Capítulo 19

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Shin-Ah tomó a la chica inconsciente entre sus brazos y puso rumbo al hostal en el que se hospedaban.

Akane se despertó aún en los brazos del Dragón Azul, pero se sentía tan cómoda y tranquila que no quería que ese momento terminara. Miró el rostro de Shin-Ah y recordó sus ojos. Esos orbes color ámbar que a su parecer nunca le podrían dañar.

- Akane - la llamó el dueño de los ojos de dragón.

- Shin-Ah, gracias por cuidarme y llevarme, aunque ya puedo andar por mi misma - dijo Akane sonriendo al peliazul.

- No - respondió instantáneamente Shin-Ah.

- ¿Qué? - preguntó la pelirroja.

- Quiero que este momento dure más - contestó Shin-Ah enterneciendo a Akane, la cual no rechistó.

No era común que el peliazul interactuara con tanta fluidez, pero algo, no sabía el qué, hacía que se sintiera cómodo con la pelirroja. Y aunque parezca egoísta, quería que ese momento durase eternamente, para tenerla para él solo. Que ningún otro dragón u hombre se acercara a ella. Quería protegerla de cualquier mal que la acechara y que nunca dejara de sonreír como lo hacía en ese momento, porque sonreía de cierta forma que le transmitía paz.

Shin-Ah continuó su camino hacia donde se hospedaban. Al llegar todos estaban en la puerta con rostros de angustia que cambiaron de expresión a una de felicidad al ver a Akane en los brazos del Dragón Azul, aunque este sentimiento se desvaneció del resto de dragones y de Yoon siendo sustituido por celos.

Cuando ya la pelirroja tocó el suelo con sus pies, lo primero que hizo fue hacer una reverencia y pedir perdón a todos por su comportamiento.

- No hace falta que te disculpes señorita Akane, gracias a esto, le hemos conocido un poco más - dijo Zeno abrazando a Akane sorprendiendo a todos los presentes.

- ¿Pero no era Jae-Ha el pervertido del grupo? - preguntó divertido Hak, mirando al resto de varones del grupo sabiendo que todos estaban enfurecidos por el acercamiento del Dragón Amarillo a su querida pelirroja.

- ¿Pero no era Jae-Ha el pervertido del grupo? - preguntó divertido Hak, mirando al resto de varones del grupo sabiendo que todos estaban enfurecidos por el acercamiento del Dragón Amarillo a su querida pelirroja

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- ¡Hak! - lo riñó Yona.

- Hai, hai - contestó él con tono de burla.

Yona comenzó a dar suaves golpes con los puños a Hak. Esto llamó la atención del resto del grupo que rieron al ver la escena de la pareja.

- Ahora debemos poner rumbo a la siguiente aldea - dijo Yona al dejar de golpear a la Bestia del Trueno.

Todos asintieron y como había dicho la pelirroja, se pusieron en camino. Caminaban tranquilamente cuando se cruzaron con un grupo de soldados que iban en dirección contraria. Para evitar la lucha intentaron pasar desapercibidos. Yona y Akane agarraron con firmeza sus capuchas para que sus cabelleras carmesí no pudieran ser vistas.

La otra reencarnación [Akatsuki No Yona]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora