Capter 3

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       Entrando al salón de clases, pude notar que todos me observaban con miradas curiosas, mostrando su indiscreción sin problema alguno. Excepto un chico de cabellera rubia ceniza que mantenía toda su atención hacia la ventana.

       En ese momento de incomodidad, no pude evitar pensar en cuanto me gustaría que todas las personas que me observaban, pretendieran que yo no estaba ahí. Justo ahora, la idea de ser invisible no sonaba tan mal, pues me avergonzaba, y me ponía nervioso que me miraran tan detenidamente.

       Entendía que lo hacían porque era mi primer día en esta escuela, más eso no le quitaba la incomodidad que sentía; simplemente me hacían sentir más nervioso de lo normal.

       Durante la clase, me vi forzado sentarme junto a aquel chico rubio que se encontraba distraído. Nadie me dirigió la palabra, ni siquiera el tutor de la materia. Por mí, eso estaba perfecto.

       Incluso el otro muchacho se había mantenido en silencio, sin siquiera cruzar miradas conmigo. O eso fue hasta que el timbre sonó, señalando que ahora era hora del receso.


       Solté un suspiro relajado, dispuesto a guardar mis útiles escolares cuando repentinamente siento un golpe venir de detrás de mi silla. Me quedé inmóvil, sin tener la más mínima idea sobre qué debería de hacer.

       Yo sabía que aquel golpe había sido ocasionado por una patada, más temía que al voltearme, estuviera causando un alboroto. No quería meterme en problemas en mi primer día de clases en una escuela nueva. Eso no es lo que tengo planeado.

       – Oi, – Aquella voz ronca provenía del chico quien se sentaba junto a mí. Sí, ese mismo rubio, con quien tan agradecido estaba yo por haberme ignorado.

       La etapa de agradecimiento había vencido.

       – ¿Tú eres el chico nuevo?

       A pesar del nerviosismo que sentía, lo último que quería, era verme como un cobarde. Es sería una muy mala primera impresión como estudiante nuevo, por lo que me forcé a subir la vista de apoco en poco hasta el chico, hasta finalmente topar sus ojos con los míos.

       Su mirada era verdaderamente penetrante y tenebrosa. En ella se reflejaban distintas emociones, todas al mismo tiempo, sería complicado intentar leerle a primera instancia. Sus iris eran un color carmesí profundo que me erizaban la piel; el chico era apuesto de facciones finas, y una cutis de apariencia sana y suave. Pero... ¿por qué rayos estoy pensando en esto justo ahora?

       – S- Sí. ¿Eso qué tiene? – Finalmente contesté.

       Al contrario de la suya, mi voz sonaba patética, incluso para mis propios oídos. Cualquiera podía darse cuenta de lo nervioso que un chico de mirada penetrante podía ponerme. Ridículo.

🌸 Dolor 🌸         Katsudeku || omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora