.
- No la cojas - dijo Kija quitando a Akane de los brazos de Jae-Ha.
Al final todo terminó con la discusión entre los dragones blanco y verde.
- Son muy ruidosos - susurró Akane tapando sus oidos.
- ¿Y de quién es la culpa? - preguntó Hak retóricamente.
- Tuya - respondió instantáneamente la niña provocando el enfado del pelinegro. Yona lo cogió del brazo suplicando que no la matara.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Vaya así que la señorita Akane era de meterse en líos de pequeña.
- Yo soy una niña buena, solo quería ver los ojos de mi onii-chan - se justificó la pequeña pelirroja.
- ¿Y si te llevo a darte una vuelta por la aldea, olvidarás la idea? - preguntó Zeno.
- Puede que me lo piense - contestó con una sonrisa traviesa Akane - Yoon-onii-chan, acompáñanos - pidió ahora con ojos tiernos para que no pudiera negarse. Al verla, el castaño se sonrojó ligeramente y asintió con un simple vale.
El paseo no había sido tan buena idea como creían. Akane era una niña muy activa que se iba donde quería sin preguntar antes. Yoon tenía que ir pendiente de que no se perdiera y ésta tarea se dificultaba ya que Zeno era igual que un niño, así que era como cuidar de dos niños a la vez.
- Yoon-kun, mira un puesto de onigiris, ¿me compras una? - preguntó un feliz Zeno señalando el puesto.
- No, y no me distraigas estoy vigilando a Akane - dijo girándose en dirección a dónde estaba antes la niña pero no encontró el característico cabello rojo de Akane. Solo veía niños y niñas con cabellos más comunes pero ninguno pelirrojo - Oh no, ¿dónde se habrá metido Akane?
Akane corría por las afueras del pueblo sin fijarse por donde iba. Tropezó con la rama de un árbol y calló al suelo raspando sus rodillas. Entonces comenzó a llorar al darse cuenta de que estaba perdida. Caminó sin rumbo hasta que escuchó el sonido de una cascada. Caminó desesperada para poder beber un poco de agua.
Se agachó a tomar un poco de agua y vió su reflejo en el agua. Nunca le gustó el color de su pelo. Los niños se metían con ella llamándola cabeza tomate.