Espejo de vuelta

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-¿Qué haces tú aquí, Deline?

-Estoy aquí desde que te fuiste de casa.

-Pero pensé que estabas muerta.

-¿Muerta? Mírame. Estoy mejor que nunca.

Esto debía de ser una broma. Si ella estaba aquí y no está muerta como pensé que lo estaría, entonces, ¿qué pasó con Alex?

-Tenemos muchas cosas de qué hablar. Y creo que sería mejor que- la tomé de hombros.

-¿Qué pasó con Alex?- pregunté desesperada- ¿Y mamá?

-Atenea, debes calmarte- dijo preocupada-. Escucha. Te puedo explicar todo pero necesito que te calmes- trató de consolarme. Puso sus manos en mis mejillas para que solo me centrara en ella.

Fui calmando mi respiración e incluso me sujeté de mi hermana gemela que no había visto hace mucho tiempo, pero ahí me di cuenta de que Deline nunca me ha llamado por mi nombre. Ni siquiera cuando las cosas estaban mal. Lo que significa que no es ella. Entonces, ¿quién es? Mi supuesta hermana me abrazó y comenzó a acariciar mi cabello.

-Todo va a estar bien-dijo con un tono suave mientras me acariciaba. 

-¿Sabes cual es la primera mentira de este mundo?- dije elevando mi temperatura. 

-¿Mm?

-Que todo estará bien- la empujé para que me soltara, callo al suelo y agarré su cuello-. ¿Quién demonios eres?- le grité.

Comenzó a reírse malévolamente. 

-¿Qué eres?- le grité.

-Pobrecita- dijo una voz femenina a mis espaldas. Voltee y Alex estaba ahí.

-Alex- dije con desprecio. 

-También te extrañe, hermanita- dijo poniendo su mano en la mejilla-. Sabes, hubiera sido encantador que te quedaras en el clan o que vieras a nuestra madre ahogándose en su propia sangre- suspiró-. Verla así fue un alivio, incluso me excitó. 

-No te preocupes, cariño- dijo otra voz que estaba en frente de mí. Pude sentir como en mis ojos se formaban lagunas. Esa voz no era cualquiera. Voltee lentamente.

-¿Madre?- dije con voz temblorosa.

-Así es cariño. Tranquila- dijo pasando una de sus frías manos por mi mejilla, limpiando mis lagrimas-. Tan solo debes saber que- salía sangre de sus ojos- todo esto es algo que tú hiciste. ¡Es tu culpa!- gritó. Sangraba de la boca, nariz, ojos y oídos. Su piel se tornaba oscura, sus uñas crecían, parecía un demonio. Atrapó mis mejillas con ambas manos. Trate de zafarme pero Deline, que estaba justo debajo de mí, me tomo los brazos y enredó con sus piernas mi cuerpo. Deline tenia el mismo aspecto que mi madre. 

-¡Suéltame, Deline!- su cuerpo se volvió como el de una serpiente y mi madre estaba hasta los huesos. Trate de usar la poca fuerza que tenia para intentar salir del embrollo, pero fue inútil. Podía oír la risa malévola de Alex.

-Deja que te absorba, la culpa, el dolor, la sangre. ¡Sí, todo!- me abrazó de espaldas-. Acéptalo, perdiste. No puedes hacer nada, no eres nada.

Su respiración me erizó la piel. Tenia de frente a mi madre, exhalar fuego no era algo que quería hacer. Sin embargo no me dejaron opción. Exhale todo el fuego que pude y comencé a transformarme, era la única forma de hacerme mas fuerte que ellas. Mi piel comenzó a volverse escamas y algunos huesos comenzaron a crujir. Lancé a mi madre contra el muro y bañé a Deline en fuego. Saque de mi espalda a Alex con mis alas. Mi cola comenzó a salir y mi madre se aventó hacia ella. Mi tamaño todavía no superaba el estrecho pasillo en el que me encontraba. Rugí y golpee a mi madre contra el muro con mi cola. La ira se apoderaba de mí. Fui hacia a ella dispuesta a aplastar su cráneo. Definitivamente no era yo. Me sentí como el verdadero monstruo que soy, el fenómeno que todos odiaban, exactamente ese monstruo. Tomé su cráneo y comencé a presionar. Incluso me sentí feliz cuando comencé a presionar. Debía de tener una sonrisa asquerosa en mi cara.

-¡Atenea, basta!- escuche detrás de mí. Su voz era distinta pero el aspecto era el mismo, Alex. Miré con cautela el cuerpo de mi madre, la tome del cráneo y la aventé. No me importó donde o como cayera, solo quería ver la sangre de Alex en mis garras.

-¡Soy yo!- dijo Alex- ¡Detente!- me gritó. Yo solo quería su cabeza desprendida de su cuerpo. Corrí hacia ella en mis cuatro patas y salte sobre ella. El sonido de su cuerpo contra el suelo me emocionó. Quería más, mucho mas. Atrapé sus brazos entre mis garras y cuando gritó mi cuerpo pidió mas. Su muerte iba a saciarme. Seguí apretando para escuchar sus gritos.

-Detente- dijo.

Le grite en la cara, abrí mi mandíbula lo mas que pude. Exhale y todo el humo que tenia cayo en ella.

-Es una ilusión- dijo-. Tu puedes con esto. Responde, Atenea.

Mi vista se nubló y pude ver a quien realmente estaba atacando. A Jake. Lo solté rápidamente al ver su rostro. Comencé a temblar y retrocedí. Casi lo mato y ni siquiera se defendió. Mire hacia los lados, estaba totalmente confundida. Esto no podía estar pasando. Él se enderezó y comenzó a ver sus heridas, estaban fatales. Yo había hecho eso. Lo mas horroroso fue que lo disfruté.

-Esta bien. No te tienes que alejar- dijo acercando su mano. Tocó mi frente y la acarició-. Charlotte casi mata a Allan así que no eres la única que casi mata a su aliado- rió por lo bajo. 

Me acerque y lamí su brazo. No quería que siguiera sangrando así que cure sus heridas mas graves con mi saliva. Al menos, pude curar sus brazos. Deshice mi transformación y las pocas telas que quedaban en mi cuerpo me cubrieron. 

Sentí un nudo en la garganta.

-¿Por qué no te defendiste?- pregunté con el dolor tan insoportable en mi garganta.

-No podía hacer que te calmaras haciendo que te enojaras mas- dijo con tono serio-. Ademas no creo que pudiera herirte- rió por lo bajo y acaricio mi cabello, el cual debía ser un desastre.

Esa única caricia fue suficiente para hacerme llorar. Casi lo mato y él esta como si nada. Lo abracé y él no se sorprendió ni me rechazó. Solo correspondió a mi abrazo. No me sueltes, era lo único en lo que podía pensar. 

-Oye, te dije que mirar era gratis pero tocar te iba a costar- dijo burlón.

Reí un poco y con dificultad, me dolía la garganta. No podía perderlo nada mas así y menos por mí misma. 

-Lo siento- logre articular. 

-¿Qué dijiste? Creo que no te escuché- bromeó-. Vamos a ver esa cara- me tomo del mentón y me hizo mirarlo. Desvíe la mirada lo mas rápido que pude. No podía verlo a los ojos y menos así-. Parece que peleaste con Canelo Álvarez sin defenderte. Lavaremos esa carita llena de mocos y lagrimas y luego a comer. ¿Te parece?

Asentí con la cabeza. Pasó su mano por mi hombro y no me soltó. Me sentí protegida, por primera vez en mi vida.

Los Siete Pecados CapitalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora