Al sueño...¡Adiós!

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El plan acordado era reunirse en casa de la soñolienta Sweet para disfrutar un poco sobre la hazaña realizada en clases; era la primera vez en 2 años, que Sweet había hecho tal fechoría sin sentir al menos una pizca de temor ante las consecuencias que podía causarle.

Pero Susane y Diego decodificaron el mensaje de forma defectuosa y no solo se presentaron con bebida y comida a la casa de la adorable Sweet: llevaron un comando de 25 personas que sin autorización alguna, quitaron sus prendas y se abalanzaron sobre el agua tranquila de la piscina. Sweet observó la escena y volvió su mirada a los autores del hecho.

-Espero puedan explicar muy bien, qué carajos es esto - Insinuaba Sweet con los lentes de sol empapado  por el agua.

-Oye, no creímos que fuera mala idea. Somos un grupo y el grupo está junto en esto.-Exclamó Diego.

-Además son seres inofensivos.-Comenta Susane mientras veía el comportamiento de seres irracionales que despedazaban galletas de mermelada en el agua para después comerla.- Bueno, casi.

-Pues bien, lo que si quiero que sepan es que tendrán que recoger todo lo que estos 'seres inofensivos' puedan tirar sobre el suelo de mi casa.-Sentenció.

Luego de varias horas de historias y jugarretas, Diego se acerca a Sweet y le invita a bailar una pieza de rock n' roll sobre el césped de la casa. Ella acepta sonriente.

-No sabía que podías bailar así de bien-Comenta Diego.

-Yo tampoco.-Exclama Sweet mientras acelera sus pies al ritmo de la canción.

-Me gustan tus ojos marrones.-Halaga Diego mientras da una voltereta.

-Me agradan tus mejillas rosadas.-Responde a la brevedad, acomodando sus lentes.

-¿Practicas algún deporte?-Pregunta él mientras sacude la cadera.

-Practicaba Tenis en la cancha central de Minds.-Responde animada por la música Sweet.

-Yo practiqué tenis en ese misma cancha.- Replica.- Pareciera que de una forma u otra el destino trata de juntarnos.-Añade Diego.

-El destino no existe- Carcajea Sweet.-Es solo un pretexto del que hablan los débiles cuando las cosas deseadas se van y no hacen nada para detenerlo.-Afianza ella.

-¿Cómo le llamas a este momento en el que bailamos, después de tantos años de cortejo, de mi parte, claro? - Pregunta Diego.

-Simple suceso.-Le responde. Son cosas básicas de la vida- Susurra ella.

-¿Disculpa?-Pregunta Diego a la vez, al no escuchar claramente lo que su adversaria añadió.

-No es nada, descuida.-Finaliza Sweet.

Y la música se apaga como por arte de magia. Ella corre sobre él, da una vuelta al rededor de su cuerpo para luego sostenerse del cuello adverso con sus muslos atrofiados despidiendo la cabeza hasta el piso. Susane enloquece en medio del triunfal acabado, lanzando consignas al aire.

'' ¡Sweet como presidenta del club de estudiantes! ¡Wohoooo! ¡Yeah, Yeah!''

Sweet la ignora totalmente y se dirige a la mesa de tragos, donde toma varios shoot sin mediar palabras, pensar en oraciones o pedir permiso. Se acerca a Diego, mientras este estaba concentrado en su celular y lo empuja suavemente del hombro.

-Quiero que vengas con Susane mañana para hacer la tarea de inglés. A las 4 pm-Invita Sweet.

-¿Estás segura? ¿Quieres que venga? -Pregunta asombrado Diego.

-Claro que está segura.-Recalca Susane que escuchaba con cautela cerca de la piscina.

La fiesta se convirtió en un encuentro de risas ante la evidente presencia de alcohol. Todo lo que pronunciaba el grupo, incluida Susane, era simplemente una incoherencia del tamaño de la catedral de Minds (alta y férrea).

-No es por nada, chicos pero creo que es hora de que nos vayamos.-Sugiere Susane cuando las nubes grisáceas empezaban a posarse sobre ellos.

Eran las 6 de la tarde y el día fue una ocasión perfecta para que el grupo pudiera afianzar aun más su relación y otros como Sweet y Diego, la establecieran de manera satisfactoria. Diego besa a Sweet en la frente, le da una rosa acalorada y triste por la permanencia en el morral y junto a Susane se van entre gritos.

 Sweet se sienta a reposar sobre una de las butacas de la piscina y recuerda lo que había pedido a los chicos: Recoger el desastre. Pero no se percató sino un tiempo después en el que 'el grupo' estaba la suficientemente alejado como para no escuchar sus gritos de desesperada y regresar.

El cielo desfilaba luces por doquier y Sweet se sentía incapaz de concebir el sueño. Si bien había tomado durante el día, se definía al instante como una mujer en perfecto uso de sus facultades pero no para limpiar, si de eso se trataba, la facultad se perdía. Tomó el teléfono colocado a su mano izquierda y ojeó 2 mensajes en el día, su creador: Andrew. El primero para desear buenos día y el segundo, recalcar su  normal sentimiento de pensarla y extrañarla.

Sweet decide marcarle al celular.

-¿Hola? - Saluda ella.

-Hola, ¿como has estado?- Interroga él.

-Estoy en casa justo ahora. Estuve con varios amigos hoy en la piscina.- Explica ella.

-Te escucho un poco ¿tomada, tal vez? - Le dice él.

-No lo suficiente para tener resaca mañana, al menos- Recalca ella

-¿Qué harás hoy por la noche? -Pregunta él.

-Debo recoger el desastre que flota sobre la piscina, el césped, las butacas.-Responde Sweet.

-¿Puedo ayudarte?-Promueve él.

-¡Qué vergüenza! de ninguna manera.- Responde ella.

-No debes avergonzarte, eres joven aún para hacer todo lo que haces. ¿Cuando puedo pasar por tu casa?- Insiste Andrew.

-Pues si insistes, justo ahora. Antes de que las nubes empiecen a despedir el agua contenida-Exclama Sweet.

La rapidez de Andrew al volante era impresionante. Capaz de llegar al sitio con puntualidad sin importar qué, estaba siempre un pie adelante. Suenan ligeros golpes sobre puerta del patio trasero.

-¿Quien es? - Pregunta Sweet.

-Un mal hombre que está buscando de usted -Exclama Andrew. Le haré daño si me abre-Enfatiza él.

Sweet sonríe y le obsequia un abrazo de esos capaces de poner en orden  cualquier maravilloso desastre.

-Pensé de pronto, no vendrías ya que no recibí respuesta alguna después de enviarte la dirección. -Exclama Sweet.

-No perdería nunca, la posibilidad de estar contigo. Aun cuando vivieras lejos de la ciudad, te buscaría-Afirma Andrew.

Sweet se sonroja y de inmediato gira el sentido de la conversa.

-Creo que deberíamos empezar por aquí.-Sugiere señalando la piscina.-Como yo tengo bañador ahora y no quiero que estropees tu traje de oficina , volveré al agua y recolectarás en la bolsa los desperdicios que tome con la malla.-Expone Sweet.

-Yo no tengo problema en lanzarme al agua para ayudarte.-Refuerza Andrew.

Pero Sweet no quería permitirlo. ¿Cómo querría permitir que Andrew entrara al agua con un traje de finos trazos, de color tenue, con sublimes detalles en las mangas y la corbata verde  intenso? Ademas estaba segura de que el agua afianzaría aun más la tela sobre sus brazos gruesos, despeinaría su cabello a la altura de cuello y sus ojos indescriptibles estarían más cerca de ella como su voz ronca de sensual armonía. No, definitivamente no quería permitirlo.

-Olvida la idea, por favor. Hace mucho frío.-Finalizó ella.


Estrategia para quedarmeWhere stories live. Discover now