Salí de la cabaña a tomar un poco de aire fresco. Di unos cuantos pasos fuera de la cabaña, no estaba tan lejos de ella, y me detuve a contemplar el cielo. Estaba hermoso, la brisa de la noche era perfecta para alzar vuelo. Sostuve mi mano en el aire como si con eso fuese a alcanzar aquel cielo estrellado que me deleitaba. Me adentré mas en el bosque, lo suficiente como para todavía tener la vista de la cabaña. El frío aun no lo sentía, pero sabia que si el fuego no me estuviese consumiendo, estuviera temblando. Me escondí en unos arbustos y dejé mis prendas allí.
Una vez sin ellas, comencé a transformarme. Mis huesos crujían mientras me transformaba. Parecía asqueroso, pero para mí era como música. Mi piel humana se desvaneció y y dejo a relucir lo que realmente soy. Siendo casi de tres metros, estiré mis alas. Quería sentir la brisa bajo éstas y tocar ese cielo que tanto me esperaba esa noche. Una vez acabé de contemplar el cielo era hora de tocarlo y volar en él. No esperé mas y emprendí vuelo. Volé lo mas alto que pude. Agité tanto mis alas como para cansarme, pero no me cansaba. Todavía seguía molesta con todo. Con mi hermana, mi clan, Casio, mi pecado y yo.
Seguí agitando las alas hasta que estuve mas allá de las nubes. Contemple ese pedazo de cielo que me estaban prestando y me dejé caer. La brisa golpeaba contra mi rostro mientras caía en picada. Me tentó expulsar algo de fuego de mis pulmones, sin embargo, no era una gran idea. Cuando vi los arboles del bosque abrí mis alas y pase por arriba de estos. Luego de alejarme tanto de la cabaña volé de vuelta a donde estaban mis cosas. Cuando llegué me encontré con orgullo. Genial. Qué emoción. Éste se encontraba de brazos cruzados. Tenia una mirada intensa como si verme volar fuese algo prohibido.
-No deberías volar. Podrías decirle al enemigo nuestra posición-dijo seco.
Exhale. El vapor que salió de mis fosas nasales casi lo alcanza. Lo mire de reojo y me pare detrás de los arbustos. Cuando comencé a deshacer mi transformación recordé que él estaba ahí para traerme a la realidad, la realidad que no quiero aceptar. Por un momento me sentí libre, sin problemas, ataduras, nada. Me vestí tan rápido como pude, tenia a orgullo ahí y no quería que me viera. Ya me bastó con Jake. Cuando terminé salí de mi escondite y lo vi. Se encontraba viendo aquel cielo que yo había abrazado con mis alas y sentido con el viento.
-¿Pasó algo?- pregunté. Éste desvío la mirada hacia mí y volvió a mirar el cielo.
-¿Qué tan alto pudiste volar?-preguntó. Eso me sorprendió y sonreí.
-Lo suficiente como para perder un poco el aliento-dije mirando otra vez el cielo.
-Ya veo. Por cierto, soy Allan-dice apenas volteando.
-Atenea.
-Tu bestia es increíble.
-Eh gracias.
Creo que se supone que diga gracias, ¿no?
-Volvamos-ordenó.
-Sí-respondí casi cabizbaja.
Caminamos de vuelta a la cabaña. Cuando llegamos me fui directamente a mi habitación. Cerré la puerta, me recosté de ésta, cerré los ojos y suspire.
-¿Por qué suspiras tanto? Yo no te he quitado el aliento- dijo Jake. Había olvidado que compartía cuarto con él y tenia que ser precisamente él.
-Ja. Ja. Que gracioso. ¿Podrías salirte de la cama? Estoy segura de habías dicho que dormirías en el sofá- le recordé.
-Sí y, ¿que tal tu vuelo?
-Mi ¿qué?
-Por favor. No es difícil ver un dragón de casi tres metros volando por ahí. Tendría que estar ciego para no verlo.
-Lamentablemente no lo estas.
-Auch. De verdad que me dolió sabes-dijo llevando su mano al pecho.
-Que bueno. Fuera de mi cama-ordené.
-¿Y qué tal orgullo?
-¿Qué tanto viste?
-Lo suficiente como para decir que no deberías estar con él a solas.
-¿Me vas a proteger ahora?-pregunte mientras me acercaba a la cama.
-Quizás. Escucha aprecio que le hayas lanzado fuego para defenderme o lo que sea, pero que sea orgullo no quiere decir que puedas confiar en él.
-¿Y en ti si puedo?-desafié. Jake se levantó de la cama y me miró. Frunció el ceño y suspiró.
-No, princesa. Tampoco confíes en mí-dijo con una sonrisa débil.
Solo vi como se volteaba al otro lado de la habitación para acostarse en aquel sofá donde apenas y cabía. Sus palabras resonaban en mis oídos. Si no podía confiar en él, entonces estaba sola en aquella habitación. No quería quedarme ahí, inmóvil ante sus palabras así que busqué ropa para dormir y me cambie en el baño. Esta había sido la semana mas horrifica de mi vida. Me mandan a matar al Padre de los Siete Pecados Capitales, mi madre fallece a manos de mi hermana mayor, Jake me ataca en el baño de un avión, me encontré con Casio, casi inicio una pelea entre pecados y ahora Jake me recuerda lo sola que estoy en este mundo. La única persona que me veía diferente ya no existe en este mundo. No me quedaba nada mas que problemas y enfrentarlos iba a ser una pesadilla total.
Salí del baño y Jake estaba tirado en el sofá. No volví a mirar en su dirección y me fui a la cama. Mi mente estuvo vagando por horas. No podía dormirme. Mis ojos me gritaban sueño y era lo menos que conseguía. Decidí ver un rato el paisaje por la ventana y vi una silueta al lado en un árbol. Me dio escalofríos, no sabia si estaba loca o si lo que veía era real. Por primera vez en mucho tiempo sentí algo de miedo y se me aguaron los ojos. Luego de ver la silueta y espantarme, fui como loca a despertar a Jake.
-¡Jake! ¡Hay una cosa rara afuera!
-Agh. Debe ser un animal. Vuelve a dormir-dijo tapando su rostro con la sabana.
-Los animales no tienen forma humana. Muévete-dije empujando su cuerpo para que se levantara.
-Si no hay nada vamos a tener problemas-dijo y se levantó.
-Estaba justo al lado de ese árbol-señalé.
-Ahí no hay nada. Solo fue tu imaginación.
-Pero yo lo vi. Estaba ahí hace unos segundos.
-Estaba, tiempo pasado.
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Los Siete Pecados Capitales
DobrodružnéEn la actualidad existen magos. Unos se hacen llamar brujos y otros hechiceros. Existen 7 clanes de magos: Storni, Danzeia, Atripodes, Ermas, Ruol, Tezna y Yameia. Cada 50 años nace un fenómeno o mejor conocido como maldito. Estos no pueden usar mag...